Guerra de Ucrania

Putin busca arrancar de Trump concesiones de calado en esta fase inicial de las negociaciones

El líder del Kremlin intenta repetir las victorias parciales obtenidas hace un mes en los primeros tanteos con el presidente Trump, como la negativa a que Ucrania ingrese en la OTAN o la aceptación de la mutilación territorial del país, a cambio de mínimas o nulas contrapartidas de Moscú

Osaka, Japón, 28 de junio de 2019. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, saluda a Vladímir Putin

Osaka, Japón, 28 de junio de 2019. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, saluda a Vladímir Putin / DPA vía Europa Press / DPA vía Europa Press

Marc Marginedas

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Barcelona
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Vladímir Putin cambia los parámetros de la negociación, y en lugar de pedir un alto el fuego previo a una negociación sobre las garantías de seguridad, ha dado la vuelta a la tortilla y ahora pone como condición abordar las cuestiones más candentes antes de aceptar un cese total de hostilidades. Así es como valora el Instituto de Estudios sobre la Guerra (ISW) los últimos gestos del Kremlin en las horas previas a la larga conversación telefónica que mantuvieron este martes el presidente de EEUU, Donald Trump y su homólogo ruso, Vladímir Putin, análisis que parece confirmarse, a tenor de las declaraciones e informaciones surgidas tras la reunión, en las que se pactó una tregua limitada a los bombardeos a infraestructuras energéticas.

"Condición indispensable... debe ser el cese total de la ayuda militar extranjera y el suministro de datos de inteligencia a Kiev", reza el comunicado informativo de la reunión emitido por el servicio de prensa del Kremlin. Moscú se ampara en esta exigencia para rechazar la tregua de 30 días aceptada por el presidente ucraniano Volodímir Zelenski en sus conversaciones con el magnate neoyorquino previas a su reunión de este martes. "Putin está intentando modificar la secuencia de las conversaciones para empujar a Trump a realizar concesiones previas en temas que no tienen que ver con el alto el fuego de 30 días, sino que en realidad son objetivos de guerra de Rusia", valora en su último análisis el ISW, la fuente más fiable y citada por los medios internacionales respecto a la guerra en Ucrania. "La aceptación de las condiciones de Rusia en el marco de unas negociaciones para un alto el fuego inmediato" equivaldría a "la cesión de importantes bazas en futuras conversaciones para lograr una paz duradera en Ucrania", advierte el instituto.

En similares términos se ha manifestado el periodista de investigación Michael Weiss y reportero de la publicación 'The Insider'. La apuesta del Kremlin será "acuerdos menores para incentivar a Trump a imponer estas precondiciones".

Hace un mes, el presidente estadounidense ya sorprendió al mundo cuando anunció, de forma unilateral y sin aparentes contrapartidas de la parte de Moscú, dos importantes concesiones que, a priori, iban a constituir una dos las bazas negociadoras de las autoridades de Kiev en una negociación con su vecino del este: el ingreso en la OTAN, descartado por el propio Trump y la aceptación de su mutilación territorial por parte de EEUU, el país que hasta este momento ha sido su principal valedor. Y todo ello, mientras Rusia se sigue mostrando intratable respecto a un punto que los observadores consideran como crucial para que un alto el fuego sea sostenible en el tiempo y no acabe derivando en otra guerra, tal y como sucedió con los denostados acuerdos del Protocolo de Minsk y Minsk II. Aleksándr Grushko, viceministro de Exteriores de Rusia, ha insistido en declaraciones a Izvestia, que Ucrania debía ser un estado "neutral" y que bajo ningún concepto su Gobierno aceptaba la presencia de tropas de países occidentales miembros de la OTAN, ni siquiera a título individual sin estar protegidos por el paraguas de la OTAN. De acuerdo con el ISW, "una significativa involucración europea en la Ucrania de la posguerra es vital para cualquier acuerdo de paz que busque establecer una paz duradera en esa parte del mundo".

Otro de los puntos en los que insiste la parte rusa y en la que no da muestras de ceder es en limitar la potencia militar futura de Ucrania exigiendo la desmovilización de su Ejército, que se ha convertido en uno de los más preparados para la guerra después de tres años de invasión, algo similar a lo que exigieron los aliados de Alemania tras la primera guerra mundial. A sabiendas de que una Ucrania desarmada se convertiría en el futuro en presa fácil de una nueva agresión por parte de Rusia, el ministro de Exteriores ucraniano Andriy Sibiha ha reiterado que bajo ningún concepto su país aceptará restricciones respecto a la capacidad de su industria militar o de su Ejército, al tiempo que enfatizó la necesidad de desarrollar una industria de defensa propia que sirviera de disuasión. Tanto las autoridades rusas como propagandistas y blogueros vinculados al Kremlin siguen expresando públicamente su rechazo a aceptar la existencia de una Ucrania independiente, insertada en las principales instituciones occidentales, y consideran que su único futuro es reintegrarse en el espacio postsoviético liderado por el Kremlin.

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