Conflicto en Oriente Próximo
El plan de Trump para el fin de la guerra en Gaza no se convierte en el salvavidas político que esperaba Netanyahu
Las encuestas del Canal 12, muestran que, si se celebraran elecciones ahora mismo, el Likud del primer ministro se convertiría en el mayor partido de la Knesset, pero este aumento de popularidad es pasajero, porque Netanyahu tiene las manos demasiado sucias

El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, posa con el presidente de EEUU, Donald Trump, el pasado 13 de octubre durante la visita del segundo a Israel. / EVAN VUCCI / AP

La dulzura del momento actual es tan efímera como ansiada. El lunes, parecía que la entrada en vigor del alto el fuego en Gaza iba a ser el salvavidas definitivo para el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, y su inestable Gobierno extremista. En un festival de aplausos y ovaciones en la Knesset, el Parlamento israelí, el presidente estadounidense Donald Trump incluso se atrevió a sugerir a su homólogo israelí Isaac Herzog que concediera un indulto a su querido Bibi, con juicios pendientes por varios casos de corrupción. Este jueves, las primeras encuestas, publicadas por el Canal 12, muestran que si se celebraran elecciones ahora mismo el Likud de Netanyahu se convertiría en el mayor partido de la Knesset. Pero los analistas destacan que este aumento de popularidad es pasajero. Netanyahu tiene las manos demasiado sucias.
"Para el pueblo israelí, él es el responsable del [ataque de Hamás del] 7 de octubre de 2023, y es el único que no ha asumido la responsabilidad de ello", constata la doctora Gayil Talshir, politóloga y experta en tendencias y opinión pública israelí de la Universidad Hebrea de Jerusalén. "El jefe del Estado Mayor, el ministro de defensa, y el jefe de inteligencia, todos ya han renunciado, solo Netanyahu sigue en el poder", dice a este diario. "Evidentemente que ahora recibe un impulso en su popularidad, pero no va hacer que el 7 de octubre y su responsabilidad desaparezcan, ni va a cambiar el hecho de que si se presentara a las elecciones hoy, [su coalición] no ganaría; la polarización en la sociedad israelí es demasiado grande para eso", señala.

Binyamín Netanyahu y el ministro de Finanzas, el colono Bezalel Smotrich, en una imagen de archivo. / RONEN ZVULUN / POOL / EFE
Así es. Aunque el Likud de Netanyahu obtendría 27 escaños, tres más que el mes pasado, y se convertiría en el partido con más apoyos de la Knesset, su coalición se quedaría a nueve asientos de la mayoría. Pasaría de los 68 escaños actuales a apenas 51. La encuesta del Canal 12 publicada este jueves sitúa a la formación del exprimer ministro Naftali Bennett, bautizada como Bennett 2026, en segundo lugar con 22 escaños, tres más que en la anterior encuesta. Eso supondría que el bloque que él lideraría, unido por su oposición común a Netanyahu, alcanzaría 59 asientos en la Knesset y se quedaría a las puertas de la mayoría. De nuevo, igual que pasó en su anterior coalición, la gobernabilidad dependería de sus alianzas con los partidos árabes-palestinos.
Extrema derecha
Casi cuatro años del Gobierno más ultraderechista de la historia de Israel tienen consecuencias. El partido Sionismo Religioso del actual ministro de Finanzas, el colono Bezalel Smotrich, no pasaría el umbral electoral y se quedaría fuera de la Knesset. Actualmente, tiene 14 escaños. Pese a su continua oposición a cualquier tipo de acuerdo con Hamás a lo largo de los últimos dos años de guerra en Gaza, los representantes más radicales del actual Ejecutivo han rebajado su discurso tras la aprobación del acuerdo, y han preferido enfatizar sólo la parte que implica el retorno de los rehenes, una reclamación ampliamente popular en todos los sectores de la sociedad israelí. Sin embargo, los primeros días de tregua indican que muchas de sus batallas parecen perdidas.
La tan pregonada "victoria total" no se ha conseguido. Aún quedan cuerpos de rehenes en Gaza, Hamás no se ha desarmado y el plazo para que lo haga es indefinido. Más bien, al contrario, ya que la retirada de las tropas israelíes de la mitad del enclave les ha devuelto el control en esas zonas. Por lo tanto, tal vez Gaza sigue siendo una amenaza para la seguridad de Israel. Además, el camino hacia la creación de un Estado palestino cuenta ahora con el claro respaldo de una mayoría decisiva de la comunidad internacional, hasta el punto de que se menciona en el plan de 20 puntos de Trump. "Aunque hubo mucha alegría con el regreso de los rehenes, la opinión pública israelí ahora está preocupada por la forma en que Hamás intenta recuperar el control de Gaza, y el hecho de que la fuerza internacional que se suponía debía llegar al terreno para asegurar que Hamás no regresara aún no está preparada para hacerlo", explica Talshir.

Netanyahu conversa en la Knesset con el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir. / ABIR SULTAN / EFE
"Esta es la razón principal por la que la extrema derecha no se ha retirado del Gobierno, porque sabían que esto iba a suceder, y, como Trump ya ha dicho que, si Hamás no entrega sus armas, Israel puede volver a la guerra, los ultraderechistas han conseguido lo que querían", constata la politóloga. Sin la dimisión de Smotrich y su aliado, el ministro de Seguridad Nacional Itamar Ben Gvir, el Ejecutivo de Netanyahu podría aguantar hasta las próximas elecciones, previstas a finales de 2026. No obstante, con el verdadero final de la guerra, podría llegar un escenario aún más temido por el primer ministro, por mucho que fuera él mismo quien lo prometiera. Con los rehenes de vuelta y el cese de las hostilidades, la sociedad israelí podría aumentar sus exigencias para que, por fin, se establezca un comité que investigue los fallos de seguridad que llevaron al 7 de octubre.
Elecciones anticipadas
De acuerdo con la encuesta del Canal 12, el 57% de los israelíes defienden la necesidad de una comisión estatal de investigación, aunque sólo el Gobierno puede decir crearla. El pasado mes de mayo, se negó a hacerlo. El 27% cree que una investigación gubernamental será suficiente. Además, el 46% de los ciudadanos cree que Israel debe celebrar elecciones lo antes posible, mientras que el 44% dice que es mejor esperar hasta octubre de 2026, cuando termina el mandato del Gobierno. Hasta entonces, el mago Bibi puede volver a renovar su embrujo.
Pero, antes, se enfrenta a grandes desafíos políticos que también podrían propiciar un adelanto de los comicios: el proyecto de ley de reclutamiento de los ultraortodoxos, la aprobación del presupuesto estatal y su tantas veces postergado juicio por corrupción. El próximo lunes, empieza la sesión de invierno en la Knesset. "No va a seguir un camino de unidad, sino que en realidad va a volver a la polarización, lo que significa que va a ser una sesión de invierno muy dramática", concluye Talshir.
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