Nueva era en EEUU

Trump dispara la tensión y acrecienta los peligros de crisis institucional con el despliegue de militares en activo en Los Ángeles

California había demandado previamente al presidente por el despliegue previo de reservistas de la Guardia Nacional, que el republicano ha doblado hasta 4.000 efectivos, a los que ha sumado 700 marines

El presidente estadounidense, Donald Trump.

El presidente estadounidense, Donald Trump. / Andrew Leyden / Zuma Press / ContactoPhoto

Idoya Noain

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Nueva York
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Donald Trump ha metido este lunes a Estados Unidos en territorio explosivo. El gobierno del presidente republicano ha ordenado el despliegue de militares en activo en suelo estadounidense y ha enviado unos 700 marines a Los Ángeles. Esos efectivos van en apoyo a los miles de reservistas de la Guardia Nacional, cuyo despliegue autorizó el sábado con el argumento de aplacar protestas contra redadas de detención de inmigrantes, aunque las autoridaes estatales no los habían solicitado. A los 2.000 efectivos que autorizó el sábado ha sumado este lunes 2.000 más.

Los pasos dados por el mandatario han convertido Los Ángeles en el epicentro de uno de los grandes terremotos que anunciaba su presidencia , un seísmo que va más allá de la ciudad de California, la segunda más grande del país. Y aunque de momento los militares están desplegados con la misión de proteger propiedades y empleados federales, asoman a EEUU al país a una crisis institucional y social, pues ha disparado las tensiones en las calles y los miedos a un descenso hacia el autoritarismo.

Demanda de California

Este lunes, antes de que se conociera el despliegue de militares en activo, el gobernador de California, el demócrata Gavin Newsom retaba en los tribunales una medida que ha definido de “ilegal”. “No hay invasión, no hay rebelión, el presidente intenta fabricar caos y crisis sobre el terreno para sus propios fines políticos”, escribía en un comunicado anunciando la demanda su fiscal general, Rob Bonta.

Como Newsom, la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, y activistas y expertos en derechos civiles han denunciado duramente el paso dado por el presidente, definiéndolo como “una escalada innecesaria y peligrosa” y un “abuso de poder”. Y Bass ha reconocido que algunas de las protestas vividas en la urbe habían incluido actos violentos y vandálicos desde que el viernes ICE, el brazo policial de las autoridades de inmigración, endurecieron las redadas contra migrantes, pero ha defendido que la situación no era tan grave como para llamar al ejército, se limitaba a unas zonas muy concretas de la ciudad y habría podido quedar bajo control solo con la policía local.

Es un argumento que también incluye la demanda de Newsom, que alega que se está vulnerando el poder estatal, recogido en la Décima Enmienda de la Constitución, al usar fuerza militar "para aplacar una protesta o prevenir futuras pese a la falta de pruebas de que las fuerzas del orden locales eran incapaces de ejercer control y garantizar la seguridad pública".

“Insurrectos”

Trump, no obstante, se redoblaba en su decisión y daba pasos en una escalada que eleva la tensión que ya se palpaba este lunes por la noche en protestas tanto en Los Ángeles como en otras ciudades. Este lunes en un mensaje en Truth Social defendía que sin el despliegue de la Guardia Nacional la ciudad de “Los Ángeles habría sido destrozada”. Y hacía lo mismo en unas declaraciones en la Casa Blanca a los periodistas, incluso antes de la confirmación oficial del despliegue de militares en activo.

“La gente que está provocando los problemas son mala gente, son insurrectos”, había dicho Trump también en unas declaraciones a la prensa en la Casa Blanca este lunes tras aterrizar procedente de una reunión el domingo por la noche en Camp David.

Aunque luego dijo que creía que se había conseguido "frenar la insurrección", seguía adelante con el refuerzo del despliegue. Y el uso de ese término, como el de "rebelión" o el de "invasión" que también han estado usando miembros de su Adminisrtación no era casual. Ya lo habían estado usando asesores como Stephen Miller, uno de los integrantes más ultrarradicales y duros con los migrantes en el Gobierno. Y por eso se extendía la alerta de que ese sea el razonamiento que Trump acabe usando para invocar la Ley de Insurrección de 1807, una norma que le daría amplia autoridad a las Fuerzas Armadas para lidiar directamente con protestas violentas en EEUU, algo que habitualmente está vetado por la ley Posse Comitatus de 1878.

Los argumentos legales

De momento Trump, que en su primer mandato ya quiso usar al Ejército contra los manifestantes que protestaban contra el asesinato de George Floyd (y con dispararles) no ha apelado a esa ley de Insurrección. En el memorando que firmó el sábado por la noche hablaba de “numerosos incidentes de violencia y desorden”, aseguraba que “amenazan con continuar” y decía que “constituyen una forma de rebelión contra la autoridad del gobierno”. Con esos argumentos Trump, que no desplegó a la Guardia Nacional cuando sus seguidores asaltaron el Capitolio, autorizaba su despliegue.

Lo hacía invocando una poco conocida ley del Código de EEUU, concretamente a la provisión 12406 del Título 10. Y su proclamación ejecutiva no citaba Los Ángeles específicamente. Autorizaba el despliegue de la Guardia Nacional “donde ocurren protestas o es probable que ocurran”. 

Además, aunque el memorando establecía que deben ser como mínimo 2.000 efectivos de la guardia nacional, dejaba en manos del secretario de Defensa “emplear cualquier otro miembro de las Fuerzas Armadas como sea necesario”, y ya el sábado Pete Hegseth, el actual jefe del Pentágono, sugirió que podría desplegar marines, la noticia que se confirmaba este lunes.

El memoriando, además, permite a Defensa superar en el despliegue el plazo inicialmente previsto de al menos 60 días. Asimismo, da poderes a la fiscalía general y a la secretaría de Seguridad Nacional, pues insta al secretario de Defensa a consultar con esos departamentos, ahora dirigios respectivamente por Pam Bondi y Kristi Noem, antes de autorizar la retirada o repliegue de los militares.

”Tropas en todos sitios”

“Vamos a tener tropas en todos sitios (.)… No vamos a dejar que nuestro país sea hecho trizas como sucedía con Biden”, había dicho Trump también el domingo. Y sus palabras, sus acciones y lo visto el fin de semana en California hacía que tanto el Estado como el resto del país este lunes contuviera la respiración.

En más de una docena de ciudades, especialmente en grandes urbes de Gobierno demócrata como Nueva York, Chicago y Boston, proliferaba la organización de protestas no solo contra las redadas y las deportaciones de migrantes, sino, también, contra el despliegue de la Guardia Nacional en Los Ángeles y en solidaridad por los arrestos en las manifestaciones californianas, cerca de 300 en los tres primeros días según las autoridades. Entre los arrestados se cuenta David Huerta, un importante líder sindical, que tuvo que ser atendido en un hospital y ya ha sido imputado.

Robert Reich, exsecretario de Trabajo, advertía este lunes en su columna en ‘The Guardian’ de que el republicano está creando rápidamente una infraestructura “que puede volverse contra cualquiera” y alertaba: “Estamos viendo las primeras etapas de un Estado policial de Trump”. Elizabeth Goitein, del Centro Brennan para la Justicia, instaba en un detallado e informativo hilo en X a ver lo que está ocurriendo como una "bandera roja sobre la democracia en EEUU"