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Vitaly Scherbo, un OVNI sobrevuela y arrasa Montjuïc | Olimpiadas Barcelona 92

Marcó un récord de seis oros en gimnasia en sus primeros y mejores Juegos, antes de que dos accidentes truncaran su carrera

Vitaly Scherbo.

Vitaly Scherbo. / EL PERIÓDICO

Roger Pascual

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Gervasio Deferr tenía 11 años en 1992 y estaba entrenando en La Foixarda, el centro neurálgico de la gimnasia catalana, cuando vio gimnasia de verdad por primera vez. "¿De dónde salen estos marcianos?", le preguntó el futuro bicampeón olímpico a un compañero al ver a una decena de tíos con un lenguaje corporal de otro planeta.

Eran los soviéticos, que habían ido a preparar los Juegos Olímpicos en los que, después de que la URSS se hubiera desmembrado, competían casi todos juntos bajo la bandera de la CEI (Comunidad de Estados Independientes). Deferr, que ganaría dos oros y una plata olímpicas años después, siguió entrenando pero no le quitaba el ojo a los nuevos vecinos, especialmente a un veinteañero con una luz especial: se llamaba Vitaly Scherbo, todo el mundo hablaba de él y se iría de Barcelona con un récord de seis oros olímpicos, cuatro el mismo día en un Palau Sant Jordi tan entregado como Deferr al nuevo dios de la gimnasia.

Scherbo empezó a construir su leyenda en Barcelona, donde se coronó en el concurso individual, caballo con arcos, anillas, salto y barras paralelas; tan solo se quedó sin podio en el suelo y la barra fija. Con solo 20 años se le auguraba una carrera descomunal y así fue, ganando 23 medallas mundialistas (12 de oro), pero dos accidentes impidieron que volviera a colgar el oro olímpico: primero su mujer, Irina, quedó en coma en diciembre de 1995 y él dejó de entrenar, ganó 15 kilos y se refugió en el alcohol. Cuando Irina recuperó la conciencia le convenció para que volviera a entrenar. Consiguió cuatro bronces en los Juegos de Atlanta en el concurso individual, salto, barras paralelas y barra fija, aunque lejos del nivel extraterrestre de Barcelona, que no volvió a mostrar en ninguna cita olímpica

Atlanta fue su último gran torneo porque se rompió la muñeca en otro accidente, esta vez de moto, cuando preparaba el Mundial de 1997, precipitando su retirada con solo 25 años. Pese a ello mantuvo el récord de medallas mundialistas durante más de dos décadas, hasta que Simone Biles le superó en 2019.