muy seriemente

Apple TV aún está muy verde

Primera inmersión a ciegas en la botica seriófila de la empresa de la manzana para descubrir en 'See' un futuro poco prometedor para la Humanidad, lo cual ya no es noticia

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Carles Cols

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El estreno de Apple TV como colmado para seriófilos no ha ido acompañado, ni por asomo, de la fanfarria con la que el primer modelo de iPhone llegó al mercado hace ahora 12 años. De vez en cuando resulta tronchante aún repescar aquellos augurios que entonces realizó Steve Ballmer, uno de los mandamases de Microsoft, que con lágrimas en los ojos se reía del teléfono sin botones. Puede que fuera él quien calificara de “abrazaenchufes” a los primeros compradores, porque la batería de aquellas primeras unidades, eso es cierto, estaba muy por debajo de las necesidades del dispositivo. Del estreno de Apple TV nadie se ha reído, lo cual es peor señal de lo que parece. La cuestión es que en ‘muy seriemente’ nos tomamos muy seriamente todas las causas, y más si parecen perdidas, así que nos hemos asomado al aún cortísimo catálogo de series propias de la verdadera gran manzana. Hemos elegido ‘See’, vapuleada por la crítica, sí, algo sobre lo cual Juan Manuel Freire (seriólogo de cabecera) tiene luego algo que decir, pero aunque tal vez no sea la más rutilante oferta de esta nueva plataforma, narrativamente podría ofrecer un mundo entero de caminos a seguir.

Saramago ya exploró en 1995 ese terror de que una pandemia de ceguera amenazara a la Humanidad, pero, claro, sin Jason Momoa

El punto de partida de ‘See’ es simple. Algo, probablemente un virus, ha dejado ciega a la población mundial. No metafóricamente. Eso puede que haya sucedido ya. Ciega de verdad. José Saramago ya exploró en 1995 las implicaciones de un cataclismo de tal envergadura. Lo hizo en su ‘Ensayo sobre la ceguera’, una excusa, en el fondo, para hablar de la indigencia ética en momentos de emergencia. En ‘See’ la historia arranca mucho más allá de aquellas fechas en que la enfermedad se propaga irremediablemente y sin cura. En un futuro indeterminado, una paupérrima civilización que carece del sentido de la vista sobrevive sobre las ruinas del presente. Hasta desconocen el origen de todo aquello que palpan, sean herramientas o edificios. El origen divino es, como siempre, la explicación más cómoda. También la que más problemas trae. Como siempre. Solo de manera colateral decir que (y esto no es técnicamente un 'spoiler') que la reina Kane de 'See' tiene viajes místicos como les que se le suponen a veces, por culpa de Bernini, a Teresa de Jesús, dicho esto con ánimo de ofender.

En Apple TV hay otra serie con más empaque, ‘Servant’, de la que se ofrecía días atrás en este diario una inmejorable merecida cuenta. Aunque solo están disponibles por ahora tres capítulos, o sea, que hay margen para el declive, apunta maneras de serie de culto. Lleva el sello de M. Night Shyamalan. Así cualquiera. ‘See’ tiene unos orígenes sino más humildes, sí al menos más inesperados. Es una idea original de Steve Knight, uno de los creadores del concurso ‘¿Quién quiere ser millonario?’. El protagonista es Jason Momoa, que hay que reconocer que no es Laurence Olivier ante las cámaras. Es más bien un Victor Mature, del que se contaba aquella estupenda anécdota de que no le aceptaron como miembro de un club de golf porque allí tenían prohibida la entrada a actores y otras gentes de la escena por su mal vivir. Regresó al día siguiente con varias críticas periodísticas en las que se subrayaba que no alcanzaba la categoría de actor. A Momoa le abrirían las puertas en ese club.

Palabra de Freire

Pero expuestos todos estos peros, como dice Freire, la abundancia de series nos ha malcriado. Se desdeña lo que no hace tanto habría despertado gran curiosidad. Somos como Josep Pla, que se cansó de comer langosta cada día. Era lo malo de crecer al lado de la Costa Brava cuando el mar era una cornucopia. Y ‘See’, más que ‘Servant’, tiene aún posibilidades de ir narrativamente a lugares insospechados, porque los futuros distópicos (qué curioso, ya nadie imagina utopías venideras) tienen un insospechado tirón de audiencias. ‘See’ llega (dicen los más críticos y no les falta razón), con notables disparates narrativos, pero a estas alturas no se le va a pedir verosimilitud a la ficción cuando en la realidad la ultraderecha se sienta en una vicepresidencia del Congreso porque quienes tenían en su mano evitarlo no se han puesto de acuerdo, en un claro ejemplo de ceguera metafórica.

Con M.P. Shiel empezó todo

Cuesta ser fiable en esta materia, pero la primera mirada cataclísmica sobre el mañana que nos aguarda (Apocalipsis de<strong> San Juan</strong> al margen) tal vez sea ‘La máquina del tiempo’, de <strong>H. G. Wells</strong>, publicada en 1895. Pero, cuestión de gustos, resulta mucho más consternadora ‘La nube púrpura’, de <strong>M. P. Shiel</strong>, primer y genuino relato sobre el último hombre vivo sobre la Tierra, idea después recurrente en el cine, de la que el director de ‘See’ (lo que son las cosas) rodó una conocida versión con <strong>Will Smith</strong>, ‘Soy leyenda’, pero que no superaba la terrible conmoción que es capaz de causar aquella novela escrita 1901 y publicada, como ahora las series, en periódicos capítulos. Desde esta botica de series se recomienda su lectura.