Protegidos de Interpol

Líbano, paraíso de los fugitivos

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El gobernador del Banco Central del Líbano, Riad Salame.

El gobernador del Banco Central del Líbano, Riad Salame. / MOHAMED AZAKIR

Andrea López-Tomàs

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Aún quedan algunos pedazos de costa donde el agua del mar sigue siendo cristalina, aunque ellos suelen preferir fumar sus puros al borde de una piscina infinita. Eso sí, con vistas al Mediterráneo. Entre el denso humo, sellan con apretones de mano nuevos acuerdos millonarios y otros pactos opacos. Y los brindis se suceden en sus mansiones. Desde políticos hasta empresarios, narcotraficantes o supuestos terroristas, todos ellos criminales, hallan en el Líbano un lugar donde resguardarse de sus problemas con la justicia internacional. Las costas privatizadas y las montañas aisladas son un refugio seguro para personas buscadas o huidas de la justicia, como el empresario Carlos Ghosn o el gobernador del Banco Central del Líbano, Riad Salame. Interpol pide a las autoridades libanesas que les detengan, pero ellas nunca le harían eso a uno de los suyos.

Con apenas un año de diferencia, la organización internacional de policía criminal ha lanzado 'notificaciones rojas' para dos de los pesos pesados de la economía libanesa. El pasado 19 de mayo, Interpol mandó un aviso rojo después de que Francia emitiera una orden de detención contra Riad Salame, de 72 años. Es el gobernador bancario con más años de servicio en el globo y está siendo investigado por malversar cientos de millones de dólares en fondos públicos. Un año antes, Interpol trasladó el mismo tipo de notificación para Carlos Ghosn también a petición de Francia. El magnate de la industria automóvil, de 69 años, con ciudadanía francesa, libanesa y brasileña, huyó al Líbano en diciembre del 2019 mientras esperaba el juicio por presunto fraude fiscal en arresto domiciliario en Japón. 

Ambos disfrutan de su fortuna en un Líbano sin ley. Atienden a los medios y no se esconden entre los más elevados círculos de la sociedad de este pequeño país de seis millones de habitantes. Ghosn, incluso, es entrevistado con frecuencia desde su fuga, ha publicado libros, su historia se ha convertido en una serie de televisión en Europa y también en un documental en la BBC. Junto a ellos dos, hay otros seis libaneses buscados por la Interpol. Presuntamente acusados de participar en atentados terroristas, tráfico de drogas, asesinatos o delitos de carácter sexual, a muchos se les perdió la pista en su tierra natal. La noticia de Salame, cuyo mandato al frente del Banco Central expira en julio, ha puesto de manifiesto el apoyo político del que goza y que lo protege de la rendición de cuentas, pese a haberse demostrado su participación en el saqueo de depósitos bancarios en el país.

Sin justicia

Pero un simple paseo por las calles de Beirut impulsa la constatación de una justicia ausente. Frente a las ruinas del puerto de la capital libanesa, se suceden carteles que piden "actuar por la justicia" junto a un mallete de enormes dimensiones. El 4 de agosto de 2020, en ese mismo sitio tuvo lugar una de las explosiones no nucleares más grandes del mundo, que se cobró la vida de 218 personas e hirió a más de 7.000. Más de un puñado de líderes políticos sabían que allí había toneladas de nitrato de amonio que podían ser letales, como los beirutís sufrieron en su propia piel. "Estos responsables, protegidos por inmunidades sectarias, parlamentarias y regionales, siguen en libertad", denuncia la periodista libanesa Pascale Sawma en Daraj.

"La evidencia actualmente disponible indica que múltiples autoridades libanesas fueron, como mínimo, criminalmente negligentes bajo la ley libanesa en su manejo del cargamento del Rhosus", el barco que trajo el nitrato de amonio al puerto de Beirut, señaló el informe de Human Rights Watch del 2021 bajo el título 'Nos mataron desde dentro'. Culpables de robar dinero, vidas o ahorros, todos ellos forman parte de un club cada vez más extenso. Son políticos, empresarios o simplemente personalidades públicas que gozan de ser inmunes, casi intocables. A la orilla del Mediterráneo, admirando el reflejo del atardecer sobre la piscina, gozan del paraíso libanés, refugio para fugitivos.

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