Trump 2.0

¿Qué está pasando en Los Ángeles? Redadas contra inmigrantes, envío de la Guardia Nacional y toque de queda

Trump despliega a más de 2.000 efectivos de las fuerzas del orden desplegadas sin el permiso del gobernador de California y arrestan al menos s 120 personas

Trump ordena el despliegue de la Guardia Nacional en Los Ángeles ante las protestas por su política migratoria

Protestas en Los Ángeles por las deportaciones de Trump

Protestas en Los Ángeles por las deportaciones de Trump / Eric Thayer / AP / VÍDEO: AP

Irene Benedicto

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Barcelona
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La ciudad de Los Ángeles vive una nueva oleada de tensión tras varios días de protestas contra redadas migratorias y la llegada de tropas federales y el toque de queda ordenado por el presidente Donald Trump. A continuación, cinco claves para entender lo que está pasando:  

El despliegue de 2.000 efectivos de la Guardia Nacional se ha producido por orden de Trump, pero sin el consentimiento del gobernador de California, Gavin Newsom. Esto constituye la toma del control a nivel federal por encima de la voluntad expresada por el estado. El último precedente de una medida similar fue en 1965, cuando el entonces presidente Lyndon B. Johnson movilizó tropas durante las protestas por los derechos civiles en Alabama. Pero en ese caso, fue para proteger a los manifestantes, no para ir contra ellos.

Todo empezó el viernes. Agentes federales con uniforme de camuflaje realizaron una redada en el distrito de la confección, en el centro de Los Ángeles, buscando personas sin papeles para deportarlas. La operación desató el pánico entre los trabajadores y testigos. Más de 1.000 personas rodearon un edificio federal para frenar las redadas, según el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés). Un portavoz de la agencia migratoria criticó la lentitud de la policía local en desalojar a los manifestantes a los que calificó de "alborotadores" y prometió que serían "detenidos y procesados".

Las protestas derivaron en choques con la policía. Se lanzaron huevos, se usó gas pimienta y se desplegaron municiones antidisturbios. El sábado hubo manifestaciones tanto en el centro como en ciudades del área metropolitana, como Paramount, de mayoría latina y clase trabajadora. Allí se produjeron los enfrentamientos más duros, con agentes utilizando granadas aturdidoras y gases lacrimógenos. Hubo unos 120 detenidos entre viernes y sábado, según explicó el responsable de seguridad federal en el sur de California.

El domingo, las calles amanecieron en calma. Pero a mediodía, cientos de manifestantes se concentraron frente al centro de detención metropolitano, donde se habían retenido a algunos detenidos el día anterior. Agentes federales, incluidos efectivos de ICE y del Departamento de Seguridad Nacional, respondieron lanzando gases lacrimógenos y más de 500 marines fueron desplegados. Las protestas se han extendido a otras ciudades de California y se calcula más de 350 manifestantes han sido detenidos desde el viernes en al menos cinco ciudades.

Newsom calificó la orden presidencial de "inconstitucional" y "puro espectáculo". La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, habló de una "escalada peligrosa" y pidió devolver el mando de las tropas al estado. El fiscal general de California, Rob Bonta, defendió que las autoridades locales tienen "los recursos necesarios" para responder a las protestas.

Este golpe en la mesa de Trump tiene mucho que ver con la oposición entre la Casa Blanca y el gobierno de California, estado bastión progresista. Su gobernador ha dado el salto en el último año a un perfil nacional y ha recibido atención mediática por tratar de organizar la oposición contra Trump. 

Trump describió las protestas como "insurrecciones" y no descartó invocar la Ley de Insurrección, que permitiría movilizar a las Fuerzas Armadas. En redes sociales pidió "ARRESTAR A LA GENTE CON MASCARILLAS" y lanzó un "¡QUE ENTREN LAS TROPAS!". Stephen Miller, llamado el 'zar de la frontera' de Trump, se refirió a los manifestantes como "nacionales extranjeros, ondeando banderas extranjeras, causando disturbios y obstruyendo a las fuerzas federales en su intento por expulsar a invasores ilegales". Esta retórica del miedo y la invasión es lo que ha utilizado la Administración Trump para justificar la declaración de una situación de emergencia nacional para reducir las garantías en las deportaciones.

Estos enfrentamientos suceden en un contexto de creciente presión ante el nuevo objetivo de la Casa Blanca de detener al menos a 3.000 migrantes por día, muy por encima de la cuota previa de 1.000 arrestos diarios. Trump salió elegido con un programa que incluía la promesa de deportar a "millones" de personas, siempre insistiendo en que se centraría en expulsar a "los peores entre los peores", si bien se ha referido habitualmente a las personas migrantes en su conjunto como criminales y violadores. Al triplicar su propio objetivo de deportación, antiguos funcionarios de ICE han advertido de que no es viable alcanzar esas cifras, algo que explica las tensiones en ciudades como Los Ángeles.

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