Guerra en Siria

Rusia e Irán, debilitados por sus respectivas guerras, asisten impotentes a la caída de su aliado Asad

El Kremlin retira buques y aviones de sus bases en el país árabe, mientras los blogueros ultranacionalistas próximos al Ministerio de Defensa se inquietan por el futuro de las bases rusas en la costa mediterránea de Siria

Irán evita involucrarse en la defensa de Bashar el Asad tras recibir garantías de seguridad para su personal militar presente en Siria y de protección de los principales santuarios chiís en Damasco

Guerra en Siria, en directo: últimas noticias

Marc Marginedas

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En cuestión de horas, en una maniobra apresurada y sigilosa, la Armada de Rusia retiró, entre el 30 de noviembre y el 1 de diciembre, a la totalidad de sus buques militares amarrados en la base naval de Tartús, en la costa mediterránea de Siria. Dos fragatas de la clase Gorshkhov, otra de la clase Grigorovich, un submarino y dos buques nodriza zarparon súbitamente de sus dársenas, abandonando a toda prisa un puerto militar ampliado y costosamente rehabilitado pocos años antes, una instalación de vanguardia cuyo acuerdo de arrendamiento, de medio siglo de duración, fue presentado con toda la pompa por el Kremlin en 2017 como la prueba de que Rusia había regresado para quedarse a las aguas del Mediterráneo. Paralelamente, iban apareciendo en las redes sociales imágenes de personal militar ruso abandonando a toda prisa ciudades como Hama o Homs para refugiarse en la relativa seguridad de la base aérea de Hmeimim, cerca de Latakia, también junto a la costa mediterránea.

Las fuerzas rebeldes de Siria anuncian la caída de Damasco y el fin del régimen del Al Asad

Lucía Feijoo Viera

Ambos movimientos son solo dos ejemplos de la impotencia que han mostrado en los últimos días los principales aliados del depuesto régimen de Damasco ante el irresistible avance de los rebeldes sirios. El Kremlin, debilitado su Ejército por la guerra de tres años en Ucrania, distraído en un conflicto donde se juega mucho más que la simple proyección exterior, se retira y hasta protege del empuje de quienes con tanto éxito combatió en el pasado. La milicia chií libanesa Hizbulá y el propio Irán, los otros dos grandes apoyos de Bashar al Asad, también atraviesan horas bajas, debilitados por los bombardeos y la presión diplomática de Israel. Y si una cosa ha quedado clara en estos últimos días de precipitado desmoronamiento del Estado sirio es la total dependencia que el régimen sirio tenía respecto a sus padrinos rusos e iraníes. "Que unos rebeldes sin apoyo aéreo consigan literalmente en cinco minutos" hacerse con el control de grandes extensiones de terreno y ciudades pobladas demuestra que Asad y su Gobierno "no eran nada" sin el respaldo ruso-iraní, explica la hispanosiria Leila Nachawati Rego, profesora de Comunicación en la universidad Carlos III y experta en Oriente Próximo, Comunicación y Conflictos Armados.

Entre la oposición siria en el exilio, es notorio el entusiasmo al comprobar la incapacidad de unas fuerzas extranjeras que habían garantizado la supervivencia de Asad incluso en sus momentos de mayor debilidad como en 2015, cuando se hallaba literalmente contra las cuerdas. "Rusia ha retirado al 80% de su aviación y de su flota naval; está completamente exhausta en Ucrania y su presencia militar en Siria es una sangría para su fortaleza financiera y militar", resume para El PERIÓDICO el doctor Mohamed Otri, histórico miembro de la oposición siria en el exilio. Según sus informaciones, durante "la última visita" del dictador sirio a Moscú coincidiendo con el arranque de la ofensiva rebelde contra Alepo, sus interlocutores rusos ya le informaron que el Kremlin no podría defenderle "siempre".

"Movimiento preventivo"

Ignacio Álvarez Ossorio, catedrático de Estudios Árabes e Islámicos de la universidad Complutense de Madrid, también es de la creencia que Rusia e Irán "han dejado caer" al régimen de Damasco. En el caso de Teherán, este experto se hace eco de un posible pacto entre la milicia islamista Hayat Tahrir al Sham, que encabeza las facciones rebeldes, con las autoridades iraníes para la retirada pacífica de su personal militar, además de garantías de protección para los principales santuarios chiís del país, como las mezquitas damascenas de Sayyida Zeinab y Sayyida Ruqayya.

Respecto a Rusia, Álvarez Ossorio le sorprende que, después de los enormes recursos movilizados desde hace un decenio para impedir la caída del régimen de Damasco, se haya resignado finalmente a verle desaparecer, un suceso que además merma de forma significativa, cuando no elimina definitivamente, su presencia en Oriente Próximo. El futuro de las dos bases rusas, la naval de Tartús y la aérea de Hmeimim, que no solo le permitían a Moscú apoyar a Asad, sino que también se habían convertido en el 'hub' para transportar a sus contratistas militares rusos a países africanos aliados, como Mali o la República Centroafricana, está más que nunca en entredicho. E influyentes blogueros militares rusos vinculados al Ministerio de Defensa han comenzado ya a reivindicar en las redes sociales a su Gobierno que emprenda acciones decisivas y de firmeza para evitar que caigan en manos rebeldes. "Tenemos que entender que los rebeldes no van a detenerse; intentarán infligir el máximo daño reputacional y físico a los representantes de la Federación Rusa", advirtió Rybar en su canal de Telegram, que cuenta con 1,3 millones de seguidores. Por su parte, Fighterbomber, otro bloguero con medio millón de seguidores, advirtió que la base aérea de Hmeimim dejará de ser operativa en cuanto esté al alcance de "la artillería" rebelde.

Álvarez Ossorio descarta las nuevas autoridades sirias permitan en el futuro al Ejército de Rusia mantener bases militares en territorio sirio, y recuerda que desde esas instalaciones durante años "se ha bombardeado" localidades bajo control de los rebeldes en el norte del país. De hecho, en los primeros días de la ofensiva rebelde, la aviación de Rusia y del régimen depuesto, llevaron a cabo "275 ataques" contra objetivos civiles y militares en las poblaciones de Idleb y Alepo, incluyendo el uso de bombas de racimo, constata Okba Mohamed, periodista sirio afincado en España, aunque en los últimos días las incursiones aéreas habían remitido. El destino del arsenal de armas químicas del régimen caído en un momento de caos como el actual también inquieta. La Organización para la Prohibición de Armas Químicas cree que el régimen sirio continúa almacenando "grandes cantidades" de ellas, incluyendo el letal "gas sarín".