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Gran dilema

La Lotería de Navidad, más cara: la petición de los loteros

Proponen que el precio del décimo se incremente en cinco euros, pasando a costar 25 euros

Décimos de la Lotería de Navidad.

Décimos de la Lotería de Navidad.

Pedro Sanjuán

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La Lotería de Navidad es mucho más que un sorteo; es un pilar de la cultura popular española, un ritual que une a familias, amigos y compañeros de trabajo cada 22 de diciembre. Sin embargo, detrás de la ilusión de "El Gordo", se gesta una creciente tensión que amenaza el modelo tradicional. Los administradores de loterías, representados por la Agrupación Nacional de Asociaciones Provinciales de Administradores de Loterías (ANAPAL), han lanzado un órdago a la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (SELAE): es hora de actualizar el sorteo más emblemático del país. Su propuesta es una reforma integral que incluye tres demandas clave: aumentar el precio del décimo de 20 a 25 euros, incrementar los premios de forma proporcional y equiparar sus comisiones con las del resto de sorteos del año.

Esta petición no es un capricho, sino una respuesta directa a una crisis de rentabilidad que, según afirman, pone en jaque la supervivencia de más de 4.100 administraciones. El contexto actual, marcado por la inflación y la digitalización, ha dejado obsoleta una estructura de precios y premios que lleva años sin modificarse. La propuesta busca, en esencia, adaptar una tradición centenaria a la realidad económica del siglo XXI, asegurando que tanto los jugadores como los vendedores vean recompensado su compromiso con el sorteo.

Una propuesta para modernizar premios y comisiones

El corazón de la reivindicación de los loteros se centra en una triple actualización. En primer lugar, proponen que el precio del décimo se incremente en cinco euros, pasando a costar 25 euros. Este aumento, argumentan, es fundamental para financiar las otras dos patas de su propuesta. La segunda es, quizás, la más atractiva para el público: un aumento sustancial de los premios. Concretamente, "El Gordo" pasaría de los 400.000 euros actuales a 500.000 euros por décimo. Este incremento se aplicaría de manera proporcional al resto de categorías de premios, haciendo que la recompensa por la suerte sea mucho más significativa y ajustada al coste de vida actual, un factor clave para mantener el atractivo del sorteo frente a la inflación.

La tercera demanda es de justicia interna: igualar las comisiones. Actualmente, por la venta de la Lotería de Navidad, los loteros perciben una comisión del 4,5%, un porcentaje inferior al 6% que reciben por el resto de los 102 sorteos que se celebran a lo largo del año. Esta disparidad es vista como un agravio, especialmente considerando que el sorteo navideño es el que más esfuerzo, inversión y trabajo les exige. Equiparar esta comisión no solo dignificaría su labor, sino que les proporcionaría un colchón financiero vital para su sostenibilidad.

La lucha por la supervivencia del punto de venta físico

Los datos que maneja ANAPAL pintan un panorama preocupante. Según sus encuestas, más de la mitad de los loteros (un 52,7%) ha visto cómo sus beneficios disminuían en los últimos tiempos. El principal culpable, señalado por un abrumador 91% de los administradores, son las comisiones insuficientes. Sin embargo, el problema es más profundo. La creciente popularidad de los canales digitales ha reducido el flujo de clientes en los puntos de venta físicos, erosionando una fuente de ingresos crucial. A esto se suman una carga administrativa que consideran excesiva y una sensación de falta de apoyo institucional por parte de SELAE.

La estabilidad que reporta un 40% de los loteros es, según la asociación, un espejismo que no refleja un equilibrio económico real, sino más bien una lucha constante por mantenerse a flote. La petición de modernizar el sorteo es, por tanto, un grito de auxilio del pequeño comercio, de las administraciones de barrio que son una parte esencial del folclore y la capilaridad de la Lotería de Navidad. Sin una reforma, advierten, el modelo tradicional corre el riesgo de desaparecer, absorbido por un entorno digital que no genera el mismo valor comunitario.

El impacto en el jugador y el futuro del sorteo

La propuesta de los loteros abre un debate crucial que ahora recae sobre SELAE. La decisión final deberá encontrar un delicado equilibrio. Por un lado, un aumento de precio podría generar rechazo inicial en el consumidor, acostumbrado a los 20 euros por décimo. Sin embargo, la promesa de premios considerablemente más altos podría actuar como un poderoso incentivo, renovando la ilusión y atrayendo incluso a nuevos jugadores. La pregunta es si el público estará dispuesto a pagar más a cambio de soñar más grande.

Para SELAE, el desafío es mayúsculo: debe proteger los intereses de su red de ventas, que es el motor del sorteo, sin descuidar la percepción del público ni los objetivos de recaudación del Estado. La decisión que se tome no solo afectará a las finanzas de miles de familias, sino que definirá el futuro del sorteo más querido de España. La encrucijada está planteada: mantener la tradición intacta y arriesgar la viabilidad de sus vendedores, o apostar por una modernización que, aunque controvertida, podría asegurar su prosperidad para las generaciones venideras.