Olimpiadas Barcelona 92

Santiago Calatrava, el arquitecto antes de devenir estrella

El autor levantó la Torre de Montjuïc tras perder ante Norman Foster el encargo de construir la de Collserola justo cuando empezaba su camino hacia el Olimpo

El arquitecto Santiago Calatrava

El arquitecto Santiago Calatrava / Marcelo Sayao

Natàlia Farré

Natàlia Farré

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La aportación de Santiago Calatrava (Valencia, 1951) en la orgía arquitectónica y urbanística que la ciudad vivió entre la nominación olímpica y la celebración de los juegos se reduce a la Torre de Comunicaciones de Montjuïc, y a la primera polémica de las muchas que han salpicado la trayectoria del arquitecto. En este caso el los problema no fueron ni las demoras ni los sobrecostes ni los supuestos déficits de sus construcciones –cuestiones que le han llevado a los juzgados en más de una ocasión–, tampoco fue su megalomanía, aunque algo tuvo que ver su ego. A Calatrava, que optaba a la autoría de la torre de Collserola, lo desbancó Norman Foster. Eso no le gustó y no se cortó en insinuar lo apañado del concurso y en denostar el diseño del británico. Ni que decir tiene que las relaciones entre ambos arquitectos nunca más fueron buenas. Fuera por sus quejas o no, el caso es que a Calatrava se le encargó la Torre de Comunicaciones de Montjuïc, una construcción que no era necesaria y que, de hecho, ni siquiera estaba proyectada en la hoja de ruta de la transformación urbana de Barcelona, pero que acabó por aprobarse y de su financiación se encargó Telefónica. Algo que no gustó a Federico Correa, Alfonso Milá, Carles Buxadé y Joan Margarit, los autores de la Anella Olímpica, que iniciaron una campaña, sin éxito, para evitar su edificación ya que consideraban que no encajaba con su proyecto. 

Por esa época Calatrava aún no era el arquitecto estrella en el que se acabó convirtiendo para lo bueno y para lo malo. Justo empezaba su ascenso al Olimpo –un camino en el que mucho tuvo que ver el preolímpico y barcelonés puente de Bac de Roda, el primero de la larga lista que ha levantado– y aún le quedaban unos cuantos años para el descenso a los infiernos y para la opinión polarizada que suscita: genio o embaucador.