El papa León XIV reivindica el legado de Francisco

El nuevo pontífice subraya la importancia del "cuidado amoroso de los débiles"

El momento en el que el papa León XIV explica la elección de su nombre

PI STUDIO

EL PERIÓDICO

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El papa León XIV ha hecho este sábado una apuesta por seguir la "valiosa herencia" de su predecesor, el papa Francisco, y subrayó la importancia del "cuidado amoroso de los débiles" y el diálogo "valiente y confiado con el mundo contemporáneo".

León XIV hizo esas consideraciones en un encuentro con los cardinales presentes en Vaticano tras el cónclave que el pasado jueves le eligió como 267º pontífice de la Iglesia Católica.

El debate de fondo que existía con el sucesor de Francisco es si la Iglesia seguiría su rumbo –al argentino Jorge Bergoglio se le consideró un pontífice progresista, que rompió con el conservadurismo de su predecesor, Benedicto VXI– o si giraba hacia la derecha. Las palabras de León XIV de este sábado pueden considerarse una apuesta por el primer escenario, en una figura de quien se ha destacado su pasado como misionero en una orden discreta como es la agustina y los largos años que ha vivido en América Latina, a pesar de su nacionalidad norteamericana.

Asimismo, se ha destacado la elección del nombre, León XIV, como una reivindicación de León XIII, que en el siglo XIX escribió la encíclica Rerum Novarum, que tuvo una importancia histórica para la Iglesia a la hora de diferenciarse tanto de las doctrinas nacidas del marxismo como de las posiciones más conservadoras.

Una rápida elección

El nuevo pontífice fue escogido tras un cónclave que se alargó durante dos días y que requirió de cuatro votaciones antes de que hubiera el acuerdo, con la icónica fumata blanca en la chimenea del Vaticano. Se trata de una de las elecciones más rápidas de los últimos máximos representantes de la Iglesia católica: Francisco también necesitó de dos días, pero en su caso fueron necesarias cinco votaciones de los cardenales. Tanto Benedicto XVI como Juan Pablo I fueron escogidos tras dos días y cuatro votaciones de cónclave, mientras que los cónclaves de Juan Pablo II y Pablo XVI se alargaron tres días. La elección de Juan XXIII en 1958 fue la más compleja, con 11 votaciones a lo largo de cuatro días.