Los Lakers de LeBron disparan su ilusión en el penúltimo umbral por el título de la NBA

Nadie se habría atrevido a apostar por los Lakers en la pelea por el anillo a principios de temporada, teniendo en cuenta la forma en la que iniciaron el campeonato: con 10 derrotas en los 12 primeros partidos. Es más, a finales de diciembre, el equipo californiano ocupaba el tercer puesto por la cola en el Oeste. Y, sin embargo, ahí están: codeándose en la final de conferencia con los intratables Denver Nuggets de Nikola Jokic, en un pulso que se iniciará en la madrugada de martes a miércoles (02.30 horas) y dentro del póquer de opciones para levantar el trofeo Larry O’Brien de campeón junto a los dos triunfadores del Este: Boston Celtics y Miami Heat.

LeBron, sin embargo, lo ha vuelto a hacer. A sus 38 años, en su vigésima temporada en la Liga, cuando muchos había descartado de la ecuación a los Lakers por las numerosas lesiones que ha condicionado a King James y también a Anthony Davis (53 partidos se han perdido entre los dos) y a la falta de química entre las dos estrellas del equipo y Russell Westbrook.

De repente, los Lakers funcionan como una máquina de precisión, sobre todo en el Crypto.com Arena, y se han convertido en el segundo mejor equipo defensivo de la competición para darle a  LeBron una nueva oportunidad de pelear por su quinto anillo (la misma cifra que logró Kobe Bryant, a uno de Michael Jordan) y hacer crecer su legado.

¿Es una opción real? Por la forma en la que están jugando los Lakers no hay que descartarla, por mucho que Denver se presente en la final del Oeste con las apuestas claramente a su favor y la ventaja de cancha en la eliminatoria al mejor de siete encuentros.

Mercado providencial

¿Qué ha cambiado en el equipo dirigido por Darvin Ham, exjugador temporal en Granada (1999) para que sus opciones se hayan disparado desde el fallido inicio de temporada?

Las operaciones realizadas por el manager general, Rob Pelinka en el mercado invernal han conseguido lo que parecía imposible: armar un equipo en torneo a LeBron y Davis. De la plantilla inicial han desaparecido Westbrook, Beverley, Toscano-Anderson,  Nunn, Thomas Bryant y Matt Ryan. En su lugar han llegado D'Angelo Russell, Rui Hachimura y Jarred Vanderbilt, y han cobrado protagonismo Austin Reaves, Dennis Schroder y Lonnie Walker para darle la fiabilidad al bloque que necesitaban.

Para los Nuggets la final del Oeste no solo es un enorme desafío. También en una enorme oportunidad de tomarse la revancha de la derrota ante los Lakers cuando se cruzaron en la final del Oeste en la 'burbuja' de 2020.

Los Nuggets cuentan con un Nikola Jokic que vive uno de los memores momentos de su carrera. “Es uno de los mejores pívots de la historia”, le reconoció Durant tras caer con los Suns en las semifinales. Sus números fueron asombrosos: un triple-doble con 34,5 puntos, 13,2 rebotes y 10,3 asistencias, y a su lado han dado un paso adelante Jamal Murray, Aaron Gordon o Michael Porter. En el pulso entre Jokic, imparable en ataque, y Anthony Davis, uno de los mejores defensores del campeonato, se decidirá, en buena parte, el desenlace del enfrentamiento.

Tatum contra Butler

Igual de incierta se presenta la final del Este entre los Celtics y los Heat, que se iniciará en la madrugada de miércoles a jueves (02.30 horas) y que será una repetición de la final vivida hace un año que cató del lado de Boston por un ajustado 4-3. 

Los Celtics, enganchados al talento de Jayson Tatum, que se fue hasta los 51 puntos en el decisivo encuentro frente a los Sixers (nuevo récord en un séptimo encuentro) van sobrados de recursos: Jayleen Brown, Marcus Smart, Al Horford,  Robert Williams.

Miami, que abrió la puerta de los ‘playoffs’ tras clasificarse como octavo a través del ‘playin’, también vive un momento plétorico enganchado a su estrella, necesitarán la mejor versión de Jimmy Butler que estuvo a nivel All Star en la serie ante los Milwaukee Bucks (37,6 puntos) para desafiar a los Celtics, pese a que Erik Spoelstra ha construido un bloque solidario en el que Bam Adebayo,  Max Strus o Gabe Vincent han dado un paso adelante, igual que lo han hecho veteranos como Kevin Love y Kyle Lowry.