Médicos Sin Fronteras, el pulso ante un mundo con más peligros
Cumplir 50 años tiene un sabor agridulce para la oenegé sanitaria Médicos Sin Fronteras. No tiene mayor anhelo que cerrar la persiana por innecesaria. De no llegar a los 100. Pero el mundo no camina en esa dirección. En el marco de conflictos más complejos, el personal humanitario trabaja en contextos cada vez más peligrosos mientras aumenta la dificultad para acceder a la población vulnerable.
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El Líbano, 1977.
El Líbano, 1977.
Campo de refugiados etíopes en Djibouti, 1978 / MSF
Campo de refugiados etíopes en Djibouti, 1978 / MSF
Textos: Montse Martínez
Gráficos: Alex R. Fischer
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Un olivo, aún pequeño pero para nada endeble, corona la privilegiada terraza de la sede de la oenegé Médicos Sin Fronteras en Barcelona. Así recuerdan a sus compañeros María Hernández, Yohannes Halefom y Tedros Gebremariam, asesinados en Etiopía el pasado junio, cuando prestaban su ayuda a la población de Tigray.
Al lado del olivo, el presidente saliente de MSF España, David Noguera, y la colega que le sustituye, Paula Gil Leyva, reflexionan cómo en la última década la acción humanitaria se desarrolla en escenarios cada vez más complejos y peligrosos.
Como en numerosos ámbitos, el 11-S también supuso un punto de inflexión en la asistencia humanitaria. Los escenarios cambiaron para peor. La lucha antiterrorista global y las leyes marcadas por cada país contra el terrorismo, han dificultado enormemente el trabajo de la oenegé sanitaria. "La independencia, la imparcialidad y la neutralidad son los tres pilares de nuestra organización", explica Noguera para, a renglón seguido, añadir que es complicado, cada vez más, respetarlos al cien por cien en tanto que los actores de los conflictos se empeñan en alinearlos en alguno de los bandos. "Toda la narrativa del contraterrorismo dificulta que podamos acceder a las poblaciones que más lo necesitan", apuntala Paula Gil.
"Toda la narrativa del contraterrorismo nos impide acceder a las poblaciones que más lo necesitan"
En base a las citadas leyes antiterroristas, los Estados designan grandes áreas controladas por milicias insurgentes como hostiles y objetivo militar en su conjunto; es decir, asimilan la población con la milicia que controla determinada región.
"Bajo la premisa 'todos son terroristas' vemos coartada nuestra entrada a esas zonas", argumenta la directora de Operaciones de MSF España, Teresa Sancristóval para añadir: "Una gran parte de civiles se ve afectada y es justamente a esas personas a las que dichas leyes no nos permiten llegar ni atender". Además, cada vez hay más agentes políticos y militares que intentan controlar la ayuda humanitaria.
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Quirófano de MSF en El Líbano, 1981. /MSF
Quirófano de MSF en El Líbano, 1981. /MSF
Afganistán, 1984.
Afganistán, 1984.
Etiopía, 1984.
Etiopía, 1984.
Armenia, 1988.
Armenia, 1988.
Kurdistán, 1991.
Kurdistán, 1991.
Médicos Sin Fronteras nace formalmente en París el 20 de diciembre de 1971 de la mano de un grupo de médicos y periodistas. Para hallar las raíces de la organización hay que trasladarse al conflicto de Biafra (Nigeria) en 1968. El resorte que impulsó la creación de la organización fue la frustración de una serie de médicos porque el mandato de la organización en la que trabajaban les impedía prestar testimonio sobre la guerra civil y las atrocidades que se estaban cometiendo contra la etnia igbo.
La publicación 'Tonus' recogía en enero de 1972 la firma de constitución de MSF producida días antes. Foto: François Leduc
La publicación 'Tonus' recogía en enero de 1972 la firma de constitución de MSF producida días antes. Foto: François Leduc
"Fuimos fruto de una mezcla de compromiso, de nuestra manera de entender la profesión médica y de la necesidad de combinarla con la denuncia para canalizar la indignación ante determinadas situaciones, señalar a los responsables y buscar aliados para revertirlas", resume el presidente saliente de MSF España, David Noguera, en referencia a la esencia de la organización.
Refugiados entre Burundi y Ruanda, 1994. Xavier Lassalle / MSF
Refugiados entre Burundi y Ruanda, 1994. Xavier Lassalle / MSF
Sala de hospitalización de MSF en Kigali (Ruanda), 1994. Xavier Lassalle / MSF
Sala de hospitalización de MSF en Kigali (Ruanda), 1994. Xavier Lassalle / MSF
Srebrenica, 1995.
Srebrenica, 1995.
Partiendo de la base de que la acción médica es la prioridad, la oenegé también recurre al testimonio como medio para provocar cambios en favor de las poblaciones a las que asiste. Uno de los grandes y continuos debates en el seno de la organización es si de debe prestar testimonio cuando existe la certeza de que será castigada con la expulsión del territorio y la población pagará las consecuencias.
La fórmula asistencial y de denuncia, no siempre fácil de equilibrar, le ha valido a MSF un indiscutible reconocimiento internacional que alcanzó su punto álgido con uno de los galardones más prestigiosos a nivel mundial:
el Premio Nobel de la Paz 1999
El 10 de diciembre de 1999, MSF aprovechó su discurso de aceptación del Nobel de la Paz para denunciar los bombardeos que el Ejército ruso llevaba tres semanas perpetrando contra la población civil en Chechenia. "Si los conflictos y las guerras son asuntos de Estado, las violaciones del derecho humanitario, los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad nos conciernen a todos y cada uno de nosotros", señaló en su discurso James Orbinsky, presidente de MSF internacional.
Angola, 2002.
Angola, 2002.
Chad, 2006.
Chad, 2006.
Haití, 2010.
Haití, 2010.
Siria, 2013.
Siria, 2013.
Epidemia de ébola, 2014.
Epidemia de ébola, 2014.
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Y para poder denunciar es imprescindible ser independientes, uno de los pilares de Médicos Sin Fronteras; trabajar libre de presiones e intereses políticos. El máximo exponente de esta premisa se dio en el año 2016, cuando la oenegé renunció a todos los fondos procedentes de la Unión Europea (UE) en protesta por la política migratoria considerada "dañina". El acuerdo firmado entre la EU y Turquía pretendía acabar con el flujo de refugiados que intentaban llegar a Grecia desde las costas turcas. El trato, que sigue vigente, permite devolver a la mayoría de estas personas a Turquía y condenarlas a una vida en campos en condiciones extremas.
Así, escrupulosamente independientes de poderes políticos, económicos y religiosos, resulta vital el apoyo de los socios y colaboradores.
MSF cuenta con más de 7 millones de socios en todo el mundo -486.880 en España- que garantizan que el 97% de los fondos sean de origen privado. La organización les responde con un estricto mecanismo de rendición de cuentas.
La sección española de MSF nació en Barcelona en 1986, teniendo al doctor Josep Vargas como uno de los principales impulsores. El primer proyecto tuvo lugar en Palos Blancos, en Bolivia, con un programa de asistencia a la población aymara.
Con un total de 486.880 socios, España es el país del mundo con más socios y socias que colaboran de forma regular con MSF.
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Rohingyas, 2017.
Rohingyas, 2017.
Gaza, 2018.
Gaza, 2018.
La pandemia de covid, donde MSF se ha volcado tanto en España como en el exterior, ha desnudado una realidad que la organización lleva años denunciando: la inaccesibilidad a determinados medicamentos y vacunas de la población más vulnerable. En definitiva, un sistema vigente que prima más los intereses empresariales que los de la población.
En el marco de la 'Campaña de Acceso' , MSF aboga por la eliminación temporal de las patentes y la propiedad intelectual de de las tecnologías sanitarias esenciales contra el covid.
Este reportaje se ha publicado en EL PERIÓDICO el 21 de diciembre de 2021.
Textos: Montse Martínez
Fotos y vídeos: MSF
Gráficos: Alex R. Fischer
Coordinación: Rafa Julve