Por Marc Ferrà y Sofia Català
(textos, vídeos y fotos)
y Ramon Curto (diseño e infografías)

El 24 de junio de 2022 murieron en la valla de Melilla 23 personas, según cifras oficiales, cuando intentaban cruzar el paso fronterizo de Barrio Chino, entre Marruecos y España. El intento de salto de centenares de migrantes y refugiados fue respondido con dureza y violencia por parte de la policía marroquí y española.

Varios testimonios rememoran cómo fueron las horas previas a la tragedia, reviven cómo se precipitaron los hechos y analizan las consecuencias o la falta de ellas que deparó aquel suceso.

"Estábamos en medio de la
policía marroquí y española"

Modaser recuerda la última noche que pasó en el monte Gurugú, horas antes de la tragedia del 24J: "La policía marroquí vino al bosque. Eran muchos. Nos dijeron que nos rindiéramos o nos enviarían de vuelta a nuestro país. Les dijimos que no. Nosotros queríamos pasar a Melilla", explica este joven demandante de asilo.

La advertencia terminó en redada: "Nos atacaron con piedras. Traían gases lacrimógenos y una bomba de agua. Había helicópteros y nos hacían fotos", cuenta Modaser

A las pocas horas decidieron ir todos hacia el paso fronterizo de Barrio Chino, donde tuvo lugar la mayor tragedia jamás vivida en esa frontera. "Cuando llegamos a la valla, los españoles dispararon gases y humo, los marroquíes nos tiraban piedras y nosotros estábamos en medio. Conseguimos abrir la puerta para pasar a Melilla y los marroquíes nos atacaron por detrás".

Modaser explica que ese día logró llegar a España, pero no tuvo fuerzas para resistir a los golpes de la policía y le expulsaron de inmediato a Marruecos. "Me sacaron a la otra parte. Yo estaba en el suelo, no podía levantarme. Después vino un policía, me quitó todas mis cosas y me metieron en el bus".

Horas después de haber sobrevivido al operativo policial, Modaser fue trasladado de forma forzada a más de 700 kilómetros al sur del país. Jamás ha logrado volver a llegar a la frontera.

¿Cuántas personas murieron en la valla? ¿Cuántas fueron retornadas en caliente?

Más allá del recuento oficial de muertes, las organizaciones de DDHH reconocen que nunca llegarán a saber cuántas personas murieron ese día. El Colectivo Caminando Fronteras ha contabilizado 40 fallecidos, aunque la cifra podría ser mayor porque todavía hay desaparecidos. También hay varias personas que murieron mientras eran desplazadas por la policía marroquí o en el hospital, por las lesiones que habían sufrido. El 24J las autoridades españolas devolvieron ilegalmente a 470 personas que lograron superar la valla, según la investigación del Defensor del Pueblo.

Hubo muertos, heridos, deportados en caliente, desaparecidos y muchos de los que lograron salir de allí aún conviven con todo tipo de problemas a raíz de lo sufrido.

"Ni puedo volver atrás,
ni seguir hacia adelante"

Youssef todavía arrastra las secuelas físicas y psicológicas del 24J. Ha perdido la fuerza y la movilidad en el brazo derecho como consecuencia de las lesiones que le provocaron los golpes de la policía. Vive con medio y sumido en la depresión: "Jamás había visto algo así", asegura este joven cuando recuerda lo que pasó en la valla de Melilla. "Estaba allí con mi amigo", recuerda mirando las imágenes filtradas de ese día: "Desde ese momento está desaparecido, no sé si está muerto, no sé nada".

Youssef muestra las imágenes de la tragedia que guarda en el móvil.

Youssef muestra las imágenes de la tragedia que guarda en el móvil.

Hace unos meses intentó acercarse a la frontera de Ceuta para saltar i pedir asilo. La policía marroquí le atrapó y le trasladó al sur del país. "Ni puedo volver atrás, ni puedo seguir hacia adelante", lamenta Youssef con rabia y frustración. Ha pedido ayuda al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), pero aún no ha obtenido respuestas. "A día de hoy no he recibido ninguna ayuda de ACNUR y este es el organismo para los refugiados, no tengo dónde más ir. Nos tienen que ayudar", exige Youssef.

Youssef, en el centro escolar abandonado donde sobrevive.

Youssef, en el centro escolar abandonado donde sobrevive.

"Yo vengo de Sudán del Sur, huyendo de la guerra. Empezaron a secuestrar jóvenes como yo para entrenarlos como militares rebeldes y llevarlos a la guerra, por eso huyo de mi país", explica Youssef.

¿Cuántas personas continúan desaparecidas?
¿Se ha identificado a las víctimas?

Fosas abiertas en el cementerio de Nador, con la población al fondo de la imagen.

Fosas abiertas en el cementerio de Nador, con la población al fondo de la imagen.

Por ahora, 80 personas continúan desaparecidas, según la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH). Un año después, solo una de las víctimas mortales ha sido identificada y enterrada en el cementerio de Nador. Fue posible gracias a que su familia pudo viajar a Marruecos con el acompañamiento de la AMDH. Todavía quedan 22 muertos por identificar. Por ahora, ninguna fuente institucional ha confirmado que se haya practicado la autopsia a las víctimas, la versión oficial mantiene que murieron “por asfixia o aplastamiento”.

¿Qué ha pasado con las personas encarceladas?

Edificio de la Corte de Apelación de Nador.

Edificio de la Corte de Apelación de Nador.

Es la primera vez que se juzga a tantos migrantes tras un intento de salto, según un alto funcionario de la justicia de Nador. Un centenar de demandantes de asilo están encarcelados, desde el día de la tragedia, en la prisión de esta ciudad. Les condenaron por los delitos de entrada ilegal en Marruecos, favorecer la inmigración clandestina, ultraje a las autoridades, entre otros cargos.

"¿Y por qué a nosotros
no nos abren la frontera
como hacen con
otros refugiados?"

Mohamed ha intentado cruzar la frontera española hasta en nueve ocasiones después del 24J. En todas ellas ha sido detenido y trasladado de forma forzada a regiones remotas del país. Y vuelta a empezar. “Cada vez que voy hacia la frontera necesito dinero. Trabajo un poco y lo vuelvo a intentar. Y así se va todo el dinero. No tengo nada”, cuenta este joven.

“Nos dicen que en Marruecos hay derechos humanos, que tratan bien a los refugiados. Imposible. Los migrantes dormimos en las calles, los bosques, las estaciones. No tenemos lugar a donde ir. ¿Por qué? El estado debe asegurar la seguridad a los refugiados”, defiende Mohamed.

Habitáculo en el que duermen Mohamed y otros inmigrantes que tratan de llegar a Europa.

Habitáculo en el que duermen Mohamed y otros inmigrantes que tratan de llegar a Europa.

A pocas semanas del aniversario de la tragedia de Melilla, la guerra en Sudán se recrudece. Mohamed se enteró hace poco del asesinato de su hermano a manos de los paramilitares. El resto de su familia está desplazada. "Cada día me llegan noticias de amigos desaparecidos, familiares muertos como consecuencia de las balas", lamenta con ansiedad. "Llevamos veinte años sufriendo agresiones, como vagabundos, desplazándonos de una región a otra", cuenta Mohamed.

“Somos refugiados y tenemos derecho a vivir en un lugar seguro. Podrían facilitarnos las cosas. A través de las asociaciones que hay aquí en Marruecos, o abriendo directamente la frontera", señala Mohamed. A los ciudadanos de países de Europa donde hay problemas o guerra les abren la frontera, les facilitan el camino. ¿Y por qué a nosotros los sudaneses no?”, se pregunta desde la rabia, la resiliencia y la frustración.

¿Se ha llegado a investigar lo sucedido?

Todas las investigaciones que se abrieron tras la tragedia se han cerrado. Seis meses después del 24J, la Fiscalía española archivó diligencias sobre la operación policial en la que murieron al menos 23 personas. El ministerio público concluyó que no había indicios de delito en la actuación de la policía española.

En Marruecos no se ha abierto ninguna investigación judicial sobre lo ocurrido durante el operativo policial. En su defecto, el Consejo Nacional de Derechos Humanos, institución oficial del Estado, publicó un informe en el que responsabilizó a las autoridades españolas de las muertes por su "renuncia o vacilación en prestar auxilio pese a la aglomeración en las puertas del puesto fronterizo, que se quedaron herméticamente cerradas".

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UN AÑO DESPUÉS

Un año después de la tragedia de Melilla, Youssef, Mohamed y Modaser siguen bloqueados en Marruecos a la espera de alcanzar y cruzar la frontera para pedir asilo. Los tres han coincidido en varias ocasiones en una escuela abandonada de Casablanca, un lugar donde se cruzan los caminos de centenares de jóvenes demandantes de asilo que se recuperan de cada intento frustrado de llegar a Europa.

Youssef llegó a este edificio en ruinas pocos días después del 24J y desde entonces vive en el mismo lugar. Su estado físico no le permite hacer trabajos de ningún tipo y sobrevive como puede. Ya ha perdido la cuenta de las veces que ha pedido ayuda en vano. “Antes de salir de mi país, antes de que empezara la guerra, vivía una buena vida y estudiaba en la escuela, jamás había pensado en ir a Europa”, recuerda este joven. La guerra lo trastocó todo y forzó su salida, ahora sueña con llegar a territorio europeo para seguir estudiando y retomar su vida.

Mohamed también llegó a la escuela poco después del 24J, pero ha tratado de pasar en ella el menor tiempo posible. Hoy se siente “encarcelado” como consecuencia del bloqueo y la represión, pero aún tiene fuerzas y esperanza para seguir intentando cruzar la valla. Su vida se reduce a trabajar de lo que sea para intentarlo una y otra vez. Lo hace por su vida y la de su familia. "Soy refugiado y tengo derecho a pedir asilo en Europa. Necesito llegar para poder salvar a mi familia", afirma Mohamed.

Modaser también ha intentado llegar a España por la frontera de Ceuta, aunque no ha logrado ni tan siquiera acercarse a la valla. Tras cada intento ha pasado noches en el calabozo antes de ser trasladado lejos a la fuerza. Tampoco quiere pasar en esta escuela más tiempo del necesario. Su objetivo es seguir el camino hasta alcanzar su futuro y sus derechos: "En Marruecos vivimos como en una prisión. Todos queremos salir adelante, salir de este país, estudiar para ser maestros, doctores, ingenieros”, concluye Modaser.

La guerra en Sudán se recrudeció a mediados de abril, el conflicto se ha ido extendiendo y agravando por todo el país y los territorios vecinos. La mayoría de los supervivientes de la tragedia escaparon hace años de esa violencia. Ahora, desde la distancia, sufren por sus familias. Su vida en Marruecos dio un vuelco tras el 24J. Las condiciones de vida han aumentado y el miedo a detenciones se ha disparado. Al mismo tiempo que las opciones de llegar a Europa se han diluido por el férreo control fronterizo.

Un reportaje de
EL PERIÓDICO

Texto, videos y fotos: Marc Ferrà y Sofia Català
Diseño e infografía: Ramon Curto
Coordinación: Laura Puig, Jose Rico y Rafa Julve