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Rezo histórico

Carlos III escenifica las buenas relaciones entre el anglicanismo y la Iglesia católica en su visita de Estado al Vaticano

El monarca confía en que el encuentro sirva para pasar página cuanto antes de los escándalos protagonizados por su hermano, el príncipe Andrés, y para poner de nuevo el foco en el papel institucional de la corona

Carlos y Camila a su llegada a Roma en su visita oficial al Vaticano

Carlos y Camila a su llegada a Roma en su visita oficial al Vaticano / Cecilia Fabiano / LaPresse

Lucas Font

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Londres
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El rey Carlos III de Inglaterra ha iniciado este miércoles una visita de Estado de dos días al Vaticano con el objetivo de escenificar las buenas relaciones entre la Iglesia anglicana, de la cual es gobernador supremo, y la Iglesia católica. Una cita que estará marcada por la asistencia, junto al papa León XIV, a un servicio religioso en la Capilla Sixtina en el que los dos jefes de Estado rezarán juntos por primera vez desde la separación de estas dos ramas del cristianismo en el siglo XVI. El monarca confía en que la visita sirva para pasar página cuanto antes de los escándalos protagonizados por su hermano, el príncipe Andrés, y para poner de nuevo el foco en el papel institucional de la corona.

Este es el primer encuentro oficial entre Carlos III y León XIV desde el nombramiento del nuevo Pontífice el pasado mayo. El rey y su esposa, la reina Camila, serán recibidos en el palacio apostólico por el Papa antes de acudir al servicio ecuménico en la Capilla Sixtina, centrado en el tema "Cuidado de la Creación", que refleja el compromiso de los dos jefes de Estado con la protección de la naturaleza y su preocupación por el medio ambiente. Otro momento destacado será la visita de los reyes a la basílica papal y la abadía de San Pablo Extramuros, donde Carlos III ha aceptado la sugerencia de convertirse en "confraterno real", en un reconocimiento del vínculo espiritual entre las dos iglesias.

Para celebrar aún más este nuevo vínculo, la basílica de San Pablo Extramuros ha creado un asiento especial para el monarca en señal del respeto mutuo entre los dos jefes de Estado. La silla especial está decorada con el escudo de armas del rey y permanecerá en el ábside de la basílica para su uso futuro, tanto por parte de Carlos III como de sus herederos y sucesores.

El rey está decidido a seguir los pasos de su madre, Isabel II, en su acercamiento a la Iglesia católica. La difunta reina fue la primera en realizar una visita oficial a la Santa Sede, en 1961, desde la reforma en el siglo XVI. Desde entonces el actual monarca ha mantenido encuentros periódicos con los sucesivos pontífices, incluidos Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. Su última visita al Vaticano fue a principios de este año, cuando participó en una reunión privada con Francisco poco antes de su fallecimiento, en el marco de la visita de Estado del rey y la reina a Italia.

Momento delicado

Con este encuentro, Carlos III quiere poner en valor el papel institucional de la familia real británica en un momento complicado para la corona, marcado por la renuncia del príncipe Andrés a sus títulos tras conocerse nuevos detalles sobre sus supuestos encuentros sexuales con Virginia Giuffre, una de las víctimas de la red de tráfico sexual de menores del multimillonario estadounidense Jeffrey Epstein, fallecido en 2019. 

A pesar de los esfuerzos del monarca por pasar página cuanto antes, la figura del hermano del rey sigue provocando indignación en el Reino Unido después de la publicación esta semana del contrato de alquiler de su mansión de 30 habitaciones en Windsor, en el que se establece el pago de una renta simbólica de "un grano de pimienta". La permanencia del príncipe en una propiedad de la corona a costa de los contribuyentes, a pesar de que ya no ejerce como miembro activo de la familia real, ha incendiado a la opinión pública y ha avivado las voces que exigen que el Parlamento modifique el reglamento para poder despojar a Andrés de sus títulos de forma oficial.

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