AGRIA POLÉMICA CON CHINA

La NBA, entre la defensa de sus valores o el negocio

Un momento del partido de pretemporada en Tokio entre Toronto y Houston.

Un momento del partido de pretemporada en Tokio entre Toronto y Houston. / periodico

Adrián Foncillas

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Es aquello del aleteo de la mariposa y el tsunami: un tuit en Houston ha dejado a China sin NBA. Daryl Morey, gerente general de los Rockets, manifestó el viernes su apoyo a las protestas de Hong Kong y desató la previsible tormenta entre los aficionados chinos. Importó poco que Morey se disculpara, borrara el tuit y lo atribuyera a sus conocimientos gaseosos sobre el asunto. En estos tres días se han sucedido sesudos debates sobre la libertad de expresión con las previsibles diferencias a una y otra orilla del Pacífico.

La NBA ha quedado atrapada entre la defensa de sus valores y del negocio. Sus intentos de salvar ambos han desembocado en una actitud confusa que no ha contentado a nadie. En su primer comunicado en inglés lamentó que las opiniones de Morey hubieran ofendido a “tantos amigos y aficionados de China”. Y su versión en mandarín, en la que subrayó su “profunda decepción por los inapropiados comentarios”, fue desdeñada como una oprobiosa genuflexión.

Al comisionado de la NBA, Adam Silver, le tocaba hoy ordenar el discurso. Del ovillo con llamadas al respeto a la Historia china, recordatorios de la importancia del deporte para tender puentes y otras banalidades ha emergido finalmente algo parecido a una defensa de la libertad de expresión que ha descompuesto a las instituciones chinas. La televisión pública ha cancelado de inmediato las retransmisiones de la pretemporada sin aclarar si el veto continuará en la fase regular que empieza el 22 de octubre y ha amenazado con romper la colaboración con la NBA.

Ese derecho invocado por Silver, sostiene, no cubre los comentarios que violan la soberanía nacional y la estabilidad social. Tencent, la plataforma que emite los partidos por internet, se ha sumado al veto.  Un evento en una escuela de Shanghái en la que hoy iban a participar los Brooklyn Nets ha sido cancelado a última hora. Desde las redes se pide el boicoteo. La NBA es tóxica hoy en China.

Estrellas veneradas

Sus dirigentes afrontan un problema serio. China, primera potencia demográfica y segunda económica, es estratégica. Ningún deporte estadounidense compite con el baloncesto en un país con 600.000 pistas. Unos 300 millones de chinos practican el baloncesto y 800 millones (casi el triple de la población estadounidense) vieron algún partido de la NBA el pasado año. Sus estrellas son veneradas aquí: el público que había seguido con tibieza la final del reciente Mundial en Pekín rompió a aplaudir cuando apareció Kobe Bryant para entregar el MVP.

La NBA empezó a tender puentes con el gigante asiático tres décadas atrás, fundó en 2008 su brazo oficial en el país que cuenta ahora con varias sedes, ha invertido millones en la construcción y de pistas, regaló al principio derechos de retransmisión para fomentar la afición y envía a sus equipos en verano. Los ingresos por mercadotecnia y los de exhibición, ahora ya cobrados, compensan cualquier esfuerzo. La NBA acaba de extender por un lustro su acuerdo con Tencent por 1.500 millones de dólares, lo que supone el triple de la factura anterior y coloca a la tecnológica china como el mayor socio de la competición fuera de Estados Unidos.

La soberanía nacional

Ese imperio regado durante décadas se tambalea ahora. El fabricante de ropa Lining o el Banco de Desarrollo de Shanghái ya han roto sus contratos con los Rockets y la hemorragia amenaza con extenderse. Silver viajará mañana a Shanghái para explicar “el contexto de sus declaraciones” y calmar a los funcionarios chinos. “Soy realista y asumo que este asunto probablemente no acabará pronto”, ha avanzado.

El conflicto nace en la opuesta interpretación de lo que ocurre en Hong Kong: una heroica lucha por la libertad para unos y unos enquistados disturbios protagonizados por vándalos que agreden a chinos del continente y arrasan sus comercios para otros. Joe Tsai, propietario de los Nets y cofundador del gigante chino Alibaba, explicó esta semana por qué los chinos saltan cuando les pisan el callo de la soberanía nacional con alusiones a su doloroso siglo de colonialismo. Era previsible que, como cualquier voz sensata en tiempos fragorosos, fuera ignorada.