Programa de acogida de la Generalitat

Zuhal Sherzad, defensora de los derechos de las mujeres: "Formamos a las niñas en escuelas bajo tierra porque en Afganistán la educación es un crimen"

La defensora de los derechos de las mujeres en Afganistán ha sido acogida por un programa de ayuda internacional de la Generalitat de Catalunya

La joven activista Zuhal Sherzad, que defiende el derecho a la educación de las mujeres en Afganistán.

La joven activista Zuhal Sherzad, que defiende el derecho a la educación de las mujeres en Afganistán. / Zowy Voeten

Carles Planas Bou

Carles Planas Bou

Barcelona
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Zuhal Sherzad rezuma valentía. Con tan solo 21 años, esta joven coordina una organización que impulsa todo tipo de proyectos para promover la educación de las mujeres en Afganistán, algo totalmente prohibido por el régimen talibán, pero también su capacidad económica y su acceso a material sanitario.

Esta joven afgana se ha convertido en una de las cuatro defensoras de los derechos humanos que Catalunya acoge este año como parte del programa de ayuda humanitaria internacional de la Generalitat. EL PERIÓDICO ha podido hablar con ella.

Ha coordinado la acción en Afganistán de la organización Puentes para la Paz. ¿Qué proyectos ha ayudado a desplegar?

Ayudamos a unas 700 mujeres y niñas a poder ir clandestinamente a nuestras escuelas subterráneas. Estamos creando talleres de capacitación para hablar en público, ofrecemos servicios psicológicos y ayuda humanitaria para las familias que necesitan comida, atención médica y un hogar. A parte, tenemos la primera biblioteca dirigida por mujeres en Afganistán y también fabricamos compresas para las mujeres de las zonas rurales de la ciudad porque no tienen suficientes posibilidades económicas para permitírselo todo y tratamos de darles seminarios para cuidar su higiene.

Escuelas bajo tierra para esconderse de los talibanes.

Sí, para el Gobierno este tipo de actividad es un delito, un crimen. Dicen que la educación superior está prohibida hasta nuevo aviso. Todas las escuelas, públicas o privadas, están prohibidas en Afganistán.

¿Cómo era su vida antes de que EEUU saliese del país y los talibanes regresasen al poder?

Podíamos hacer muchas cosas. Teníamos derecho a los servicios públicos, a educarnos libremente, pero eso ha cambiado con el régimen talibán. Nuestras voces también están prohibidas. No se nos permite defender lo que queremos. Y también es un delito que hablemos alto, porque somos mujeres.

¿Cómo les ha afectado mentalmente ese retroceso?

Las mujeres de Afganistán han estado mentalmente muy débiles debido a esa situación. Estamos hablando de problemas psicológicos por perder el trabajo, el acceso a la educación, la posibilidad de seguir tus intereses, de hacer deporte, de participar en las decisiones políticas del país, de seguir tus sueños. Ahora tienes que esconderte con todos esos programas.

Teniendo en cuenta esa persecución, ¿cómo encuentran a mujeres que desafíen al régimen para participar en programas de educación prohibidos?

Nuesta organización ha estado desplegando actividades desde 2016, así que hasta ahora hemos tenido una red de contactos muy buena. Con la llegada de los talibanes seguimos teniendo esa misma red. Con la comunicación personal entre amigos, familiares o vecinos llegamos a las mujeres interesadas. Las estamos dividiendo en grupos de cinco o diez, sin atraer mucha gente de golpe.

¿Cómo empoderan a las niñas y mujeres afganas?

Les decimos que vuelvan a concienciar con el poder que tienen. Empezar desde su propia familia: educa a tu hijo, educa a tu marido, educa a tu hija, educa a tus hermanas. Y luego crecerá. Todas y cada una de las familias tendrán una persona a la que estén transformando o haciendo circular este mensaje.

¿Cómo ayudará la Generalitat en su misión?

Estar aquí me permitirá mejorar mis capacidades para ayudar a los demás. Sé que las afganas son capaces, pero a veces necesitamos que alguien tenga el coraje de defender nuestros derechos y seguir adelante, un guía que nos diga que no hay que tener miedo, que no hay que decir sí a la injusticia sin más, que hay que luchar contra ella. Yo quiero ser esa guía. Pero para ser un modelo a seguir y ayudar a los demás antes necesito mucha formación para desarrollar mis capacidades. Y el programa de la Generalitat me está dando la oportunidad de trabajar en mis creencias y de ganar apoyos a mi misión en Afganistán. Lo que quiero es simplemente empoderar a mis hermanas afganas y brindarles cualquier oportunidad para ayudarlas a educarse porque nosotros, la gente, estamos sedientos de educación.

¿Tiene intención de regresar a Afganistán?

Supongo que estaré aquí hasta que termine mi educación, la licenciatura. Este es el plan. No sé qué pasará en el futuro.

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