Luz Casal y la vida suspendida

La cantante de origen gallego nos revela cuáles son las músicas que la reconfortan estos días, con mención especial para la voz y la trompeta del mítico Chet Baker

La cantante Luz Casal, en el Teatro Principal de Maó, en agosto del 2019

La cantante Luz Casal, en el Teatro Principal de Maó, en agosto del 2019 / periodico

Jordi Bianciotto

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Preguntándonos por las músicas que envuelven las vidas de nuestras figuras populares, conversamos con Luz Casal, que nos habla de la "vida suspendida" que percibe estos días, ahora que es tan difícil hacer planes, en este estado que tiene algo de burbuja perversa en la que te sientes al resguardo de aquello que Raimon llamó el "vent del món". ¿Qué nos esperará luego? Quién sabe, pero mientras tanto, acurruquémonos en la cueva y procurémonos sensaciones reconfortantes, más allá del espacio y del tiempo. "Ahora es como si el presente estuviera también suspendido, y eso me lleva a escuchar sobre todo músicas del pasado, incluso de un pasado que no viví", explica la voz de 'Entre mis recuerdos'.

Nos cuenta que se ha reencontrado con Chet Baker tras muchos años sin escucharlo. El poeta del ‘cool jazz’ (1929-88), cómplice de las más profundas intimidades con su trompeta de madrugada infinita y aquella voz susurrante, que trituraba todos los cánones. Pero cantar bien no tiene tanto que ver con la acrobacia como con el poder de transmitir. "Aun gustándome las voces potentes, de amplio registro y buen color, me atraen también las que, sin serlo, son capaces de interpretar de otra manera, como la suya, que tenía aquella vulnerabilidad", señala Luz. "Al escuchar a Chet Baker no me dedico a analizarlo, a ver en qué tonalidad está o cuánto le dura el aire... No, no, es otro tipo de conexión", reflexiona. "Él era capaz de expresar los sentimientos más profundos, que casi llamaría impúdicos".

El poder de la voz

A Luz, la música suele llegarle a través de la voz y la interpretación, y por eso le costó, confiesa, dejarse seducir por un gigante de la canción como es Bob Dylan. "Durante muchos años leía sus letras, pero escucharlo me producía bastante rechazo", revela. Aun hoy, sigue siendo el arte vocal el que la vence. "Me cuesta apreciar a un grupo cuyo cantante me parece un horror, aunque la canción sea buena y el resto de la banda sea brillante”. En su vitrina de clásicos sigue habiendo un lugar para Ella Fitzgerald, Nina Simone, Frank Sinatra, Janis Joplin..., y para hallazgos más modernos, como Brandon Flowers, el cantante de The Killers.

El poeta del 'cool jazz' podía expresar "los sentimientos más profundos, casi impúdicos", destaca la artista

Aunque nos ha advertido de que sus preferencias de estos días miran hacia atrás, dice haberse fijado en la modernísima Billie Eilish, "una chica extraordinaria, como su hermano", y sin quedarse en su famoso 'Bad guy'. "Me gusta escuchar su obra en general para hacerme una idea de la persona, no de una canción específica", cuenta Luz, que estas semanas no se mantiene alejada del mundo precisamente: todas las tardes (de 18.00 a 19.55 horas) mantiene largas conversaciones en Instagram con admiradores, conocidos, familiares de fans... "Es una montaña rusa de emociones", precisa. “Yo sé que hay canciones mías que han servido para momentos puntuales en la vida de mucha gente, pero hablar es una manera más directa de dar ánimos y consuelo”.

Luz, confidente, convertida en poco menos que un servicio público. Y Luz, entusiasta de la música, "como siempre", curioseando también en estéticas alejadas, como los ritmos urbanos de Yung Beef o del rapero francés Nekfeu. No hay límites, tampoco los autoimpuestos, porque cuando más conoces, más consciente eres de lo que te queda por descubrir, y "ser oyente siempre implica ser consciente de que tienes una gran laguna de conocimiento", un territorio que, ahí está la gracia, nunca alcanzarás a conquistar.