Merkel

Tres motivos para elogiarla y tres para criticarla
(con sus matices)

Textos: Carles Planas Bou
Infografías: Ricard Gràcia
Fotos: Reuters / AFP

¿Cómo verá la Historia a Angela Merkel? ¿Será la mujer que salvó Europa o que contribuyó a su desmoronamiento? Durante sus 16 años de mandato al frente de Alemania, la cancillera se ha convertido en una figura política tan trascendental para entender nuestro tiempo como difícil de leer. Son muchos los mandatarios a los que ha visto llegar e irse mientras ella seguía dejando huella en la política internacional.

Unos la ven como quien permitió a la Unión Europea no hundirse durante la crisis económica, otros como quien la fracturó con su austeridad; unos piensan que ha sido un baluarte contra el populismo, y otros que su rigidez ha alimentado la extrema derecha. La realidad siempre es una escala de grises, así que aquí desgranamos hasta tres motivos para aplaudir y otros tres para criticar a Merkel (con sus matices).

PRAGMATISMO POLÍTICO

No se está al frente de la mayor potencia económica de Europa sin saber hacer equilibrios de poder. Merkel es vista por sus partidarios como una líder calmada capaz de negociar y llegar a consensos con otras formaciones políticas. Y es que la canciller siempre ha gobernado de la mano de socialdemócratas (SPD) o liberales (FDP), coaliciones que se repiten en todo el territorio, también junto a verdes.

Para sus críticos, Merkel no es una estratega, sino una táctica. Su indecisión se ha equilibrado con movimientos para plegarse a la opinión pública y pivotar desde el centro hacia otras posiciones políticas para capitalizar temas de otros partidos. Así, sus socios de coalición siempre han sido penalizados electoralmente mientras la canciller seguía ganando apoyos. El ejemplo más paradigmático es, quizás, su anuncio por sorpresa de cerrar las plantas nucleares –pilar político de Los Verdes, al que se oponía— tras la crisis de Fukushima en 2011.

NORMALIDAD ANTICARISMÁTICA

Durante años, una máxima de la política alemana ha sido que es aburrida. Más que una realidad, ese adjetivo ilustra un estilo frío y pausado, lejos de los histrionismos del ascendente populismo testosterónico. Merkel ha sido la encarnación de ese carácter austero, humilde y sencillo, un estilo que ha seducido a partidarios e incluso a rivales.

Así, es fácil identificarse con una canciller a la que se puede ver haciendo la compra, aguantar los monólogos de Putin, sorprenderse al darse cuenta que se ha descuidado la mascarilla o aburrirse como una ostra durante el carnaval.

Ese estilo se dejó ver en su victoria electoral en 2013, cuando sacó una bandera alemana del escenario para no instrumentalizar un símbolo nacional, o durante sus ruedas de prensa durante los primeros meses de pandemia, en las que usó un lenguaje científico y conciso para informar a sus ciudadanos.

CRISIS HUMANITARIA DE LOS REFUGIADOS

El 31 de agosto de 2015, Merkel compareció ante la prensa mientras cientos de miles de personas refugiadas se desplazaban por Europa tras huir de Siria. La canciller respondió a la crisis humanitaria y migratoria con un “Wir schaffen das” (Podemos hacerlo), mensaje que se convirtió en eslogan de su política de acogida. Berlín permitió a los refugiados pedir asilo en su territorio y una semana después abrió las puertas –junto a Austria— para permitir su entrada en el país.

La decisión fue aplaudida por izquierdistas, socialdemócratas y liberales, pero también fue la más arriesgada de su carrera, abriendo una crisis política sin precedentes durante su mandato en las filas de la CDU. El ala más conservadora de su partido se lanzó contra la líder y la ultraderecha de AfD instrumentalizó la crisis para crecer electoralmente y convertirse en la tercera fuerza del país.

El gesto humanitario (y pragmático— inicial de Merkel dejó paso a un giro restrictivo para contentar a sus socios –la CSU bávara— que limitó las reunificaciones familiares, aceleró las deportaciones e impulsó pactos con Turquía y Túnez para frenar el flujo migratorio.

CRISIS ECONÓMICA

Durante los 16 años de mandato de Merkel, Alemania ha crecido sin parar encadenando superávits de récord, se ha reducido el desempleo y la deuda. Sin embargo, esos logros han sido a costa de una rígida política de austeridad que en 2008 contribuyó a la fragmentación de la Unión Europea tras el impacto de la crisis económica.

De la mano de su veterano ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, se gestionó ese vendaval condicionando los múltiples rescates de Grecia con un rígido programa de recortes sociales que el país heleno terminó acatando a pesar del rechazo de su ciudadanía. Merkel fue criticada por parte de sus correligionarios conservadores por seguir una vía austera menos dura que Schäuble (que terminó beneficiando a la banca alemana) y en Atenas incluso se la comparó con Hitler, lo que llegó a reflejar hasta la prensa de su propio país.

Unos vieron su gestión como necesaria para evitar el desplome del euro. Otros han criticado el nacionalismo exportador alemán como propagador de una ortodoxia neoliberal que ha desmembrado los estados sociales del continente y como acelerador de la Europa desigual de dos velocidades.

'NEIN' AL MATRIMONIO HOMOSEXUAL

El 30 de junio de 2017, Alemania se convirtió en el vigesimoprimer país del mundo en aprobar el matrimonio homosexual. Sin embargo, fue con el voto en contra de Merkel, que asegura entender que el matrimonio solo puede ser entre un hombre y una mujer. No obstante, la cancillera permitió la libertad de voto dentro de su partido para que hasta 70 diputados conservadores votasen a favor de la medida.

El 'rombo' de Merkel se ha convertido en todo un icono durante sus años al frente de la cancillería. Ella ha explicado que le gusta la figura porque simboliza la simetría y el entendimiento. Menos poética, afirma también que le ayuda a evitar dolores de espalda.

El 'rombo' de Merkel se ha convertido en todo un icono durante sus años al frente de la cancillería. Ella ha explicado que le gusta la figura porque simboliza la simetría y el entendimiento. Menos poética, afirma también que le ayuda a evitar dolores de espalda.

UN PERSONAJE MISTERIOSO

Como hemos visto, una de las claves del éxito de Merkel ha sido la confianza que ha sabido transmitir a la ciudadanía. Sin embargo, varios analistas han apuntado el secretismo y opacidad con que ha funcionado su liderazgo, quizás fundamentado en la educación de la cancillera en la Alemania socialista.

Durante los últimos 25 años, Merkel ha estado acompañada de dos mujeres, Beate Baumann, su jefa de gabinete, y Eva Christiansen, consejera de comunicación. Un reducido círculo íntimo del que se conoce poco más que su frialdad y experiencia en la retaguardia.

"Gran parte de lo que creemos saber sobre Merkel es un montaje o una especulación", ha señalado el reputado investigador Hans Kundnani a 'The Guardian', voz crítica con la canciller. "Lo extraordinario es que todavía no sabemos realmente quién es".

Angela Merkel, custodiada por Beate Baumann (derecha) y Eva Christiansen, a la llegada de la cancillera a un estudio de TV de Berlín.

Angela Merkel, custodiada por Beate Baumann (derecha) y Eva Christiansen, a la llegada de la cancillera a un estudio de TV de Berlín.