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Disenso y deriva autoritaria en EEUU

'No Kings': Las protestas contra el autoritarismo de Trump vuelven este sábado a EEUU en plena escalada de tensión

Cuatro meses después de la primera edición de las manifestaciones, la violencia política y la agresividad de la Administración se han intensificado

Manifestación contra la deriva autoritaria de Trump en Nueva York, el pasado 14 de junio.

Manifestación contra la deriva autoritaria de Trump en Nueva York, el pasado 14 de junio. / RON ADAR / CONTACTO / EUROPA PRESS

Idoya Noain

Idoya Noain

Nueva York
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Desde que el 14 de junio millones de personas salieron a las calles de decenas de ciudades y pueblos de Estados Unidos para protestar contra Donald Trump en más de 2.000 manifestaciones agrupadas bajo el eslogan 'No Kings' (Reyes no), la deriva autoritaria del republicano no ha hecho sino intensificarse. A la escalada en las acciones del presidente, su Administración y su partido le acompaña un incremento de resistencia y rechazo y, también, de tensiones. Y todos los elementos se combinan este sábado, cuando esta convocada una segunda edición de 'No Kings'.

Esta vez son al menos 2.600 ya las marchas y manifestaciones que se esperan en esta jornada de protesta. Tras su organización hay un puñado de grupos conocidos, como Indivisibles, Public Citizen, la Unión Americana de Libertades Civiles, MoveOn, la Campaña por los Derechos Humanos o la Federación Americana de Maestros. Pero está también respaldada por más de 200 organizaciones y grupos nacionales y locales, además de por incontables ciudadanos que se movilizan de forma individual.

"El presidente cree que su gobierno es absoluto pero en EEUU no tenemos reyes y no nos rendiremos ante el caos, la corrupción y la crueldad", han escrito en la web de las marchas los organizadores, que esperan que la participación sea aún más masiva que en junio. Entonces las manifestaciones se produjeron el mismo día en que Trump celebraba su 79 cumpleaños presidiendo una marcha militar. 

Ahora los temores y tensiones son mayores. En EEUU, que desde hace tres semanas se encuentra con el Gobierno en un cierre operativo, ha escalado la violencia política. También se elevan la demonización y represión por parte de la Administración de las muestras de disenso. Fuerzas federales y agentes de inmigración cada vez se muestran más militarizados y acometen sus acciones con más dureza. Y el presidente ha desplegado uniformados en ciudades estadounidenses y ha urgido directamente a la cúpula militar a "lidiar con el enemigo interno antes de que se ponga fuera de control".

Despliegue militar

Hace cuatro meses Trump solo había autorizado el despliegue de militares de la Guardia Nacional en Los Ángeles para, supuestamente, proteger de manifestantes a fuerzas federales que están ejecutando una endurecida campaña de arrestos y deportaciones de inmigrantes. 

La fuerza y brutalidad de esas operaciones contra inmigración y crimen, no obstante, ha ido en aumento. Y Trump desde verano ha autorizado también el despliegue militar en Washington DC, en Memphis, en Chicago y en Portland, aunque en las dos últimas ciudades los tribunales por ahora se lo están impidiendo.

La jornada de protestas en verano arrancó con un episodio de violencia política: el asesinato en Minnesota de una congresista demócrata y su esposo. A la de este sábado se llega con la radicalización y polarización intensificada que causó el asesinato en septiembre del influyente activista ultraconservador y aliado de Trump Charlie Kirk

Unos días después de ese asesinato Trump designó al movimiento Antifa como una organización terrorista y dictó una proclamación estableciendo una fuerza para combatir a quienes presentan "antiamericanismo, anticapitalismo y anticristianismo"; "extremismo en inmigración, raza, género" y "hostilidad hacia quienes tienen visiones tradicionales estadounidenses sobre familia, religión y moralidad". 

No violencia y desescalada

Conscientes de la tensión y de lo fácil que puede ser que salte cualquier chispa, los organizadores de las manifestaciones de este sábado han estado enfatizando las llamadas a centrarse en la no violencia, que ha dominado hasta ahora todas las protestas contra Trump. Se han hecho entrenamientos en seguridad y desescalada.

El mensaje pacífico es claro pero también lo es la determinación. "El propósito es alzarse en solidaridad, organizar, defender nuestra democracia y protegernos entre nosotros y a nuestras comunidades y decir basta", le decía a 'The Washington Post' Lisa Gilbert, de Public Citizen. 

"La violencia no viene de nuestros manifestantes, proviene de la Administración, con sus redadas militarizadas y sus agentes enmascarados recorriendo nuestras calles aterrorizando a las comunidades", declaraba también Gilbert a 'The Guardian'. El presidente quiere que tengamos miedo, pero no nos intimidará al miedo y al silencio. Es increíblemente importante que la gente se mantenga pacífica, se alce orgullosa y exprese lo que le importa, y no ser acobardado por ese miedo".

Ataques republicanos

Tanto Trump y su Administración como el liderazgo del Partido Republicano llevan días esforzándose por retratar las manifestaciones como acciones "antiestadounidenses". Las han vinculado al cierre operativo del Gobierno, acusando a los demócratas de negarse a negociar hasta que no pase la jornada, y el secretario del Tesoro, Scott Bessent, declaró hace unos días en Fox Business "Reyes no significa no nominas".

La politización no acaba ahí. Mike Johnson, presidente de la Cámara Baja, ha tildado 'No Kings' como una "protesta de odio a EEUU" y, como otros republicanos, habla de las manifestaciones como supuestamente organizadas y "pagadas". Johnson ha llegado a decir que en las calles se verá al "ala terrorista" y el "ala pro-Hamás" del Partido Demócrata.

Son palabras que, en otras circunstancias, se podrían leer como un mero enfrentamiento retórico recrudecido. Pero es imposoble leerlas aisladas.

La fiscal general, Pam Bondi, decía recientemente: "Ves a la gente ahí con miles de pancartas que son idénticas, compradas y preparadas con antelación. Están organizados y alguien lo está financiando. Vamos a llegar a la financiación de Antifa", continuaba, "vamos a llegar a la raíz y vamos a encontrar e imputar a toda la gente que está provocando este caos".

Por encima de Bondi, Trump ha hablado de la izquierda radical como el "enemigo". Y es un presidente que se ha arrogado autoridad ejecutiva para poder perseguirlo.

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