Elecciones en EEUU
Chris Christie entra en la carrera republicana para 2024 buscando noquear a Trump
Trump-DeSantis: más que un duelo de primarias
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El exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie, el pasado 27 de marzo durante un acto en New Hampshire. / BRIAN SNYDER / REUTERS

Idoya Noain
Idoya NoainCorresponsal en EEUU
Corresponsal en Estados Unidos desde 2001.
Idoya Noain
A Chris Christie, gobernador de Nueva Jersey entre 2010 y 2018, le gusta recordar con frecuencia un debate en la campaña de primarias republicanas de 2016, cuando en menos de un minuto dio un considerable y demoledor repaso ante las cámaras a Marco Rubio. Christie no fue aquella noche el único que atacó al senador de Florida que vivía un momento de ascenso, pero el estilo que mostró en aquel cruce --rápido, directo, a la yugular y perfecto para hacerse viral--, es lo que considera uno de sus puntos fuertes. Y lo ve como uno de sus principales activos ahora, cuando vuelve a lanzarse a la carrera por la Casa Blanca, con una meta más inmediata y quizá algo más a su alcance que el Despacho Oval: noquear a Donald Trump.
Este martes Christie anunciaba en un acto político en Nuevo Hampshire formalmente su candidatura para 2024, horas después de presentar la documentación requerida ante la Comisión Federal Electoral. Y en el lanzamiento de su campaña en redes sociales, se presentaba como "el único candidato que puede enfrentarse a Donald Trump y decir la verdad".
No hay en este momento ni un solo sondeo, y prácticamente ni un comentarista o analista, que le vea posibilidades reales de ganar la nominación del Partido Republicano. En esa lucha ya hay 11 contendientes, a los que este miércoles se espera que se sume como duodécimo el gobernador de Carolina del Sur, Doug Burgum. Solo cuatro de ellos aparecen en las encuestas con menos del 1% en que se mueve Christie, según la media de Real Clear Politics
De aliado a enemigo
Obviamente Christie, de 60 años, insiste en que entra en liza para ganar y hace no mucho le dijo a 'Politico' que no se presentaría si no pensara que puede hacerlo. "No soy un asesino a sueldo", aseguró entonces. Pero también ha dejado claro ya que su meta es sacar a Trump del Partido Republicano. "Hay que pensar quién tiene el talento y el valor de hacer eso porque no va a ser bonito", dijo en marzo en otro acto en Nuevo Hampshire. "Su final no será una conclusión tranquila y calmada".
A favor de Christie en ese empeño juegan su inteligencia, sus formas de tipo duro y su disposición a atacar directamente y por nombre a Trump, al que ha llamado "cobarde", "perdedor" y "marioneta de Putin", entre otras cosas. Es algo que otros aspirantes a la nominación hacen menos a menudo, o nunca, para no alienar a las bases más leales al trumpismo. Este martes le definía como "un pequeño hombre enfadado que quiere recuperar el poder para él".
En la lista de elementos en su contra, no obstante, se acumulan muchos más elementos. Aunque Christie se distanció del expresidente desde que este empezó a negar su derrota electoral y tras el asalto al Capitolio, y ahora cuestiona la promesas políticas incumplidas, también está lastrado por un historial de colaboración con Trump. Tras retirarse de la carrera en 2016 después de quedar noveno en Iowa y sexto en Nuevo Hampshire, Christie tardó poco en dar su apoyo al entonces candidato. Le ayudó a prepararse para los debates frente a Hillary Clinton cuando ya era el nominado. Luego trabajó en el equipo que preparó la transición, llegó a estar al frente de un grupo que la Casa Blanca creó para combatir la epidemia de adicción a los opioides y le ayudó también a ensayar los debates frente a Joe Biden.
Christie, así, tiene difícil encontrar un espacio entre los votantes republicanos. Como le ha dicho a 'The Washington Post' Kevin Madden, un exasesor de Mitt Romney en 2012, "su mayor reto es que la gente más pro Trump no se fía de él porque le volvió la espalda y los 'nunca-Trump' o los escépticos recuerdan que era uno de sus más ardientes defensores y apoyos".
Rechazo y dudas
El exgobernador además arrastra un amplio rechazo entre muchos de los votantes y en una encuesta a principios de mayo de CBS y YouGov, un 70% de los republicanos dijeron que ni siquiera considerarían votar por él. Y del Ejecutivo de Nueva Jersey salió con un índice de aprobación paupérrimo, tocado por escándalos como uno en el que se castigó a uno de sus adversarios políticos.
"No soy el candidato perfecto y estoy lejos de ser una persona perfecta", dijo este martes justo antes de realizar el anuncio formal a las 7 de la tarde. Pero lo hizo para, precisamente, marcar diferencias con Trump, al que definió como alguien "obsesionado con el espejo, que nunca admite un error o una falta, que siempre encuentra algo o alguien a quien culpar cuando algo va mal y de atribuirse el mérito cuando algo va bien".
En el camino pugilístico que se ha marcado Christie hay también otro reto. Según las reglas establecidas por el Comité Nacional Republicano, para asegurarse un espacio en el primer debate entre aspirantes, fijado para el 23 de agosto, necesita asegurar al menos 40.000 donantes individuales únicos y al menos 200 donantes únicos en 20 estados. Además, debe superar el 1% de apoyo en varias encuestas nacionales reconocidas por el comité. Incluso si alcanza esos parámetros, corre el riesgo de no poder medirse a Trump directamente ante las cámaras, un momento que le ayudaría a generar atención. El expresidente ha sugerido que, si sigue como ahora con 30 puntos de ventaja sobre Ron DeSantis, segundo favorito, podría no acudir al debate, donde los participantes deberán comprometerse a apoyar a quien acabe como nominado.
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