Reformas polémicas
Trump ordena derribar todo el ala este de la Casa Blanca para construir un salón de baile
"Va a ser pagada al 100% por mí y por algunos amigos míos", asegura el presidente de Estados Unidos sobre la reforma, que ascenderá a 300 millones de dólares, según medios del país

Tareas de demolición del ala este de la Casa Blanca. / SHAWN THEW / EFE
Con su sueño de hacerse con el Premio Nobel de la Paz arrebatado el pasado 10 de octubre por Corina Machado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene su mente ya ocupada en un nuevo proyecto. Construir un salón de baile en plena Casa Blanca, en la que supone la mayor reforma en décadas de uno de los edificios más emblemáticos de Estados Unidos.
Un proyecto megalómano de 8.361 metros cuadrados –casi el doble del tamaño de la residencia presidencial, ubicada en el ala oeste–, con el que el republicano dejará irremediablemente su huella en la Casa Blanca, y que se suma a toda una serie de pequeñas reformas que ya ha ido implantando desde que comenzó su segundo mandato. Aunque previsiblemente no será su último proyecto, ni el menos discreto, puesto que Trump ya ha anunciado su intención de construir un gran arco similar al Arco del Triunfo de París frente al Cementerio Nacional de Arlington, a escasos cuatro kilómetros de la Casa Blanca.
Según informó este lunes el diario estadounidense 'The Washington Post', las obras para reformar parte del ala este ya han dejado muestra de sus primeros estragos. Hasta ahora, Trump había dicho que la obra sólo afectaría a ciertas partes de esta estructura de dos plantas que alberga varias oficinas, entre ellas la de la primera dama, y que el nuevo salón de baile estaría separado "de manera sustancial" del edificio principal. Sin embargo, las recientes informaciones publicadas en los medios norteamericanos apuntan a que finalmente será demolida por completo.

El presidente Donald Trump muestra una simulación del futuro salón de baile de la Casa Blanca, este miércoles. / ALEX BRANDON / AP
El expresidente de la Comisión de Planificación de la Capital Nacional (NCPC en sus siglas en inglés), L. Preston Bryant Jr, explicó a 'The Washington Post', que hasta la fecha, este tipo de reformas se mantenían en pausa hasta que la comisión las aprobara. Como ya ocurrió en su momento con dos proyectos que afectaron a la Casa Blanca en la pasada década: el cambio de una valla perimetral y la construcción de una pista de tenis, que necesitaron más de un año para aprobarse.
Según los medios estadounidenses, la Casa Blanca pronto mandará a la comisión los planes requeridos para este proyecto. Pero con la mayoría de los 12 miembros alineados con Trump, incluido el presidente de la NCPC, Will Scharf, el proceso será una mera formalidad.
300 millones de dólares
Este miércoles, en una de sus habituales ruedas de prensa, Trump admitió que la reforma será mucho más ambiciosa de lo que se había dado a conocer en un primer momento y que "para hacerlo bien, hay que derribar la estructura actual". Así, según un alto funcionario de la Administración consultado por 'The New York Times', el salón de baile pasará de poder albergar a 650 personas, a recibir cerca de 1.000; y la inversión, que se había previsto en 200 millones de dólares (172,2 millones de euros), alcanzará los 300 millones (258,76 millones de euros).
Aunque el dinero, según el presidente Trump, no será un problema, puesto que las arcas estadounidenses no pagarán "absolutamente nada", sino que la reforma está íntegramente financiada mediante donaciones privadas. "Va a ser pagado al 100% por mí y por algunos amigos míos", aseguró ante los medios de comunicación en el Despacho Oval, a quienes aseguró que el Ejército también estará "fuertemente implicado" en el proyecto, pero no detalló en qué forma.
Con el derrumbe del ala este, se pierde un fragmento de EEUU. Construida en 1902 durante el mandato de Theodore Roosevelt y reformada en 1942 por Franklin D. Roosevelt, ha sido testigo de algunos de los episodios más relevantes en la historia reciente del país. Fue en el búnker subterráneo ubicado en esta misma estructura donde el vicepresidente Dick Chery se resguardó tras los atentados del 11-S y donde, más recientemente, el propio Trump se refugió durante las protestas de 2020 en EEUU tras la muerte de George Floyd.
"Es nuestra casa"
Como viene a ser habitual con las decisiones de la Administración Trump, el derribo del ala este de la Casa Blanca ha sido producto de sendas muestras de descontento por parte del bando demócrata. Ante las fotos publicadas el lunes por 'The Washington Post' donde se veían grandes máquinas de demolición, la que fuera rival de Trump en los comicios de 2016, Hillary Clinton, hizo muestra de su desacuerdo a través de la red social X. "No es su casa, es vuestra casa, y la está destruyendo", denunció la excandidata demócrata.
Una protesta a la que se ha sumado una buena parte de quienes no comulgan con las decisión del republicano y que critican su falta de transparencia. Acusaciones que Trump volvió a negar el miércoles ante la prensa, alegando que está dispuesto a mostrar este proyecto "a todo el que escuche".
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