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El tsunami de libros islandés

Las Navidades giran en la isla en torno al libro: es el 'jolabokaflod', literalmente, inundación de libros

Imagen de una librería en Reikiavik.

Imagen de una librería en Reikiavik. / CAROL ÁLVAREZ

Carol Álvarez

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El sol se pone antes de las cuatro de la tarde y las calles de Reikiavik combaten la oscuridad con escaparates de tiendas luminosos y luces exteriores que dan al ambiente un aire navideño mucho tiempo antes que en nuestras latitudes. Los locales que cierran más tarde, además de los restaurantes, son las librerías: no bajan persiana hasta las diez de la noche y acogen en sus pequeños bares a los curiosos que se acomodan entre libros, enfrascados en la lectura, o que las han convertido en un punto de encuentro social. No en vano, Islandia tiene una tasa alta de lectores, según la encuesta de noviembre del Icelandic Literature Center, que apunta que sus habitantes leen una media de 2,3 libros al mes.

Más datos reveladores: casi el 20 % de los islandeses se deja guiar por las indicaciones de los libreros antes de hacer una compra. Dejando de lado las tradiciones folclóricas, si la Navidad tiene un símbolo en la remota isla del norte, ese es un libro. La llegada del invierno en el calendario nórdico es a finales de octubre, y lleva la fiebre lectora a tiendas y programas de radio y televisión. Los actos municipales y las actividades en escuelas y ferias giran en torno a las novedades literarias y los autores autóctonos viven su particular maratón al modo de nuestro Sant Jordi: presentaciones de libros, tertulias literarias, debates y entrevistas saturan sus agendas.

Riada de libros

El 'jolabokaflod' es un tsunami literario en toda regla (en islandés significa 'inundación de libros'). Y es que la tradición, que se institucionalizó hace 70 años, lleva a celebrar el día de Navidad leyendo libros en familiaLilja Sigurdardóttir, escritora de novela negra islandesa, recuerda así sus Navidades de pequeña. «Después de la cena de Navidad [nuestra Nochebuena] abríamos los regalos, que eran sobre todo libros, y nos íbamos a la cama con una caja de chocolates o galletas a leerlos». La escritora recuerda cómo su padre les hacía a la mañana siguiente un gran desayuno, que comerían todavía leyendo. «Era la única comida del año en que nos dejaban estar con un libro en la mesa, y es un bonito recuerdo el de la familia reunida junto a la luz del candil y buena comida, en silencio, leyendo», rememora la novelista.

Puertas afuera, la costumbre islandesa se vive hoy en día en la efervescencia de las librerías y la intensa actividad cultural en bibliotecas y centros cívicos. Que los libros siguen siendo el regalo estrella de las Navidades islandesas lo demuestra que la industria editorial concentra las publicaciones en los meses de octubre y noviembre. Todos los hogares reciben por correo un boletín de libros editados para que les sea más fácil conocer la oferta y seleccionar los títulos deseados, de una manera que recuerda a nuestros catálogos de regalos de los Reyes Magos. El boletín de este año presenta 850 novedades editoriales en islandés, una cantidad nada desdeñable para una población que asciende a 340.000 personas.

Una feria del libro y un festival de novela negra, el Iceland Noir, que se celebra cada dos años en la capital, refuerzan la oferta. La primera dama islandesa, Eliza Reid, y la primera ministra, Katrin Jakobsdóttir, suelen participar activamente en mesas redondas y conferencias en torno al fenómeno literario. Recientemente, el 'jolabokaflod' ha cruzado el Atlántico norte para calar en el Reino Unido gracias a la iniciativa de Christopher Norris, un promotor cultural implicado en proyectos en torno a los libros y en particular, en difundir este acontecimiento particular fuera de Islandia. Norris impulsa desde su plataforma un 'crowdfunding' Este año ha arrancado un concurso internacional para premiar el proyecto más original de fomento del 'jolabokaflod' con el nombre 'Leer por placer', que se financiará con el dinero de la colecta, y que está abierto hasta Nochebuena.

Regalo estrella en tiempos de guerra

Los primeros pobladores de Islandia iniciaron en el siglo X el camino de la literatura oral, y lo hicieron con las sagas, historias sobre héroes, gobernantes y personajes peculiares del país que pasaron de generación en generación hasta que se pusieron por escrito. Ese gusto por contar en voz alta se ha maridado con la fiesta navideña del libro, y las lecturas en público son frecuentes en los eventos que se organizan. Los libros, con todo, no se convirtieron en regalo típico de Navidades hasta la segunda guerra mundial; en aquellas fechas, el papel fue el único producto que no se encareció, por lo que los libros eran fáciles de conseguir y regalar.