Rosa Maria Cendón, de SICAR Cat: «Ayudamos a salir de un pozo como es la esclavitud»

Rosa Maria Cendón coordina el área de sensibilización e incidencia política de la congregración religiosa Adoratrices, responsables del programa SICAR Cat.

«Ayudamos a salir de un pozo como es la esclavitud»_MEDIA_1

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L. Benavides

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Rosa Maria Cendón trabaja para la congregación religiosa Adoratrices desde hace más de 20 años, y desde el 2002 coordina el programa SICAR Cat, nacido para ayudar específicamente a las mujeres víctimas de la trata de seres humanos con fines de explotación.

-¿SICAR? ¿Es un acrónimo?

-Mucha gente lo piensa , pero en realidad es un lugar que aparece en la Biblia, un pozo en el que confluían personas de diferentes culturas y estratos sociales. Nos pareció una buena metáfora de nuestra labor principal, pues ayudamos a mujeres con historias muy diferentes a salir de un pozo como es la esclavitud, no solo sexual.

-Pero SICAR Cat está centrado en mujeres víctimas de la explotación sexual.

-Sí. El programa nace en el 2002 para volver a los orígenes de Adoratrices, una congregación fundada en el siglo XIX cuyo principal cometido era luchar contra la esclavitud y, sobre todo, contra la trata de personas con fines sexuales. Con el tiempo, abrimos el abanico y ayudamos a mujeres con otras problemáticas, desde malos tratos en el ámbito familiar a adicciones.

-¿Porqué ese regreso a los orígenes?

-Coincide con un momento en el que las Naciones Unidas aprueban el Protocolo de Palermo, donde se equipara la trata de seres humanos como forma de esclavitud contemporánea. Eso conectaba con nuestra misión fundacional y comprendimos que los Estados no estaban ofreciendo una respuesta adecuada a las víctimas. Y claro, donde no llegan las Administraciones intentamos llegar nosotros, el Tercer Sector.

-Reciben subvenciones.

-Sí, recibimos ayudas del Ayuntamiento, de la Generalitat, de la Diputación, Ministerios y de Europa. También alguna aportación privada.

-¿Cual es el principal escollo para su trabajo diario? 

-Para empezar, existe cierta dispersión jurídica. Una misma problemática se aborda, según el caso, como un problema de extranjería, de crimen organizado e incluso como un problema de orden público. Estamos ante una grave violación de Derechos Humanos.

-¿Cómo consideran que debería tratarse?

-Debemos poner el foco en la víctima y, ante todo, restituir sus derechos. Son personas que han sido captadas y trasladadas mediante medios ilícitos como el uso de la violencia para finalmente ser explotadas. Son personas que pasan a ser objetos que se compran y venden y que generan un lucro a terceros.

-¿Qué podéis ofrecerles?

-Ofrecemos una atención integral para intentar cubrir todas sus necesidades: acogida y acompañamiento, alojamiento si lo solicitan o una ayuda económica para que puedan pagar el alquiler, atención jurídica y legal, asistencia psicosocial, inserción sociolaboral...

-¿A cuántas mujeres podéis acompañar anualmente? 

-Acompañamos los procesos de recuperación e integración de unas 120 mujeres al año. El 100% son nacionales de otros países.

-La mayoría de las mujeres viene derivadas de algún servicio municipal. 

-Sí, muchas vienen de entidades y servicios vinculado a su trabajo en contextos de prostitución como el SAS, cuando detectan indicios de explotación, pero también a través de los cuerpos policiales. Con los Mossos d'Esquadra tenemos un convenio de colaboración desde el 2012, ejemplar a nivel europeo, donde lo que más importa es la recuperación de la víctima.

-Pocas denuncian. Lógico. Tienen miedo.

-Sí, sobre todo porque nadie puede asegurar la protección de su familia en el país de origen. Es un tema muy complejo y requiere coordinación a escala internacional. 

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