LA CONTRA

Resucitar un mercado fantasma

El mercado de Singuerlín, en Santa Coloma, se enfrenta a una reforma para resurgir de su desertización comercial

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zentauroepp54472325 contra coloma200824171250 / JOAN CORTADELLAS

Manuel Arenas

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Singuerlín, periférico barrio de Santa Coloma de Gramenet a los pies de la Serralada de Marina con 12.835 vecinos, tiene un mercado y un mercadillo. Que uno no lleve diminutivo y el otro sí no tiene ninguna relación con la intensidad del ambiente que se respira un jueves cualquiera de verano. Más bien al contrario. 

Si en su mercadillo, colindante con su mercado de puertas para afuera, la gente pasea curiosa entre los puestos ambulantes al son de "calzonzillos a un euro", de puertas para adentro del mercado de Singuerlínentre las paradas que están de vacaciones y sobre todo las que están cerradas, la sensación es la de un mercado fantasma, como esos aeropuertos estupendos sin uso apenas.

El propio consistorio ha definido el fenómeno como "un problema de desertización comercial": de 30 paradas, hay 10 permanentemente cerradas y sin actividad. La anomalía viene de lejos, particularmente desde que grandes centros comerciales como el de Montigalà o La Maquinista, o grandes cadenas como Mercadona, se instalaron en territorio e inmediaciones colomenses.

"Los grandes supermercados nos hicieron mucho daño porque este era un barrio de tiendas pequeñas". Lo considera así Siscu Navalón, paradista del mercado y expresidente de su Junta de Concesionarios, que califica el mercado de "sobredimensionado" desde sus inicios, allá por noviembre de 1984, cuando se inauguró. "Fue bien para unas elecciones y se tenía que hacer ya", apostilla.

Debido a esa decadencia comercial, el Pleno municipal colomense ha aprobado este pasado mes de julio una reforma para garantizar la continuidad del mercado, cuyas obras están previstas para después de Navidad. La idea es reducir el número de paradas y que la cooperativa Consum se apropie de las que queden cerradas para vender en ellas producto fresco, sufragando los gastos de las obras.

"Era la única salida para que se vea vida"

La remodelación del mercado cuenta con el beneplácito de los paradistas, explica el actual presidente de la Junta de Concesionarios, Diego Navarro. Tampoco les quedaba otra: las paradas han ido cerrando porque los negocios no daban para más o porque, al jubilarse los paradistas, nadie les tomaba el relevo, y el esfuerzo económico de Consum por dinamizar el mercado lo ven con buenos ojos.

"Reducir paradas y que entrara Consum era la única salida que nos quedaba; la intención es que en el mercado se empiece a ver vida, que se vea abierto, no como ahora que da mucha pena", afirma Navalón. El paradista pone incluso en valor el resurgir del mercado en términos de su jubilación: "Si conseguimos remontarlo, quizás cuando me jubile tenga alguna oportunidad de traspasar la parada".

'Congelats Maribel', cerrada. 'La Bona Fruita i Verdura Maria', cerradas. 'Fruites i Verdures congelades', cerrada. 'Frutas y verduras Patri', cerrada y ahora usándose como puesto de intercambio de libros. Y así hasta diez paradas. Aunque podría tratarse de un recuento de negocios callejeros de vacaciones a cargo de dos chavalines aburridos una tarde de verano, se trata en realidad del retrato de un mercado periférico herido de bala, que no de muerte, con ganas de resucitar para dar vida a la trinchera del barrio.

Mercado de Singuerlín

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