Desde 1911

La cripta de la Almudena, panteón de la aristocracia y la burguesía madrileña

Carmen Franco adquirió en 1987 la sepultura donde la familia del dictador pretende inhumar sus restos

criptaalmudena

criptaalmudena / periodico

El Periódico / Agencias

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La cripta de la Almudena, a los pies de la catedral pero en un espacio totalmente independiente al que se accede por el lateral que da a la calle Mayor, ha sido panteón de la aristocracia y la burguesía madrileña desde 1911, pero ha cobrado protagonismo en los últimos días a raíz de que se conociera que los nietos de Francisco Franco la han elegido para trasladar los restos del dictador en el caso de que se lleve a cabo su exhumación del Valle de los Caídos.

Así lo apuntaron los familiares del dictador en el escrito de alegaciones que presentaron contra la exhumación, aunque todavía no se han puesto en contacto con el templo a propósito de un posible traslado.

Ajenos a estas circunstancias, los turistas siguen visitando con cuentagotas la cripta, donde se encuentran con folletos que la presentan como una de las criptas "más espectaculares de España", y que actualmente es la Parroquia de Santa María la Real de la Almudena.

La familia Franco dispone de una sepultura en la cripta de la catedral que podría albergar hasta cuatro cuerpos y que actualmente acoge las cenizas de la hija del dictador, Carmen Franco Polo, y de su marido, Cristóbal Martínez-Bordiú, marqués de Villaverde.

La sepultura la adquirió Carmen Franco en 1987, contribuyendo con la donación que realizó al último empujón de las obras de construcción del templo, que fue consagrado por el papa Juan Pablo II en 1993, como han explicado fuentes próximas a la parroquia.

Por su parte, Francisco Franco contribuyó, como todo el pueblo de Madrid, a la corona con la que la Virgen de la Almudena fue coronada solemnemente el 10 de noviembre de 1948, acto al que asistió como jefe del Estado, con las máximas autoridades eclesiásticas, militares y civiles de la nación, así como el Ayuntamiento en pleno de Madrid y representaciones extranjeras, siendo entonces obispo de Madrid-Alcalá Leopoldo Eijo y Garay, quien coronó a la imagen de la Virgen.

Estos días se pueden ver flores frescas sobre la losa de la sepultura de Carmen Franco (fallecida el 29 de diciembre del 2017) y de Cristóbal Martínez-Bordiú (fallecido el 4 de febrero de 1998), que se encuentra en una nave lateral del templo, cerca de la triple puerta con arcos de estilo medieval, casi al final del recorrido establecido por la cripta para visitarla.

La visita, para la que se solicita un donativo de 1 ó 2 euros para el mantenimiento y la iluminación de la cripta, permite observar sus 20 capillas, algunas con relieves de Benlliure y vidrieras de Jules Pierre Maumejean, en las que destacan sepulcros como el del arquitecto y alcalde de Madrid Primer Marqués de Cubas, quien levantó los planos originales de la catedral, aunque de ese proyecto originario solo se ha llevado a cabo la cripta, que comenzó a construirse en 1883 bajo el reinado de Alfonso XII.

La virgen pintada más antigua de Madrid

Entre las obras que alberga la cripta destaca la Virgen de la Flor de Lis, una pintura que data de 1085 de autor desconocido, pero que fue encargada por el rey mientras conquistaba Toledo para que los cristianos pudieran venerar a la Virgen que decían se encontraba escondida en algún sitio de la muralla. Es considerada la representación pictórica de la Virgen más antigua de Madrid.

De estilo neorrománico, la cripta cuenta con 400 columnas de gran tamaño, cuyos capiteles son todos diferentes, y se emplearon para su construcción unos 16.000 metros cúbicos de piedra traída de Portugal. El resultado es un estilo más suntuoso que el de la propia catedral, que finalmente siguió el proyecto encargado en 1944 a los arquitectos Fernando Chueca Goitia y Carlos Sidro.

Entre sepulcros, sepulturas y columbarios, hay enterradas unas 1.500 personas, que adquirieron las tumbas como contribución a la finalización de la catedral o, posteriormente, a su mantenimiento. Actualmente quedan disponibles unos pocos columbarios, que se pueden adquirir a un precio de en torno a los 10.000 euros. La donación de la familia Franco no ha trascendido.

Entre los enterrados hay un joven que murió en los atentados del 11 de marzo de 2004, tal y como reza su epitafio, así como marqueses, condes o príncipes, como los marqueses de Urquijo. Para enterrar un cuerpo en la cripta este tiene que estar embalsamado y dentro de una caja de zinc, y hay que contar con autorizaciones sanitarias.

Pese a que el Código de Derecho Canónico de 1983 establece que "no deben enterrarse cadáveres en las iglesias", a no ser que se trate del Romano Pontífice, de cardenales o de obispos, el mismo Código establece que "los derechos adquiridos, así como los privilegios hasta ahora concedidos por la Sede Apostólica, tanto a personas físicas como jurídicas, que estén en uso y no hayan sido revocados, permanecen intactos a no ser que sean revocados expresamente", de manera que la limitación no afectaría a la cripta de la Almudena, que nació en 1911 como cripta sepulcral.