Antonio Miró, el diseñador que modernizó los uniformes en los JJOO de Barcelona 92

Cuando Antonio Miró (Sabadell, 18 de marzo de 1947 - Barcelona, 3 de febrero de 2022) recibió el encargo de crear los uniformes para los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992 ya disfrutaba de una carrera de éxito e incluso ya se había encargado de renovar los trajes del cuerpo de Mossos d'Esquadra. "Luego también hizo los de El Bulli, Iberia y la Guàrdia Urbana", recuerda Ignasi Sastre, mano derecha del diseñador en Groc, la tienda que abrió con tan solo 20 años el hijo de sastre, del que aprendió el oficio, en Rambla de Catalunya esquina con Provença). Tuvo tal éxito que el establecimiento se convirtió en un oasis pop en la Barcelona tardofranquista. En 1979 lanzó su propia marca, con su nombre por bandera.

En los ilusionantes 80 y 90 Toni Miró, como también se le conocía, se convirtió en referente de la moda 'made in Spain': reinventó el traje sastre con nuevos patrones y plasmó su estilo moderno, sobrio e impecable, de aire mediterráneo, en cientos de colecciones que se pasearon por las mejores pasarelas del mundo: París, Milán, Nueva York... Ese mismo sello de la marca se plasmó luego, en proyectos más recientes y más allá de la moda, en el mundo del interiorismo, los regalos y la decoración. 

En 1988, cuando Barcelona ya se estaba poniendo moderna y guapa para organizar la cita olímpica, Miró, "una persona seria, reservada pero también observadora y cercana y carismática", como lo definen compañeros que lo trataron en aquellos años preolímpicos en que "todo iba contrarreloj", como recuerda la diseñadora Roser Marcé, que como él también desfiló en la ceremonia inaugural, recibió el premio Cristóbal Balenciaga como "el mejor diseñador español", alcanzando el estatus de icono. Por su tienda desfilaban celebridades como "John Malkovich, Anthony Quinn, Pep Guardiola o Ryūichi Sakamoto", recuerda Sastre.

El rojo, color obligado

El eslogan que eligió para sus tiendas ('No vendemos ropa, vendemos un estilo de vida') se coló de alguna manera en la serie de uniformes que Miró creó para la ceremonia inaugural y de clausura, que proyectó una imagen de una Barcelona cosmopolita e innovadora, como aquellos diseños en los que utilizó, eso sí, más colores de los que solía (el rojo era de obligado cumplimiento). Las imágenes de dicha ceremonia, con el por aquel entonces príncipe Felipe abanderando la marcha quedaron para siempre en la memoria.

El entonces príncipe Felipe ejerció de abanderado de la delegación española de los JJOO de Barcelona 92.

ARCHIVO

"Manuel Huerga, director artístico de los Juegos, se vestía en Groc, y fue él quien un año antes le dijo a Miró si quería presentarse a concurso para encargarse de los uniformes", rememora Sastre, que subraya que la firma tenía incluso un departamento especializado en uniformes.

Animadores, azafatas, mozos de pista y distintos modelos para voluntarios con una tendencia moderna, cómoda y muy actual para la época. Diseños en blanco y negro, en azul o con los colores de la bandera de España en todo tipo de prendas, calzado y accesorios que el personal asistente llevó aquel 25 de julio de 1992.

Según la 'Memoria oficial de los JJOO de Barcelona 1992', "las personas que debían llevar uniforme eran casi 50.000 (...). Se limitó el número de modelos restringiendo las variedades para que fuesen rápidamente reconocidos por el público, y de acuerdo con las tareas que debían realizarse. Con estos criterios, se establecieron tres categorías (directivos, técnicos y auxiliares) y cinco colores". Por ejemplo, el color mostaza era el de los asistentes lingüísticos; los técnicos y auxiliares iban de verde, o los árbitros y jueces, de rojo.

Uniformes para Barcelona 92 creados por Toni Miró

'MEMORIA OFICIAL DE LOS JJOO DE BARCELONA 92'