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Un anciano se enfrenta a la policía antidisturbios durante una protesta frente al Congreso Nacional en Buenos Aires el 11/09/2024. Piden revertir el veto del presidente Javier Milei a una ley para aumentar las jubilaciones / Luis ROBAYO / AFP


Abel Gilbert
Abel GilbertCorresponsal en Buenos Aires
Especialista en América Latina y doctor en comunicación. Ha cubierto los principales acontecimientos políticos regionales durante las últimas dos décadas para El Periódico. Es autor de ocho libros, tres de ellos en colaboración, y se apresta a publicar otros dos.
Días atrás, un bus de la línea 106 chocó levemente a un automóvil en el que alguna vez fue el aristocrático barrio de la Recoleta. Dos hombres salieron enardecidos del vehículo apenas impactado. Llevaban sendos palos con los que comenzaron a destrozar el parabrisas del transporte público. Los insultos se mezclaron con el ruido del vidrio roto. El incidente fue grabado por un pasajero con su teléfono móvil y luego difundida por el diario 'La Nación' que, como otras publicaciones suelen dedicar un espacio casi cotidiano a las situaciones de violencia espontánea en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores. No se trata de un 'voyerismo' a plena luz del día o acciones veladas sino de dolor a cielo abierto. Los lectores se convierten en espectadores permanentes de un malestar que también los puede incluir. Las peleas suceden frente a un comercio, en la cola de un banco o una esquina porque se cruzaron dos miradas que no debían entreverarse o un perro defecó en el lugar menos propicio y la suela de un zapato se impregnó de sus restos.
Las escenas de violencia se superponen. De un lado, la inseguridad urbana. Por el otro, la violencia machista, cuyas evidencias (ya se han contabilizado más de 200 femicidios en 2024) provocan un profundo desinterés de parte de las autoridades que justifican su desdén recordando que un predicador de la paridad, el expresidente Alberto Fernández, maltrataba con aparente saña a su compañera Fabiola Yáñez. Lo novedoso se relaciona ahora con esta suerte de microdocumentalismo de la ira de una ciudad donde miles de personas duermen a la intemperie. Los teléfonos móviles han modificado el modo de ver el mundo y registrar las contingencias políticas desde la Primavera Árabe. Las cámaras también captan y espectaculzarizan el humor diario. "Argentinos al borde de un ataque de nervios", podría llamarse un tentativo ciclo que reporte esas explosiones tan inesperadas y a la vez previsibles.
La recesión y salud mental
Desde que gobierna el ultraderechista Javier Milei, Argentina que soporta el peso de una recesión que se emparenta con los peores días de la pandemia. Unas 100.000 personas se quedaron sin trabajo. Los salarios perdieron más de un 30% de su poder de compra. De acuerdo con un reciente informe de la consultora LCG, cinco millones de personas han dejado de pertenecer a la clase media en un país con 52% de pobres. Ni que decir de los abuelos que salen a la calle a protestar por las bajas pensiones y son demolidos a palos policiales. Los ancianos protestas. Sus hijos y nietos mascullan frustración y se atragantan.
El Observatorio de Psicología Social de la Universidad de Buenos Aires (UBA) acaba de hacer público el "Termómetro psicosocial y económico" de la capital. El 72% de los encuestados afirma que los problemas económicos afectan en gran medida a su salud mental, mientras que un 70% de esas personas no avizora mejoras porque el país se encuentra en una franca decadencia. El 45% de los consultados reconoció alteraciones en el sueño, mientras un 51,7% reconoció una necesidad y una carencia: le gustaría iniciar un tratamiento psicológico, pero no tiene dinero para hacerlo.
De acuerdo con otro informe, de la consultora Taquion, el problema va mucho más allá de acostarse sobre un diván freudiano, realizar una terapia conductual o gestáltica. Un 62% de los argentinos tan solo ha comprado una indumentaria en el grupo familiar (no se especifica si es un calzón o una chaqueta), un 61% no pudo siquiera pensar en la renovación de un electrodoméstico y solo la mitad de las personas entrevistadas ha podido destinar dinero a una actividad recreativa. En esa cadena de las privaciones se encuentran en los últimos lugares los casi dos millones de niños que se van a dormir sin cenar.
Otro informe, del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA), consigna que uno de cada cuatro argentinos tiene sintomatología ansiosa y depresiva. La crisis, otra vez, está detrás de esas emociones. "Millones de personas depositaron su destino en un conjunto de sujetos que disfrutan de hacerles daño", sostiene el psicólogo Sergio Zabalza en el prólogo de 'Relatos para volver de la noche', un libro que intenta dar cuenta de los niveles de angustia de los últimos meses.
Bajo estas circunstancias, se extiende la práctica de 'documentar' digitalmente la gresca y el incidente. A veces es espasmódico. En otras ocasiones tiene un desenlace de aristas crueles. "Qué suerte, uno menos", dice un vecino y observa a un ladronzuelo de 18 años que no se puede mover después de haber recibido un balazo del dueño de la camioneta que intentó robar. Era filmado mientras esperaba que lo llevaran a un hospital. "Qué lindo, que se demore dos días la ambulancia". El delincuente no podía moverse. "Ayúdeme, doña", pide a una señora. "Ojalá que sufras mucho", escucha que le dicen.
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