ELECCIONES EN EEUU

Las estrellas del deporte ya no son apolíticas

Una generación de deportistas estadounidenses ha perdido el temor a alzar la voz, movilizada contra Trump y activada en muchos casos por el movimiento Black Lives Matter

Lebron James, Megan Rapinoe, Chris Paul y Colin Kapernick, cuatro deportistas cuyas voces ejercen liderazgo social

Lebron James, Megan Rapinoe, Chris Paul y Colin Kapernick, cuatro deportistas cuyas voces ejercen liderazgo social / periodico

Albert Guasch

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Cuando Los Angeles Lakers volvieron a ganar hace unas semanas el título de la NBA en la burbuja de Orlando, Donald Trump y sus acólitos tuvieron que hacer una mueca de disgusto. Más grandeza para Lebron James, más micrófonos captando sus palabras, más atención hacia sus mensajes. Lebron James ya hace tiempo que no habla solo de baloncesto. El número 1 del deporte de la canasta se ha convertido en una voz política constante. No necesariamente para aconsejar el voto por los demócratas.

James, que en las elecciones del 2016 apoyó explícitamente a Hillary Clinton, lleva tiempo esforzándose para movilizar el voto de la comunidad negra, fomentar el registro para votar, advertir contra la desinformación, y se ha erigido en el ejemplo más obvio de la generación de estrellas del deporte dispuestos a involucrarse en política y abandonar el tradicional silencio en la materia que ha predominado en EEUU y aún perdura en Europa.

James se ha organizado con otras figuras relevantes, del deporte y del entretenimiento en general, para organizar la campaña ‘More than a vote’. Han aportado fondos, han contratado a miles de personas y a la par han puesto en riesgo su imagen comercial en aras de galvanizar el voto de la comunidad negra. Ya se sabe que el activismo político no suele casar bien con las perspectivas ecuménicas de las grandes marcas.

Estrategas de campaña han percibido que los mensajes de los atletas llegan a comunidades inalcanzables para los políticos

"Sentimos que finalmente se nos escucha", dijo en una entrevista a The New York Times. Eso es precisamente lo que valoran los estrategas de campaña: allá donde no llegan los mensajes de Joe Biden o de aquellos congresistas que aspiran a un asiento en el Capitolio, llega en cambio lo que dicen Lebron, Chris Paul, Cam Jordan, Colin Kaepernick o Megan Rapinoe.

El altavoz de las redes sociales

El rol que en otros tiempos se reclamaba a cantautores protesta ha sido asumido en este ciclo electoral por los deportistas, que usan sin timidez sus redes sociales para lanzar soflamas a millones de seguidores. Hay estudios universitarios que constatan que su voz penetra y en particular en áreas donde la participación flojea.

Son tiempos en que la comunidad negra está particularmente movilizada contra la brutalidad policial a raíz de las muertes de George Floyd o Jacob Blake, entre otros. Pero una cosa es la rabia y otra verla transformada en voto. Y ahí es donde han entrado ‘More than a vote’ e iniciativas similares.

Hay cálculos políticos evidentes detrás: hace cuatro años la participación de la comunidad negra descendió por primera vez en décadas y en parte por eso Trump pudo anotarse estados que Barack Obama ganó en el 2008 y 2012. Las prospecciones de voto indican que Biden puede recuperar estados como Pensilvania, Carolina del Norte o Virginia si los afroamericanos votan al nivel que lo hicieron en el 2012.

Muchos deportistas se han entregado a la causa, en particular de la NBA y la NFL. Chris Paul, por ejemplo, registró para votar a todos sus compañeros de los Oklahoma Thunder. Los jugadores negros componen entre el 70% y el 75% de ambas ligas. La propiedad de las franquicias, en cambio, es un paisaje inmaculadamente blanco que, además, dona mayoritariamente su dinero a las campañas republicanas. Solo el 23% de los dólares donados por los dueños de las cuatro grandes ligas del deporte estadounidense fomentan el apoyo a candidatos demócratas.

El precedente de Kaepernick

El movimiento ‘Black Lives Matter’, en este sentido, ha activado a muchos deportistas hasta ahora callados, prudentes respecto a sus preferencias políticas, y se han atrevido a seguir la estela de Kaepernick, el quarterback que popularizó el gesto de hincar la rodilla durante el himno y pagó un precio caro por ello. Sigue sin equipo, años después, pese a tratarse de un mariscal muy bueno, algo que parece haberse olvidado.

Este año todos los jugadores de la NBA clavaron la rodilla en el parquet en la fase final de Orlando y se ganaron el desprecio de Trump. “La NBA se está convirtiendo en una herramienta política. Y es una pena porque están perdiendo todo interés y sus ratings caen en picado”, dijo.

Los jugadores llegaron a detener durante un par de días la competición tras la absolución de los responsables policiales de la muerte de Jacob Blake. Para acatar la reanudación, lograron el compromiso de que los pabellones de las franquicias se abrirían para el voto anticipado. Una respuesta a los intentos de Trump de obstaculizar la participación en persona o por correo.

Así que estos días se han visto colas de personas para depositar su voto en las afueras del Madison Square Garden de Nueva York o en el Spectrum Center de Charlotte. ¿Y quién es el dueño del equipo de esta última ciudad? El ilustre Michael Jordan, aquel que en sus días de esplendor dijo aquello, para justificar su actitud apolítica, de que “los republicanos también compran zapatillas”.

Lebron James ha galvanizado a otros estrellas del deporte y el entretenimiento para fomentar el registro de voto

El Jordan actual es otro. Ha firmado cheques por un total de 2,5 millones de dólares para incentivar el voto. "Entiendo que una de las principales formas de cambiar el racismo sistémico es en las urnas", dijo en un comunicado tras su donación. El cambio es tan relevante que un articulista de Político se atrevió a titular, a cuenta de su mejor heredero: “Kobe Bryant, la última superestrella apolítica”. Su temprano fallecimiento le privó de sumarse a la ola actual de agitación, teorizaba el opinador.

Obviar la visita a la Casa Blanca

No solo la división racial moviliza a los deportistas. Hay estrellas que llevan más tiempo posicionándose contra el establishment y la catadura moral que emana de la Casa Blanca. Entrenadores como Steve Kerr o Greg Popovich, cracks como Steve Curry o la citada Megan Rapinoe, y equipos enteros como los Philadelphia Eagles de la NFL, los Cleveland Cavaliers de la NBA u otros campeones se han negado sistemáticamente a la visita tradicional y de cortesía para una foto con el presidente de EEUU en el Rose Garden.

Este tipo de posicionamiento va más allá de Trump, que tiene también sus defensores entre deportistas, en particular de las artes marciales o las carreras de Nascar. Pero que esto impacta más allá de la carrera por la presidencia lo sabe bien Kelly Loeffler, senadora republicana por Georgia y copropietaria del Atlanta Dream, de la WNBA, la versión femenina de la NBA.

En una entrevista radiofónica disparó contra Black Lives Matter y su repercusión en la liga. En el siguiente partido, sus jugadoras y las del oponente de aquel día, las Phoenix Mercury, salieron a la cancha con camisetas negras de apoyo a su rival demócrata, líder de la iglesia baptista donde se oía en su momento la voz de Martin Luther King. El partido era televisado a escala nacional y desde ese día Loeffler pierde comba en las encuestas. “Un acontecimiento crucial de la campaña”, reconoció Raphael Warnock, el aspirante demócrata.

"Queremos un país mejor, queremos un cambio, ahora tenemos la oportunidad de hacerlo"

Lebron James

— Jugador de Los Angeles Lakers

Enfrentarse al presidente de EEUU, defender causas progresistas o marginales, significarse contra el himno, ha tenido a lo largo de la historia efectos perniciosos para muchos atletas. Antes que Kapernick existió Abdul Rauf, un estupendo base que en 1996 optaba por no levantarse durante el himno y sus servicios fueron rechazados sistemáticamente por todos los propietarios desde entonces; existió Craig Hodges, compañero de los Chicago Bulls campeones de Michael Jordan y recuerda recientemente en un libro todas sus penurias desde que entregó a George H. Bush un compendio de acciones a abordar contra la desigualdad racial. O existió Carlos Delgado, jugador de los Mets de béisbol que protestó por las guerras de Afganistán e Irak y acabó también abucheado y marginado. Son solo los casos recientes. Más atrás existieron Muhammad Ali, John Carlos y Tommie Smith o Kareem Abdul Jabbar, que se significaron y sufrieron diferentes tipos de reveses.

Ahora, mientras más deportistas alzan la voz, otros más pierden el miedo a seguirles. Lebron, como se ha dicho desde el principio, es de lo más audaces. “Hay muchos estadísticas. ¿Quién no votó? ¿Qué condados no lo hicieron? Esperemos llegar a ellos y educarles y hacerles ver lo importante que es este momento. No quiero pelearme con ese tipo (en referencia a Trump), pero queremos un país mejor, queremos un cambio. Siempre lo decimos, pero ahora tenemos la oportunidad de hacerlo".