CONSEJERO DELEGADO DE BCN TECH CITY

Miquel Martí: "No es malo que vengan a comprar 'start-ups' catalanas"

Barcelona Tech City es más que una asociación de empresas tecnológicas: lo que comenzó como un proyecto de emprendedores del sector se ha convertido en una pieza clave del ecosistema que ha conseguido atraer a empresas e inversores de todo el mundo a Barcelona.

Miquel Martí, consejero delegado de Barcelona Tech City.

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OLGA GRAU: Empezaron el proyecto en plena crisis. ¿Cómo nació la idea?

MIQUEL MARTÍ: Todo surge en una visita del alcalde Xavier Trias a Letsbonus en el 2011 o 2012. El alcalde vio a 300 personas trabajando, gente joven, presencia internacional... Miguel Vicente le contó que en Barcelona no solo estaban ellos, sino que había otras empresas, y que los consejeros delegados pensaban que se debía consolidar como un hub.

O. G.: ¿Cómo contribuyó el alcalde?

M. M.:Se puso en contacto con Barcelona Activa y se montó un think tank con el ecosistema, y acabó derivando en un decálogo: adaptación a los marcos fiscales, atracción de talento, conexión con las universidades... y la constitución de la asociación. Es decir, nuestro relato actual está muy basado en aquel decálogo. Se firmó un convenio, con una pequeña aportación de unos 30.000 euros en dos años, y el clúster se fundó oficialmente en mayo del 2013.

O. G.: ¿Se hubiese podido crear algo similar en el marco actual?

M. M.:Ahora es difícil, pero la voluntad está ahí. Es más complicado porque no hay interlocutor, pero nosotros seguimos trabajando muy bien con la gente más técnica, tanto de la Generalitat como del ayuntamiento. Trabajamos mucho la parte de start-ups y de la internacionalización, y en este caso puedo decir que el funcionamiento es óptimo.

JOSEP M. BERENGUERAS: Primero fueron clúster de e-commerce...

M. M.:La propuesta inicial estaba muy basada en el sector digital, pero la vocación era cambiar la palabra digital por tecnología. Hay un gran potencial en investigación, y en algún momento la famosa transferencia podrá contribuir a hacer aún más fuerte el conjunto del hub.

O. G.: ¿En qué punto está la asociación en la actualidad?

M. M.:Estamos en un momento muy bueno. Hemos sobrepasado los 500 asociados, que representan al menos a 600 empresas. A nivel de partners tenemos un panel óptimo con casi 40: Mobile World Capital Barcelona, Telefónica, Seat, Gas Natural, Esade, Rousaud Costas Duran, BeRepublic, Seur... Somos un lugar donde las start-ups reciben ayuda para mejorar sus proyectos y desarrollamos actividades y contenidos junto a los socios. Además, en julio del 2016 inauguramos el Pier 01, y en este tiempo hemos pivotado el modelo inicial debido a la demanda de las corporaciones: en vez de abrir una gran cafetería, hemos dado espacio al Metropolis Lab de Seat, porque si no lo hubiésemos hecho, se habría ido a Berlín; y al Payment Innovation Hub (CaixaBank, Samsung, Visa, Global Payments y Arval). El edificio está consolidado, trabajan más de 1.000 personas y hemos recibido a más de 1.000 visitas. No hay nadie que tenga interés en el sector tecnológico y que cuando pase por Barcelona no visite el Pier 01. Nuestra voluntad es seguir creciendo: tenemos demanda para llenar otro Pier.

AGUSTÍ SALA: ¿Dónde crecerán?

M. M.:Nuestro socio natural es el Port de Barcelona. Estudiamos varias posibilidades. Tenemos que ser capaces de dar una respuesta satisfactoria a cualquier pequeña o gran corporación que venga. Intentaremos crecer por la zona, nuestra prioridad es el Museu d'Història de Catalunya, pero estamos mirando otras opciones. No descartamos trabajar en el modelo de un campus urbano: sedes específicas por sectores en otras zonas. Las start-ups pagan 11-12 euros por metro cuadrado, un poco más que la mitad del mercado.

J. M. B.: ¿Afecta a la negociación para lograr el museo no tener Govern?

M. M.:Sí. Teníamos las conversaciones bastante orientadas, y ahora con el 155 no tenemos con quién hablar, pero podemos esperar. Tenemos una gran relación con Madrid, y no es ningún secreto decir que nos han venido de València, Sevilla, Madrid y Galicia a pedir ayuda para montar algo similar. Si te copian es que haces las cosas bien. Aquí el ecosistema es muy grande, no es ni comparable con otras zonas como Madrid.

O. G.: ¿Contemplan también salir al área metropolitana?

M. M.:Sí, puede llegar a pasar, hemos tenido alguna conversación. El plan es tener un crecimiento orgánico, con nuevas corporaciones, y ya llegará cuando contemos con otros espacios más allá de la ciudad de Barcelona. En cualquier caso, la marca Barcelona es muy potente.

O. G.: ¿Se está aprovechando el potencial de Barcelona?

M. M.:Todo es mejorable. Ha habido un gran empujón: la Mobile World Capital y el 4YFN han ayudado a que el ecosistema se consolide, mejore y crezca. A nivel de impacto internacional, recibimos peticiones de inversores y empresas que quieren instalarse o invertir. ¿Nos faltan cosas? Sí. Por ejemplo, conectar más con las universidades, hacer llegar la tecnología a los ciudadanos y los temas regulatorios: que un Airbnb o un Uber encuentren diálogo con los sectores tradicionales. En Ámsterdam, Londres, Nueva York o San Francisco, puedes coger un taxi, un Uber u otros servicios. ¿Quieres jugar la liga de las ciudades mundiales? Debes tener los elementos necesarios para poderla jugar. Tenemos muy buenos Iniestas y algún Messi. Necesitamos más Messis, es decir, nuestro nivel será mejor subiendo el nivel de los actores locales y atrayendo a empresas de fuera potentes.

A. S.: ¿Qué ha pasado con los cambios de sede de empresas por el procés?

M. M.:Si medimos la actividad, nosotros no es que hayamos mantenido la linealidad, sino que hemos tenido un crecimiento de preguntas de gente de fuera que quiere instalarse en Barcelona. Los inversores siguen habiendo consultas para saber si pueden invertir en Barcelona. Es economía, nosotros nos mantenemos neutros en política.

O. G.: Cuando una multinacional quiere venir, ¿pregunta si hay estabilidad por el procés?

M. M.:No. Cero. Hemos tenido muchas menos preguntas de las que me esperaba. Las grandes corporaciones tienen tendencia a ir a Madrid. Nosotros hablamos de innovación y start-ups. Esto va de una mesa, un ordenador y un lugar en el que trabajar cómodo. La parte de inversión es más miedosa, y en esos casos sí que había más preguntas. Alguna compañía ha movido la sede, las rondas que se tenían que cerrar se cerraron, algunas rondas en estado inicial se pararon... Pero Barcelona sigue siendo una ciudad muy atractiva.

O. G.: ¿Habrá unicornios (firmas valoradas en 1.000 millones)?

M. M.:Ahora mismo hay dos unicornios en España: Cabify y Letgo, esta última en el Pier. No me preocupa mucho. Lo que sí importa son los exits (ventas de compañías), y en eso estamos creciendo. No es malo que vengan a comprar start-ups catalanas: parte del dinero que reciben los emprendedores lo invierten en otras empresas y también en crear nuevas start-ups. Además, salen muchos emprendedores de las grandes corporaciones. Yo mismo soy el Estevet, vengo de una empresa familiar y me marché para iniciar proyectos al ver que allí me aburriría. Aún no somos suficiente maduros para entender que la microempresa catalana sería mucho más fuerte si tuviese capacidad de fusionarse.

O.G.: ¿Y el potencial del Mobile World Congress se ha aprovechado?

M. M.:Se ha hecho muy buen trabajo. Creo que no es bueno que haya cambio de director cada año y medio... es mejor la estabilidad y continuidad. Pero sí, el ecosistema ha sacado provecho de las iniciativas, como lo demuestra el éxito del 4YFN. Se están haciendo bien las cosas, por ejemplo Atómico dice que somos la tercera ciudad de Europa elegida por los emprendedores para empezar su negocio y la cuarta ciudad en inversión de Europa.

J. M. B,: ¿El 5GBarcelona puede ser otro Mobile?

M. M.:Es una oportunidad. No existe smart city sin 5G, e incluso vamos algo tarde: hay que hacer un trabajo ingente, no solo en el Pier, donde estará el hub del 5G, sino que la ciudad deberá tener las infraestructuras pertinentes. Si queremos ser smart city, la apuesta debe ser muy fuerte en este ámbito. Hay cosas que deben pasar por encima de la política, que no deberían estar en duda en función de los ciclos políticos. Pero es que vienen más cambios: blockchain, inteligencia artificial, robótica... Hay que preguntarse si estamos preparados para todo ello, replantearse cosas. Por ejemplo, yo defiendo que hay que hacer una aproximación más importante entre la ingeniería y las humanidades.