Miguel Ángel Fernández Ordóñez: "Vamos a pasarlo mal, pero no terriblemente mal"

El exgobernador del Banco de España, que vivió la crisis del 2008 en el puente de mando, opina sobre la del coronavirus

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Núria Navarro

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Estuvo en el ojo del huracán de la crisis del 2008. Miguel Ángel Fernández Ordóñez (Madrid, 1945) –M.A.F.O. le llaman (y el uso de acrónimo indica poder)– trabajó codo a codo con Miguel Boyer y estuvo al frente del Banco de España cuando Bankia salió a Bolsa. Acaba de publicar un libro, 'Adiós a los bancos' (Taurus), y tiene alguna idea sobre el 'día después' del covid-19.

-¿Qué hace alguien como usted en el confinamiento doméstico?

-Cocinar.

-¿De veras? ¿Qué?

-Mi especialidad son las comidas exóticas. Platos de Oriente Próximo, India, Tailandia. Mis sopas 'thai' son fantásticas.

-¡M.A.F.O. entre fogones!

-El acrónimo me lo puso Francisco Fernández Marugán, el Defensor del Pueblo, al que sigo tratando pese a esto. A mí no me hace gracia. 

-Es un privilegio de influyentes.

-He estado en puestos de responsabilidad [ocupó las secretarías de Economía, Hacienda, Presupuestos y Comercio], sí; pero nunca he sido ministro.

"Mientras el virus no contamine a los bancos, la crisis no tendrá nada que ver con la del 2008"

-Tiene autoridad para aventurar qué nos depara la pandemia.

-Vamos a pasarlo mal, pero no terriblemente mal.

-Consolador, pero poco.

-Disminuirá el PIB, habrá perdida de competitividad y de empleo, caídas en bolsa y sufrirán sectores como el turismo. Pero mientras el virus no contamine a los bancos, la crisis no tendrá nada que ver con la del 2008. No nos encontraremos con la economía parada 10 años, con un 42% de paro juvenil ni con aumentos de deuda pública tremendos.

-Dichosos bancos.

-Si los bancos centrales dan liquidez suficiente, la máquina no parará y el coste será asumible. De lo contrario, volveremos a tener una crisis muy seria. Aunque, de momento, no parece.

-La del 2008 no parecía, y fue.

-Muy pocos economistas españoles escribimos que iba a haber una crisis económica. Yo alerté del legado de Rato, de que le iba a estallar a Rajoy y Zapatero. Aun así, en el Banco de España recibimos una carta de unos inspectores que decían que Jaime Caruana, mi antecesor, lo había hecho muy mal, pero la concluían afirmando que había que estar tranquilos porque la banca estaba bien.

-Usted fue responsable de dar luz verde a un rescate que pagamos todos.

-Lo irresponsable era no rescatar. Fue intolerable tener a un presidente como Rajoy que dijo que no metería ni un euro, lo que alarmó a los mercados. En el sistema actual, si no salvas a los bancos, colapsa la economía. ¿Qué son 20.000 millones al lado de la parálisis de la economía?

"No habría burbujas ni crisis bancarias si y solo si el dinero estuviera en el Banco Central"

-Hubo economistas que abogaban por dejar caer a los bancos.

-Solo se dejó quebrar a Lehman y la que se organizó.

-Sin embargo, ahora sostiene que no hay que protegerlos.

-El dinero bancario es frágil: uno lo mete, la entidad puede no devolverlo y los bancos centrales están obligados a salvarlos. Yo digo que no habría burbujas ni crisis bancarias sí y solo sí el dinero estuviera en el Banco Central. Si uno tiene un sistema de dinero público y seguro, el Estado no debe gastarse 20.000 millones, ni dar liquidez a los bancos, ni hacer un seguro de depósitos. En el sistema de mercado, al tener dinero público, se le puede decir a los bancos privados: "Hagan lo que quieran". Y sale ganando el consumidor. 

-Del Banco de España, ¿salió con dolor o con sentimiento de culpa?

-De culpa, cero. Hice lo que había que hacer. UPyD acusó al Banco de España de haber hecho las cosas mal en el asunto de Bankia. Hubo ocho personas investigadas, el juicio duró casi un año y al final la justicia dijo que el Banco de España no había tenido nada que ver.

"Del Banco de España me fui con cero
sentimiento de culpa. Hice lo que debía hacer"

-Zapatero le dejó de lado, después de encajar puyas por ser socialista.

-Cuando Zapatero me nombró gobernador, muchos dijeron que yo iba con el carnet en la boca. Pero dejé el partido en el 2000 para escribir una columna semanal en un diario con total libertad.

-¿Por qué no desmintió?

-No estoy dispuesto a desmentir estupideces. En todo caso, la socialdemocracia me sigue pareciendo la mejor solución para un país: tanto mercado como sea posible, tanto Estado como sea necesario.

-Tibio progresismo.

-Soy socialdemócrata en lo económico y liberal, en los temas personales: el divorcio -que consiguió aprobar en este país mi hermano Francisco-, el matrimonio gay, los derechos de la mujer. Liberalizar la banca me parece socialdemócrata.

-Poner en cintura al mercado, también.

-Decir que hay que cargarse el mercado es una tontería. Deng Xiaoping, introductor del mercado en China, dice: "El peligro está en la izquierda".

-¿La desigualdad le preocupa?

-La que más me preocupa es la desigualdad infantil. Una de las cosas buenas del Gobierno de Pedro Sánchez –y no me gusta lo de derogar la reforma laboral– es haber creado un comisionado para la pobreza infantil. Es la más difícil de corregir.

-¿Tuvo usted una infancia plácida?

-Sí. Mi abuelo llegó a Madrid, empezó por abajo y acabó dirigiendo un hotel. Yo, que soy el octavo de 10 hermanos, nací ya en una burguesía ilustrada.

-¿Era tan serio como ahora?

-Casi siempre era el primero de la clase, aunque jugaba al fútbol peor que mis compañeros. Una frustración.