Enric Truñó "El objetivo era que Barcelona aprovechara la oportunidad para mejorar tras años sin inversiones"

Enric Truñó fue concejal de Juventud del Ayuntamiento de Barcelona a partir de 1979, en el mandato que se inició después de las primeras elecciones municipales desde la recuperación de la democracia. En 1981 ya era concejal de Deportes y Juventud. Y en 1991, de Deportes y Juegos Olímpicos.

Asistió desde la primera fila a la concreción del sueño olímpico de Barcelona y al efecto que tuvo para la ciudad. Fue miembro permanente del Comité Olímpico Organizador Barcelona 92 (COOB 92) y miembro del consejo administración de Holding Olímpic (Holsa), que define como “los dos grandes instrumentos” que hicieron que la partitura se tocara bien.

“Fuimos un gran modelo de pensar en el día después de los Juegos Olímpicos”

“Fue una gran alegría individual y colectiva”, afirma sobre la designación, y destaca el legado de los Juegos Olímpicos para la ciudad: “Nuestro gran objetivo era que la ciudad aprovechara la oportunidad para recuperar el tiempo perdido, los años sin inversiones. En los años 70 apenas pasó nada en Barcelona, había que mejorar la ciudad, abrirla al mar”.

Las rondas

“Fuimos un gran modelo de pensar en el día después”, sostiene Truñó, que como prueba de hasta qué punto se desencallaron retos pendientes subraya que las rondas que se hicieron entonces ya estaban previstas en los planes de los años 50.

“Fue un momento de un gran dinamismo. Cuando nos encargan los Juegos Olímpicos, España entra en la Unión Europea. Vienen los fondos de cohesión. La administración barcelonesa se moderniza”, prosigue Truñó, que elogia la figura de Pasqual Maragall: “Era muy proactivo, con pensamiento estratégico. Captaba aportaciones y sugerencias. Iba constantemente a dormir unos días a barrios distintos”. Por su experiencia, Truñó fue encargado durante un tiempo de la carrera por los Juegos Olímpicos de Invierno de Barcelona. Pero esa es otra historia.