No solo fútbol

'L'armata brancaleone' azulgrana

El Barça toma las decisiones como el mono de Wall Street, un primate que en los 70 tiraba dardos aleatoriamente para seleccionar qué acciones debían comprarse

Quique Setién bromea con Arturo Vidal en un entrenamiento del Barça

Quique Setién bromea con Arturo Vidal en un entrenamiento del Barça / periodico

Josep Martí Blanch

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Hoy escribo artículos, incluso algunos con cierta gracia, y mañana me nombran secretario general de la ONU. Domingo desayuno conmigo mismo y el lunes Halley Berry prepara café para dos. Por la mañana no me cabe nada que no sea XXL y por la tarde ando ya embutido en una L de corte 'slim'. Nuevo trabajo, nueva compañía y nuevo cuerpo. 'Yes, we can! Impossible is nothing!' No vamos a ser menos que Quique Setién. Si el nuevo entrenador barcelonista ha pasado del bucólico y sereno pacer de las vacas cántabras a dirigir al campeón de Liga, los demás no vamos a ser menos en nuestras ambiciones secretas. Anímese también usted a creer en el poder disruptivo del azar y la carambola. La fiambrera que se ha llevado al trabajo será un restaurante de tres estrellas Michelin cuando llegue el mediodía. Además, alguien que no será usted pagará la cuenta.

Hay que celebrar por todo lo alto la historia de Quique Setién, protagonista de una nueva versión futbolística, y menos dramática, de '¡Qué Bello es vivir!' ¡No hay motivo para esconder que nos pierde el sentimentalismo! Un hombre ya alejado de la emoción de los estadios acepta con resignación que su contribución al mundo del fútbol tocó techo en el pasado. Con la sabiduría que dan los años vive estoicamente el pasar de los días en compañía de rumiantes, paisanos y un gran televisor en el que disfrutar de los partidos y los equipos que entrenan otros. Hasta que una llamada del Barça lo teletransporta a la cima para, esta vez sí, darle la oportunidad de ganarse una reseña de más de 10 palabras en la gran enciclopedia del fútbol. Colorín, colorado.

La sonrisa de Valverde

También hay que estar contento por Ernesto Valverde, al que por fin hemos visto reír tras firmar el finiquito; confirmando de este modo que su restreñimiento facial era temporal y que sus mandíbulas siguen siendo batientes. La sonrisa recuperada de Valverde es la del Hobbit Samsagaz regresando a la Comarca para beberse unas pintas tras el largo viaje a Mordor acompañando al pesado de Frodo.

Hasta aquí los motivos de alegría, para todo lo demás, el despiporre. Albert Guasch y Emilio Pérez de Rozas han desmenuzado en un artículo majestuoso la intrahistoria del cambio de entrenador 'blaugrana'. Ahora sabemos lo que solo intuíamos. El Barça toma las decisiones como el mono de Wall Street, un primate que en la década de los 70 tiraba dardos aleatoriamente para seleccionar qué acciones debían comprarse para sacar el mayor rendimiento posible a una cartera de inversión. El mono y sus dardos competían con sesudos analistas bursátiles que estudiaban a fondo todos los detalles del mercado para tomar sus decisiones. El mico ganó de chiripa alguna vez. A eso parecen aferrarse los directivos del Barça a la hora de gestionar el cambio de míster: si sale con barba San Antón y si no, la Purísima Concepción.

En 1966 se estrenó en Italia la película 'L’armata Brancaleone' (La armada Brancaleone), protagonizada por Vittorio Gassman. El disparatado guión dibuja una historia en la que una pandilla de haraganes se pone al servicio del noble venido a menos Brancaleone da Norcia en las cuitas que este ha de afrontar en la reclamación de una herencia.

El filme, ahora ya prehistórico, resiste por tronchante. Pero su puesto en el imaginario transalpino lo ganó dejando huella en el idioma italiano, popularizando la expresión 'armata brancaleone', que incluso figura en algunos diccionarios. Sirve para designar un grupo bufo, mal organizado y con las ideas poco o nada claras sobre lo que debe hacerse y que, por tanto, está condenado a protagonizar una astracanada tras otra en un esperpéntico ridículo sin fin. Estamos en Barcelona, pero en tiempos de globalización es lícito sacar provecho de lo que han inventado otros. Y no hay mejor forma de definir la gestión del cambio de entrenador del Barça como una verdadera obra de arte, propia, eso sí, de una catalanísima 'armata brancaleone'.