LOS 92 DEL 92

Marián Aguilera: la sirena que trajo la llama olímpica

EMPURIES JJOO JUEGOS OLIMPICOS OLIMPIADAS BARCELONA 92 LLEGADA DE LA ANTORCHA OLIMPICA. LLEVA LA ANTORCHA LA ACTRIZ Marián Aguilera JUNIO DE 1992 El 13 de juny milers de persones van omplir la platja de Sant Martí d'Empúries per rebre la flama olímpica que posaba fi al seu viatje per el mediterrani i arribava a l'antiga colonia grega d'Empúries FOTO: JOAN CASTRO

EMPURIES JJOO JUEGOS OLIMPICOS OLIMPIADAS BARCELONA 92 LLEGADA DE LA ANTORCHA OLIMPICA. LLEVA LA ANTORCHA LA ACTRIZ Marián Aguilera JUNIO DE 1992 El 13 de juny milers de persones van omplir la platja de Sant Martí d'Empúries per rebre la flama olímpica que posaba fi al seu viatje per el mediterrani i arribava a l'antiga colonia grega d'Empúries FOTO: JOAN CASTRO / Joan Castro

Ana Sánchez

Ana Sánchez

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«La sirena de Empúries», la llama aún algún bloquero nostálgico. Tenía 15 años cuando desembarcó con la llama olímpica ante la mirada sin pestañear del mundo. Eso fue cinco años antes de que compartiera fama adolescente con Elsa Pataki en 'Al salir de clase'. Más de una década antes de que se convirtiera en el icono LGTBI de 'Los hombres de Paco'. «Era como un sueño», confiesa la actriz 30 años después. «Era tan grande todo que yo creo que no estaba ni nerviosa –se ríe-. Yo creo que ni estaba».

Marián Aguilera recuerda el aniversario olímpico desde Los Ángeles. Hace 4 años y medio que la llamaron para hacer una película y se quedó. Allí o aquí, no dejan de preguntarle por 'Los hombres de Paco'. Aún le mandan cartas por protagonizar esa historia de amor entre dos mujeres de primeros de los dosmiles. «Tengo un montón de seguidoras que se han convertido en amigas –explica-. He hecho un poco de madre de muchas de estas chicas”.

Marián podría resumir en dos palabras su periplo quinceañero con llama olímpica: «Aprendí mucho», promete. «Fue tan artístico… Lo dirigió Rosa Vergés. Ella fue la que confió en mí. No sé dónde me vio –se encoge de hombros-. Siempre me han salido las cosas un poco así. De repente hay alguien que te llama: ‘Oye, ¿quieres hacer esta diosa griega que llega en un barco?».

No, estos días no se buscará por Youtube. «Yo no soy muy de verme», asegura. ¿No perdió la cabeza con tanta atención olímpica? «No he sido nunca una persona de poner el ojo en el impacto que produce», se quita importancia. Empezó en esto con 7, 8 años. Con 15 ya había actuado en el Romea y había estrenado en el Grec con Juanjo Puigcorbé

¿La moraleja olímpica? «A mí me culturizaron –apunta-. A nivel artístico, actoral… Es la parte que me llevo. Que no era solo bajarse de la barca y caminar. Luego tenía que leer unos poemas, y tenía ahí a Núria Espert, a Irene Papas… Dios mío, no me distraigáis con la parte de la barca, que viene luego lo difícil -se ríe-. Que ahí es donde se va a ver si yo valgo o no valgo». ¿Fue ahí donde se convirtió en actriz? «Probablemente ahí tomé la decisión de qué parte me movía».