Información inteligente

La inteligencia artificial introduce cambios sustanciales que permiten transformar las prácticas del negocio inmobiliario. Es ya una herramienta al uso, como la realidad virtual o la aumentada

VISITA EN 3D. Unas gafas y una aplicación permiten modificar la realidad en una visita a una vivienda.

VISITA EN 3D. Unas gafas y una aplicación permiten modificar la realidad en una visita a una vivienda.

MAX JIMÉNEZ BOTÍAS / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El efecto de las nuevas tecnologías en el sector inmobiliario ya es incuestionable, pese a que éste, en opinión de Damià Garcia Priu, de la consultora en inteligencia artificial Restb.ai, ha sido tradicionalmente poco permeable a los grandes cambios. Sin embargo, la inteligencia artificial aporta ya un cambio evidente en las relaciones comerciales del sector en diferentes ámbitos.

Anticipación de la conducta del comprador. Muchos estudios demuestran que un gran número de personas que buscan vivienda no están seguros de lo que realmente están buscando. Pero cuando visitan las páginas web de los portales dejan muchos indicadores a partir de su interacción con cada anuncio. Muestran patrones de búsqueda y cómo visualizan las imágenes de los anuncios.  La inteligencia artificial facilita la tecnología de análisis y comprensión de imágenes que permiten la segmentación precisa de los clientes y una posterior personalización de la oferta.

Cierre de ventas. El ciclo de venta de una vivienda suele ser más largo que en otros negocios y muchas de las interacciones del cliente se realizan por teléfono. Es posible diseñar una red neuronal capaz de analizar los tonos de voz, tipo de llamada y contenido de la misma. A partir de estudio masivo del comportamiento de los compradores en millones de llamadas podría predecirse el resultado de la transacción al seguir cada llamada y proponer ajustes durante el ciclo para cerrar antes la venta.

Estimación de precios. Los precios de los inmuebles se ven influenciados por muchos factores, como la localidad, barrio, los acabados interiores y exteriores, calidad de la obra y otros. Con la inteligencia artificial es factible diseñar una red neuronal que aprenda y construya un modelo predictivo de precios y tendencias a partir del análisis constante de los millones de datos que se publican cada día en todos los portales y otras fuentes públicas.

La interacción con los 'bots'. Los usuarios de las páginas webs de los portales inmobiliarios pueden interactuar con los denominados chatbots bots. La relación puede ser verbal o por escrito con un agente virtual inteligente que es capaz de comprender y contestar correctamente a las preguntas que se le formulan y, además, ejecutar acciones en base a la conversación mantenida con el usuario. Esa interacción puede permitir concertar una cita, fijar una visita, facilitar información sobre  los inmuebles y otras interacciones básicas de los agentes que consumen tiempo y no aportan valor.

La visita virtual. Al margen de la inteligencia artificial. La realidad virtual y la realidad aumentada ya ofrecen la posibilidad de que el posible cliente visite las viviendas comercializadas sin necesidad de desplazarse al lugar con un conocimiento detallado del inmueble -ya construido o   diseñado sobre plano-, ya que en las visitas virtuales se genera un efecto  que no pasa ni con el video ni con la fotografía tradicional. La manera  interactiva de navegar por el piso es lo que más se parece a haber estado. Si se ha recorrido el piso en 360 grados, una vez allí se tiene la sensación de haber estado en ese espacio y conocerlo.

La realidad aumentada. Es un paso más. Con el casco de realidad aumentada puedes realizar la visita del piso directamente in situ. Permite realizar cambios de escenario. Si al visitante no le gusta el suelo, puede modificarlo por parquet . Puede cambiar los colores de las paredes para hacerse una idea de cómo quedaría con los cambios o incluso cambiar los muebles o poner cortinas. De hecho es como un juego que le permite al comprador ajustar la realidad a su gusto.