mejoras en la ciudad

El antes y el después de la transformación eléctrica de Barcelona por los JJOO

A día de hoy, la ciudad se alimenta casi del doble de instalaciones que antes del anuncio de la cita

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El Periódico / Barcelona

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La designación de Barcelona para acoger los JJOO de 1992 supuso una oportunidad para poner al día la ciudad en numerosos ámbitos, no solo el urbanístico. Uno de los que se transformó de manera notable fue el sistema eléctrico, clave para asegurar la continuidad del suministro tanto a las nuevas instalaciones olímpicas como a las ya existentes, así como a todos los barceloneses.

Fecsa, actualmente integrada dentro de Endesa, fue designada proveedor oficial de energía eléctrica de los JJOO por el Comité Olímpico Organizador de Barcelona (COOB), mientras que Enher y HECSA (Hidroeléctrica de Catalunya) -hoy también Endesa- también participaron activamente en el desarrollo de la red eléctrica como distribuidoras.

En la actualidad, el legado de los Juegos Olímpicos -instalaciones deportivas, conexiones viarias, vivienda, telecomunicaciones ...-, ligado a la transformación eléctrica, ha facilitado el crecimiento de Barcelona. Sirvan de ejemplo las galerías (de propiedad municipal) para servicios subterráneas que se hicieron en paralelo a la construcción de las rondas (desde 1989). Estas galerías, que acogen, entre otros, 550 kilómetros de líneas eléctricas de media y alta tensión (y servicios de agua, gas y telefonía de la ciudad) supusieron una inversión de 12.000 millones de pesetas (el equivalente a día de hoy, teniendo en cuenta la inflación, de 114,53 millones de euros), de los que Fecsa costeó 2.590 millones (el equivalente a 24,72 millones de euros).

Llegado 1992 se enterró buena parte del cableado de media y alta tensión de la ciudad para estas galerías que recorren 41 kilómetros por el subsuelo de la ciudad, siendo totalmente transitables y con un centro de control propio bajo tierra que vela las 24 horas del día y los 365 días del año para la seguridad del túnel. Así  los técnicos pueden trabajar cómodamente desde debajo de las rondas y se evitan en buena medida las obras en aceras o calzadas -no impidiendo el paso de peatones o vehículos- para la construcción de nuevas instalaciones de electricidad, así como su mantenimiento o reparación.

550 KILÓMETROS DE CABLEADO

De propiedad municipal, estas galerías están gestionadas por la comunidad de usuarios que agrupa las diferentes empresas que operan. Endesa es la empresa más espacio ocupa, en concreto cerca de un 60% del total, lo que representa 550 kilómetros de cableado de media y alta tensión conectados a diferentes subestaciones o centros de transformación de la capital condal. Desde su inauguración, y con la introducción de nuevas tecnologías, se han ido realizando remodelaciones y mejoras para aumentar las medidas de seguridad de la galería.

Echando la vista atrás el cambio es considerable. El 17 de octubre de 1986, día en que el Comité Olímpico Internacional anunció que Barcelona sería la sede de los JJOO, la ciudad contaba con 28 subestaciones. A partir de ese momento, Fecsa, Enher y HECSA comenzaron a preparar la infraestructura eléctrica para alimentar y dejar a punto instalaciones tanto singulares como por ejemplo el Anillo Olímpico. En total  se construyeron hasta ocho nuevas subestaciones en 6 años, desde 1987 hasta 1992. Tres de ellas se pusieron en servicio pocos meses antes de la celebración de las olimpiadas.

La construcción de nuevas subestaciones, principalmente los 4 años previos a las olimpiadas, conllevó también el tendido de 4 líneas más de alta tensión para transportar y distribuir la energía, pasando de 29 a 33.

A día de hoy, Barcelona se alimenta prácticamente del doble de instalaciones que antes del anuncio de los Juegos, concretamente de 53 subestaciones y centros de reparto, mientras que también se han extendido 12 nuevas líneas de alta tensión, fruto de la necesidad de desarrollar un sistema eléctrico más reforzado de la capital.