Poco antes de las 6 de la mañana del 24 de febrero de 2022, cuando el mundo aún estaba recuperándose del impacto de la pandemia, el presidente ruso, Vladímir Putin, anunció el inicio de una "operación militar especial" contra Ucrania para "desmilitarizar" y "desnazificar" el país eslavo. Su intención era llevar a cabo una invasión relámpago, derrocar el Gobierno de Volodímir Zelenski y colocar a un mandatario-marioneta cuyos hilos mover desde Moscú. Dos años después de aquel golpe sobre el tablero no hay signo de distensión a la vista. La guerra se ha enquistado.

Textos:
Laura Puig
Infografías:
Francisco José Moya

El tiempo, en el campo de batalla, es un factor muy relevante. Y en el caso de Ucrania, cuando se entra en el tercer año de guerra, podría llegar a ser determinante. En el pulso entre Moscú y Kiev, la primera cuenta ahora con una pequeña ventaja que podría agrandarse con el paso de las semanas y meses si afloja el apoyo de Occidente a la segunda, un apoyo fundamental para frenar el embate ruso.

Tras las ganancias de Ucrania logradas en la contraofensiva del otoño de 2022, el conflicto entró en una fase de estancamiento que a día de hoy perdura, aunque "con una ligera inflexión a favor de Rusia", según explica a EL PERIÓDICO Félix Arteaga, investigador principal del Real Instituto Elcano. Putin, subraya este analista, está "poco a poco imponiendo su capacidad militar y cuenta con más recursos". Y ha emprendido en los últimos meses una guerra de desgaste.

"Estamos en un tiempo de espera, con una situación militar que se parece a la guerra de posiciones de la Primera Guerra Mundial, donde cada lado avanza unos metros y poco más y la ocupación de un pueblo u otro no tiene mayor valor estratégico", apunta, por su parte, Carmen Claudín, investigadora sénior asociada del CIDOB.

La Unión Europea ha aprobado recientemente un nuevo paquete de apoyo de 50.000 millones de euros que servirá para insuflar oxígeno a Ucrania, pero la batalla fratricida en EEUU entre republicanos y demócratas está frenando otra ronda de ayudas de Washington por valor de 55.000 millones, la mayor parte destinada a armamento. Y una victoria de Donald Trump en las elecciones de noviembre podría ser fatal para los objetivos de Kiev, pues el republicano se ha manifestado en más de una ocasión en contra de seguir financiando a Kiev.

Tras reclamar (y lograr compromisos para obtener) sistemas de defensa antiaérea Patriot y aviones de combate F16, el Gobierno de Zelenski, cuya labor diplomática se ha revelado infatigable, está centrado ahora en pedir a sus aliados que aumenten las entregas de munición, visto el papel preponderante de la artillería, y en intentar evitar que la fatiga que empieza a hacer mella en Occidente merme sus posibilidades.

Soldados ucranianos disparan su artillería contra las posiciones rusas en las afueras de Bakhmut, el 8 de noviembre de 2022. Foto: Bulent Kilic / AFP

(FILES) A Ukrainian soldier of an artillery unit fires towards Russian positions outside Bakhmut on November 8, 2022, amid the Russian invasion of Ukraine. (Photo by BULENT KILIC / AFP)

Un soldado ruso dispara un misil antitanque contra las fuerzas ucranianas, en verano de 2022. Foto: EFE

Un soldado ruso dispara un misil antitanque contra las fuerzas ucranianas, en verano de 2022. Foto: EFE

mapa de Ucrania con las zonas de presencia rusa y la zona recuperada por Ucrania

Los primeros compases de la guerra están marcados por el rápido avance del Ejército del Kremlin, que avasalla a las defensas ucranianas con su ofensiva por tierra, mar y aire. En pocos días, las tropas rusas logran importantes conquistas en el norte y sur del país, como la ciudad de Jersón o la central nuclear de Zaporiyia –la mayor de Europa–, e intentan, sin éxito, rodear y lanzar el asedio a la capital, Kiev.

La ayuda de Occidente permite dar un vuelco a la situación. En abril, los problemas logísticos en el frente obligan a Moscú a retirarse del norte dejando tras de sí un macabro legado, cuyo principal exponente es Bucha. Rusia anuncia su intención de concentrar sus esfuerzos en el sur y el este para crear un corredor que una el Donbás con la península de Crimea. Mariúpol, puerto estratégico del mar de Azov, cae en manos rusas tras meses de asedio.

Empieza la contraofensiva de Ucrania. El Ejército de Kiev recupera miles de kilómetros cuadrados de territorio ocupado en la región de Járkov. Frente a estos reveses, el Kremlin impulsa una movilización parcial y, tras un referéndum sin reconocimiento internacional, el 30 de septiembre se anexiona cuatro regiones: Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, a pesar de no tener el control total en estos territorios.

Los siguientes meses, Ucrania se apunta nuevos tantos en su balance de resultados. Recupera Limán, enclave ferroviario estratégico en Donetsk, y asesta un mazazo a Moscú al dañar el puente que une Crimea con Rusia. La presión del Ejército de Kiev obliga a las tropas del Kremlin a retirarse de Jersón, la única capital de provincia conquistada desde que inició la actual guerra.

Durante el invierno, Ucrania consolida la recuperación de buena parte del norte. Mientras, Rusia se concentra en mantener el control de parte de las cuatro provincias anexionadas, así como en sostener una guerra de desgaste con bombardeos frecuentes a ciudades ucranianas. En Bajmut, se libra una batalla a sangre y fuego, calle a calle, que se prolonga durante casi 10 meses y cuya victoria se anota finalmente Putin. Según la inteligencia de EEUU, en esta batalla mueren 20.000 soldados rusos, la mitad mercenarios del grupo Wagner. En el bando ucraniano, las víctimas mortales se elevan a 50.000, según estimaciones de Wagner.

La anunciada contraofensiva ucraniana del verano no da frutos y ambos bandos se esfuerzan en mantener sus posiciones tras el estupor causado por el motín que el líder de Wagner, Yevgueni Prigozhin, dirige contra Putin el 24 de junio en protesta por la falta de recursos y la gestión del ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú. La insurrección se desactiva en menos de 24 horas, y dos meses más tarde, Prigozhin fallece en un accidente aéreo. En junio también, la destrucción de la presa Nova Kajovka, en Jersón, provoca una gran inundación que acarrea graves consecuencias ecológicas.

En el momento actual, sigue el estancamiento, pero Rusia muestra un mayor control en el campo de batalla. Periódicamente lanza ataques masivos con drones y misiles que apabullan a las defensas ucranianas y en los últimos días toma el control de Avdiivka, bastión militar ucraniano en la región de Donetsk durante casi una década. Kiev, por su lado, logra asestar algún golpe al enemigo en su propio territorio, en la región rusa de Belgorod. En el ámbito diplomático, Zelenski recibe en diciembre un espaldarazo de la UE, que aprueba la apertura de negociaciones de adhesión. Mientras, en el patio interno releva al jefe de las Fuerzas Armadas, Valeri Zaluzhni, tras semanas de rumores.

Las claves del frente bélico, por Jesús Núñez Villaverde

Jesús Núñez Villaverde, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria y militar retirado, ha desgranado para EL PERIÓDICO la estrategia de Rusia y Ucrania en el campo de batalla durante estos dos años. En el vídeo que acompaña estas líneas, destaca los momentos clave de la invasión.

La invasión de Ucrania provocó en sus inicions el mayor éxodo humano en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Según el Alto Comisionado para los Refugiados de Naciones Unidas, 6.479.700 ucranianos han abandonado el país, de los que 6.004.100 se han quedado en Europa y 475.600 han optado por otros continentes. El país que acoge al mayor número de refugiados es Alemania, con 1.139.690, seguido de Polonia (956.635). En España hay contabilizados 192.405. Rusia, por su parte, cuenta con 1.212.585 ucranianos, aunque es difícil saber si todos ellos han escogido este país por voluntad propia. Según Kiev, en muchos casos se trata de "deportaciones forzosas".

Según el último balance de la Misión de la ONU de Seguimiento de los Derechos Humanos en Ucrania, 10.378 civiles (579 de ellos menores de edad) han muerto desde el 24 de febrero de 2022 y 19.632 han resultado heridos. Sin embargo, la cifra real seguramente es muy superior pues los datos solo recogen los casos que han podido ser verificados por la organización.

En el frente, los números son también una estimación, puesto que ambos bandos mantienen los datos en secreto. 'The New York Times' reveló en agosto, citando fuentes de la inteligencia de EEUU, que el Ejército ruso contaría con unas 300.000 bajas, de las cuales 120.000 serían muertos y entre 170.000 y 180.000 heridos. En el bando ucraniano, los fallecidos ascenderían a 70.000, mientras que la cifra de heridos estaría en una horquilla entre los 100.000 y los 120.000. Un nuevo informe de EEUU difundido en diciembre, eleva las bajas rusas a 315.000.

Vladímir Putin

El presidente ruso mantiene firme el pulso a Ucrania (y a Occidente), ha logrado sobreponerse a las sanciones y ha neutralizado motines internos. Entre el 15 y el 17 de marzo, el país celebrará sus octavas elecciones presidenciales a las que Putin, de 71 años, puede concurrir tras una reforma constitucional que anuló el límite de dos mandatos. Lo que sí ha visto alterado el mandatario es su libertad de movimientos tras la orden de arresto emitida en su contra por la Corte Penal Internacional por presuntos crímenes de guerra en Ucrania.

Volodímir Zelenski

El presidente de Ucrania no está atravesando su mejor momento. Tras un período inicial en el que Occidente se volcó con el país eslavo, a los aliados cada vez les cuesta más aprobar nuevos paquetes de ayuda. En el patio interno, Zelenski ha relevado recientemente a su jefe de las Fuerzas Armadas, un cambio que algunas voces atribuyen a sus discrepancias sobre como afrontar la invasión. También se está topando con la fatiga y el pesimismo de sus ciudadanos tras dos años de guerra en los que casi no ha habido rotaciones en el frente y ante la ausencia de un final claro en el horizonte. Está casi descartado que el país celebre las elecciones previstas para el 31 de marzo.

Ucrania es el país que, por razones obvias, ha acusado más las consecuencias económicas del conflicto. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el producto interior bruto (PIB) del país eslavo, que en 2021 había experimentado un alza del 3,4%, registró un desplome del 29,1% durante el primer año de la invasión, pero recuperó la senda del crecimiento en 2023 (2%) y está previsto que en 2024 crezca un 3,2%. Rusia, por su parte, de crecer un 5,6% en 2021, vio cómo su PIB cayó un 2,1% el año siguiente, y aumentó un 2,2% en 2023. Para este año, el FMI le augura un alza de un 2,6%.

La economía rusa ha demostrado una gran resiliencia frente a la batería de sanciones internacionales impuestas desde el inicio de la invasión, que no han impedido que la mayor parte de sus ingresos siga llegando de la venta de hidrocarburos. China y la India son ahora sus dos principales mercados, sustituyendo a países de la Unión Europea, y ha reemplazado el dólar por el yuan chino como moneda para los pagos. En la parte del gasto, Putin ha virado hacia una economía de guerra dedicando el 40% del presupuesto al gasto militar y de seguridad.

A pesar de la resistencia de Moscú, la UE confía en que las sanciones den finalmente frutos y cumplan el objetivo de "debilitar la capacidad de Rusia para financiar la guerra". En total, la UE, el G7 y Australia tienen congelados 300.000 millones de euros de reservas del Banco Central de Rusia. Recientemente, los Veintisiete han dado el primer paso para utilizar los beneficios de estos activos (en el caso de la UE, 200.000 millones) para la reconstrucción de Ucrania.

En paralelo, los aliados de Ucrania se han volcado desde el inicio en ayudar al país eslavo, tanto a nivel financiero como militar: en total, los Veintisiete han puesto a disposición de Kiev más de 138.000 millones de euros, de los cuales más de 81.000 millones han sido en concepto de ayuda financiera, presupuestaria y humanitaria, 17.000 millones en ayuda a los refugiados, 28.000 millones en ayuda militar y 12.200 millones son en concepto de subvenciones, préstamos y garantías aportados por los Estados miembros. Recientemente, el club comunitario aprobó un paquete de ayuda financiera de 50.000 millones de euros para el periodo 2024-2027.

Estados Unidos, por su parte, ha entregado a Kiev casi 68.000 millones de euros en concepto de apoyo humanitario, financiero y militar (42.200 millones), según el Kiel Institute for the World Economy, un 'think tank' alemán.

Pero estas ayudas son apenas una gota en un mar de necesidades. Según un reciente informe conjunto de la ONU, el Banco Mundial, la Comisión Europea y el Gobierno de Ucrania, el país necesitará 450.000 millones de euros para su reconstrucción y recuperación, casi 70.000 millones más que lo estimado el año pasado. Vivienda, transporte, comercio, industria, energía y agricultura son los sectores más afectados. Por regiones, los daños se concentran en Donetsk, Járkov, Lugansk, Zaporiyia, Jersón y Kiev. Estimaciones locales sitúan el monto necesario en casi un billón de euros. Y cuanto más se alargue la guerra, más subirá el coste de la reconstrucción.

La evolución de la guerra en Ucrania, según coinciden los expertos, dependerá en gran medida de la cantidad de ayuda que el país eslavo reciba de sus socios, de si ese cordón umbilical sigue en funcionamiento. "El único factor que podría desbloquear el actual estancamiento es una importante mejora o degradación del equipo militar para cualquiera de los bandos. Pero no esperamos que suceda esto en 2014", señala un informe de la Economist Intelligence Unit (EIU), la división de análisis e investigación del grupo 'The Economist'.

Según prevé la EIU, no es probable que los aliados vayan a cerrar el grifo debido a las "implicaciones geopolíticas" del conflicto. Si así fuera, la UE y EEUU "mandarían un poderoso mensaje a los países revisionistas sobre la falta de poder de resistencia de Occidente". La historiadora Carmen Claudín considera que este mensaje ya se ha enviado por la, a su juicio, lentitud de la respuesta. Para poner remedio, Claudín propone "acelerar al máximo el ingreso de Ucrania en la UE y la OTAN". "Que Rusia tenga realmente la sensación de que está luchando con Occidente", subraya.

En cualquier caso, el Gobierno de Zelenski se haya en una encrucijada. Según Félix Arteaga, del Real Instituto Elcano, tiene que decidir "si las prioridades de inversión se dirigen a asegurar la defensa del territorio" o bien opta por "intentar ganar terreno". Esta última opción, subraya el analista, iría en contra de Ucrania. "Si se quiere actuar en todos los frentes, habrá que desproteger algo".

"Occidente tiene que acelerar al máximo el ingreso de Ucrania en la UE y la OTAN"

Entrevista con Carmen Claudín, historiadora e investigadora sénior asociada del CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs)

"En una guerra de desgaste como la de Ucrania, el que tiene más medios y recursos es el ganador"

Entrevista con Félix Arteaga, investigador principal de Seguridad y Defensa del Real Instituto Elcano.

Item 1 of 12

Bucha, 2 de abril de 2022.

Bucha, 2 de abril de 2022.

Bucha, 7 de abril de 2022.

Bucha, 7 de abril de 2022.

Kramatorsk, 8 de abril.

Kramatorsk, 8 de abril.

Borodianka, 8 de abril

Borodianka, 8 de abril

Mariúpol, 14 de agosto.

Mariúpol, 14 de agosto.

Fosa común descubierta en Izyum, noreste de Ucrania. Foto Oleg Petras (EFE)

Fosa común descubierta en Izyum, noreste de Ucrania. Foto Oleg Petras (EFE)

Liberación de 215 presos ucranianos en un intercambio con prisioneros rusos. Foto: Security Service of Ukraine

Liberación de 215 presos ucranianos en un intercambio con prisioneros rusos. Foto: Security Service of Ukraine

Decenas de moscovitas tratan de coger un vuelo para salir de Rusia tras el anuncio de Putin de reclutar a reservistas, el 22 de septiembre. Foto: Fernando Salcines (EFE)

Decenas de moscovitas tratan de coger un vuelo para salir de Rusia tras el anuncio de Putin de reclutar a reservistas, el 22 de septiembre. Foto: Fernando Salcines (EFE)

La policía reprime las protestas contra la guerra en Moscú, el 21 de septiembre. Foto: Anatoly Maltsev

La policía reprime las protestas contra la guerra en Moscú, el 21 de septiembre. Foto: Anatoly Maltsev

Ataque ruso con un dron en Kiev, el 14 de diciembre.

Ataque ruso con un dron en Kiev, el 14 de diciembre.

El metro de Kiev, refugio durante las alertas de ataques aéreos, el 17 de diciembre.

El metro de Kiev, refugio durante las alertas de ataques aéreos, el 17 de diciembre.

Campamento de vecinos de la presa desalojados por las inundaciones, a principios de junio.

Campamento de vecinos de la presa desalojados por las inundaciones, a principios de junio.

Textos:
Carles Planas Bou / Begoña González
Infografías:
Francisco J. Moya
Ilustración:
Andrea Hermida-Carro
Coordinación:
Rafa Julve