«Les Corts tiene historia y futuro, y es motor turístico»

Enrique Lacalle (Barcelona, 1950) tiene en sus manos uno de los grandes barómetros económicos de una ciudad: el valor del suelo. Desde 1997, Lacalle preside el comité ejecutivo del único salón inmobiliario profesional e internacional de España, el Barcelona Meeting Point. Está en contacto constante con aquellos que venden y compran trocitos de ciudades como Barcelona. Este barcelonés, enamorado de su ciudad, aplica a diario en su trabajo el viejo lema con el que Manuel Luque vendía envases de detergente Colón: «Busque, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo». A su alrededor, turistas, empresarios e inversores viajan, comparan y lo mejor que encuentran, lo compran.

Lacalle conoce los estímulos que despierta Barcelona en el mundo, y a él mismo. «Esta ciudad me apasiona. Barcelona es cada vez más potente y más símbolo», añade el vecino de Les Corts. «Las ferias triunfan si se hacen en ciudades a las que quien no ha ido quiere ir, y el que las conoce quiere volver a visitar y ese es el caso de Barcelona», dice Lacalle, satisfecho tras el balance de operaciones inmobiliarias que rusos y chinos han contribuido a levantar en el último salón del Meeting Point, celebrado en Barcelona del 23 al 27 del pasado mes de octubre.

Iconos de ciudad y de barrio

La Sagrada Família y el Museu del Barça, los grandes iconos de Barcelona, aportan a los barrios que los albergan concurrencia de turistas y orgullo de barrio. «Para mí es una ventaja poder ir a pie al Camp Nou. El Barça es algo fundamental en mi vida», dice el que fue vicepresidente del club azulgrana y patrón de su fundación del 2000 al 2003.

Pero Les Corts tiene muchos otros iconos. El parque Cervantes, el monasterio de Pedralbes, las universidades... son otros de los reclamos para los barceloneses. «El distrito de Les Corts tiene historia, futuro, por el vivero de jóvenes que se preparan en sus universidades y centros de prestigio, como IESE y Esade, y es motor turístico por los visitantes del Museu del Barça», resume. «La Illa Diagonal ha sido también un importante revulsivo comercial en el distrito, que para los vecinos de aquí, es un buen complemento del pequeño comercio de barrio que también tenemos en Pedralbes», señala Lacalle. «En la zona de Capità Arenas, Manila y Manuel Girona hay muchas tiendas que son, junto a los bares y restaurantes, las que hacen barrio en Pedralbes».

En la terraza de bares y cafeterías, a este vecino le encanta sentarse a desayunar, y ver pasar, saludar y conversar con vecinos que tienen la misma costumbre. En el vecino Sarrià también hace vida. En Manuel de Falla, 16 está el Dole Café, donde preparan bocadillos que Lacalle aprecia mucho, tanto como los pollos a l'ast de Pollos David, junto al mercado de Galvany. Aunque los bocadillos favoritos los degusta más lejos de su barrio, en la granja Elena (paseo de la Zona Franca, 228), de camino a su trabajo. Su café preferido sí lo sirven en su barrio. Lo disfruta en la Granja Sugranyes, en Capità Arenas, 11.

Café, sabrosos bocatas, compras con sus trillizas y paseos en bicicleta son algunos de los hábitos de Enrique Lacalle en el distrito en el que reside desde hace 47 años. «Me gusta bajar desde la zona universitaria hasta Francesc Macià en bicicleta», explica el también aficionado al golf y amante de la jardinería.

Un repaso al césped

Detalles como el buen corte del césped en los jardines de las ciudades son el pequeño barómetro que utiliza Lacalle para evaluar el cuidado y la sensibilidad de las poblaciones. «Limpieza, seguridad y detalles como el cuidado de los jardines son los valores que más destaco en las ciudades que visito», dice. «Para mí, la más bonita -aunque no para vivir- es París. La jardinería en los Champs Elisées está siempre impecable», apunta el vecino de Les Corts. En su barrio de Pedralbes, además de contar con «la calle más inglesa de la ciudad, la avenida de Pearson, hay muchos jardines, como los de William Shakespeare -en la confluencia de la avenida de Pedralbes y las calles de Til·lers y Dulcet-, a mi gusto, demasiado pequeños y no muy bien cuidados. Yo creo que en este y en todos los distritos de la ciudad faltan parques, árboles y flores».

En el jardín de su segunda residencia, en el Maresme, Lacalle disfruta dedicándose a la jardinería. «Tenemos un huerto con berenjenas, tomates... Es un placer dedicar ratos a ocuparme de él, sobre todo recogiendo los frutos», cuenta desde el claustro del monasterio de Pedralbes, una de las joyas del distrito donde el precio medio del metro cuadrado se sitúa en los «4.000 euros, como máximo», afirma el experto en la materia.