LOS 92 DEL 92

Carl Lewis: el atleta más grande soñaba con un mundo sin «tantas injusticias»

Carl Lewis atienden la portada de EL PERIÓDICO, marzo de 1992

Carl Lewis atienden la portada de EL PERIÓDICO, marzo de 1992

Iosu de la Torre

Iosu de la Torre

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Si un chaval de hoy estuviese interesado en conocer la historia del mejor atleta de las dos últimas décadas del siglo 21 le bastará con sumergirse en el Google, por ejemplo, teclear Carl Lewis Leyenda. Nueve oros y una plata en JJOO y Mundiales contemplan a este hijo de Alabama, EEUU, nacido el 1 de julio de 1961.

El Hijo del Viento, así lo bautizaron de los Juegos de Los Ángeles 84, los de su mayor esplendor, en aquellos semanas del verano olímpico barcelonés publicó sus experiencias en las páginas de EL PERIÓDICO. El ídolo de todos los ídolos del deporte escribió crónicas en nuestro diario. Hoy resultaría imposible contar con un deportista de élite en activo dispuesto a poner sobre la pantalla las impresiones vividas desde la noche en que el Club Santa Mónica aterrizó en el aeropuerto de El Prat y se presentó en la redacción con mucho apetito. Al gerente de entonces, Josep Garcia Miquel, se le ocurrió invitarlos al restaurante chino que había en la calle Diputació antes de llegar a Casanova, conocido actualmente por El Chino Mandarino. Allí dieron buena cuenta de los rollitos primavera, ensaladas tres delicias y 'chupsuei' de gambas, hoy desterrados del menú del local. 

En marzo de ese año, Lewis visitó el diario con su guardia de corps: Joe Douglas, entrenador del Santa Mónica, David Grifinger, el apoderado, y Jeffrery Marx, el premio Pulitzer que le ayudó a escribir su biografía. Tuve la suerte de entrevistarlo en una torre de Horta-Guinardó, donde se grabó el anuncio televisivo del Hijo del Viento con el diario en las manos. «Bush debería perder las elecciones», titulamos la charla en la que se mostraba preocupado por las injusticias del mundo. «Deberíamos cambiar a todos los políticos del mundo, cambiar las estructuras», dijo. Quién podía imaginarse que 35 años después gobernaría un tal Donald Trump. «Me gustaría que se me recordase como alguien que luchó contra el dopaje y por llevar la profesionalidad al deporte». No puede ser de otra manera