TALENTO EMERGENTE

De soldador a 'influencer' de moda en el Berguedà

Marià Casals, también futbolista del Puig-Reig, tiene 23 años y más de 200.000 seguidores en Instagram

Marià Casals

Marià Casals / periodico

Albert Martínez

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Marià Casals tiene 23 años, vive en Barcelona y desde el pasado junio dejó su trabajo como soldador para poder dedicarse a tiempo completo a ser influencer en Instagram, donde cuenta con más de 224.000 seguidores. Además, también juega a fútbol en el CE Puig-Reig, en Tercera División catalana. 

Hace poco más de medio año, Casals trabajaba en el taller de su padre como soldador, y alternaba este trabajo con el de influencer en Instagram. "Cada vez me seguía más gente en las redes, y se me hacía muy difícil compaginarlo todo. Los horarios del trabajo eran exigentes, y yo notaba que el público me pedía más fotos", ha explicado a este diario.

El junio del 2017 decidió dejar la empresa familiar para lanzarse de cabeza al mundo de las redes. "Llegó un punto en el que hice una comparación y vi que el Instagram me estaba dando más dinero que mi trabajo como soldador", admite Casals. Comunicarle esta decisión a su familia no fue difícil: "Mi padre me dijo que me apoyaba y que cuando necesitara volver al taller, allí estaría".

Desde entonces se dedica única y exclusivamente a trabajar para diferentes marcas, que le pagan para que vista y enseñe sus productos en las fotos. Hasta ahora ha trabajado con DoritosNew BalanceSuperdry Puma, entre otras, y el próximo 15 de febrero se estrenará en la televisión un anuncio de Nocilla en el que ha colaborado.

Un trabajo comprometido

Aunque a primera vista parezca un trabajo relajado, Casals defiende que la suya es una ocupación muy exigente. "A veces me siento estresado por el hecho de vivir expuesto a las críticas diariamente. El trato con las marcas es muy bueno, pero vivir públicamente cansa", ha afirmado. 

Confiesa que alguna vez ha pensado que no le disgustaría volver al trabajo de soldador. "Tengo claro que la vida como influencer tiene data de caducidad, y que tarde o temprano tendré que volver allí donde empecé, pero cuando lo tenga que hacer lo haré contento y con la cabeza bien alta. Ese trabajo me gustaba, y me sentía muy cómodo", admite.

Casals dice que ha notado un cambio radical en su vida desde que aumentó su popularidad en Instagram. "Ahora voy por la calle y mucha gente me reconoce. Tengo seguidores de todas partes de España, del sur de América y de algunos países de Europa".

Las causas del triunfo

Ya desde que empezó haciéndose fotos de modo amateur, Casals no ha tenido nunca un modelo claro a seguir como influencer, pero sí que se ha dejado guiar por su representante, Manuel Carcelén. Comenzó a colaborar con él cuando alternaba los dos trabajos, y gracias a sus consejos creció como figura pública.

"Creo que para triunfar se necesita un poco de suerte, pero también cuenta el carácter personal y la naturalidadcarácter personalnaturalidad", opina Casals. Además, añade que aunque "algunos dirán que con ser guapo y cumplir con el estereotipo es suficiente, lo cierto es que el mundo de las redes va mucho más allá: tienes que ofrecer un contenido que se corresponda con las necesidades de tus seguidores". 

El fútbol: deporte y pasión

Desde pequeño, Marià Casals juega en el CE Puig-Reig, y ha seguido haciéndolo hasta llegar a tercera catalana. Aun así, cada vez se le hace más difícil asistir a los entrenamientos, y esto ha repercutido sobre sus minutos de juego. Pese a las dificultades, Casals reconoce que para él "es muy importante entrenar tanto como pueda, porque el fútbol ha sido algo con lo que he crecido. Allí desconecto del mundo y puedo ver a mis amigos".

Pero todo tiene su contrapartida. En las categorías donde juega Casals, el fútbol puede llegar a ser muy duro. "Depende de donde vayas te encuentras con equipos que juegan más a kárate que a otra cosa" dice en un tono irónico. Y añade: "a veces incluso te pueden aburrir el fútol, y esto es una pena".

Un vistazo al futuro

Desde que empezó a hacerse fotos en el Berguedà, la vida de Casals ha cambiado drásticamente. Ahora vive en Barcelona, porque es donde hay más eventos de presentación de productos de las marcas, y, por lo tanto, más trabajo. Aun así, percibe que el mercado en la capital catalana se le está haciendo pequeño, y cada día que pasa se plantea más irse a vivir a Madrid. "Tengo 23 años. Si hay algún momento para hacerlo, es ahora", admite.