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Biobot: riego inteligente para ahorrar costes
Biobot conecta el campo a internet y permite controlar la irrigación desde una aplicación para móviles
Abel Gilbert
Corresponsal en Buenos Aires
Especialista en América Latina y doctor en comunicación. Ha cubierto los principales acontecimientos políticos regionales durante las últimas dos décadas para El Periódico. Es autor de ocho libros, tres de ellos en colaboración, y se apresta a publicar otros dos.
Abel Gilbert
Biobot podría ser vista como el resultado del sentido común: el agua no debe desperdiciarse, y menos bajo las actuales circunstancias en las que el medio ambiente experimenta cambios amenazantes. El sentido común, algo que no suele prevalecer, es sin embargo el valor que en principio le permitió a la start-up fundada por Santiago Fux y Javier Morán en Buenos Aires (Argentina) alcanzar visibilidad y reconocimiento.
Fux, desarrollador de software, recuerda cómo surgió la iniciativa. Habían advertido poca eficiencia en el uso del agua y decidieron crear un sistema de controladores de riego que fuera capaz de conectarse a internet (gracias a la nube) y de ajustar los tiempos de operación según sus necesidades específicas. Un riego tradicional no tiene en cuenta los factores climáticos ni los del suelo. No se trata, a su criterio, de una información menor. A partir de la aplicación de Biobot, el usuario puede seguir en tiempo real qué está ocurriendo y configurar el trabajo de acuerdo a los requerimientos de cada momento.
Internet y sensores
Los datos del clima son obtenidos de la red y por sensores propios que miden el caudal, la humedad y temperatura ambiente y del suelo. Con esas referencias se puede determinar cuánta agua se necesita para para tener un balance hídrico continuo en el cultivo. El programa permite un ahorro de agua y productos químicos superior de hasta el 50%. También posibilita disminuir las horas de trabajo de mantenimiento preventivo y los materiales de reposición.
Fux y Morán eran compañeros en el último año de secundaria. La pasión por la ingeniería electrónica unió luego sus destinos. En el 2014 empezaron a idear el proyecto que terminó por tomar forma en Biobot. Los primeros pasos los dieron con un aporte de 9.000 euros del ministerio de Ciencia y Tecnología del Gobierno de la época. Los contratos iniciales estuvieron relacionados con parques, azoteas verdes y jardines verticales. Pero luego se ampliaron hacia zonas de cultivo frutihortícola, vitivinícola, hidropónico o de invernadero. Ya tienen varias decenas de clientes permanentes y otros para los que se han confeccionado aplicaciones específicas.
Ahora, Biobot piensa en soluciones logísticas más allá de los jardines y el agro. Expandirse en un país como Argentina, sumergido otra vez en una crisis económica de proporciones, obliga a buscar con mayor eficacia las ventanas de oportunidades. A la par, Biobot intenta hacer pie en la región. Perú, Ecuador y Chile se han interesado en sus sistemas integrales y la maleabilidad que ofrecen para cumplir con las necesidades de los clientes gracias a la tecnología. España, dijo Fux, ya se insinúa como un horizonte probable en el 2019.
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