Nueva misión de la oenegé

Open Arms advierte en Senegal de los peligros de las migraciones irregulares: "Una vez en el mar, ya no hay marcha atrás"

Los referentes comunitarios durante su visita al Open Arms Uno, en Barcelona, este miércoles.

Los referentes comunitarios durante su visita al Open Arms Uno, en Barcelona, este miércoles. / Georgina Ríos

Begoña González

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Europa: un continente, 46 países e infinidad de realidades. Para los europeos: el hogar. Para muchos migrantes: la panacea. Para ellos es la meta, el lugar donde poner fin a su periplo en busca de una vida mejor. El territorio donde volver a empezar y poder lograr una vida digna. Bajo esta premisa, cientos de miles de personas emprenden viajes suicidas por el desierto y el mar cada año con el objetivo de conseguir llegar a ese ansiado e idealizado paraíso. La tortura, la extorsión y hasta la muerte son, en cambio, situaciones habituales durante la travesía. En muchos casos son también la realidad en su anhelado destino. 

Migrar es un derecho fundamental, o al menos debería serlo, pero siempre y cuando la decisión de emprender el viaje se tome en libertad y no motivada por falsos estereotipos, porque "una vez en el mar, ya no hay marcha atrás", asegura Carmen Torres, coordinadora en Senegal del programa ‘Origine’ de la oenegé catalana Open Arms, a EL PERIÓDICO. Más del 90% de personas han sufrido violencia sexual, física y/o psicológica durante el trayecto y al menos 33.293 personas se han ahogado en el Mediterráneo desde 1993.

La próxima semana, el viejo remolcador de la oenegé volverá a zarpar en misión desde Barcelona hacia el Mediterráneo. Tras más de ocho años rescatando a personas en el mar, y miles de vidas salvadas, la oenegé ha desarrollado un programa de sensibilización en el origen de estas peligrosas rutas migratorias. "Muchas de las personas que rescatamos en el mar, aseguran que si hubieran sabido por todo lo que iban a pasar, nunca hubieran emprendido el viaje", explica Torres. El programa ‘Origine’ se empezó a desarrollar en Senegal en el año 2019 y principalmente se centra en informar a los ciudadanos de los peligros que entrañan las migraciones irregulares, informar de las vías legales para la migración y desmitificar el concepto de Europa. 

Incentivar el emprendimiento

A través de la cooperación al desarrollo, la oenegé ayuda a los ciudadanos a formarse, acceder a recursos estatales y a incentivar el asociacionismo y emprendimiento para empoderar a las comunidades de origen y construir alternativas reales a quienes creen que la única solución es huir hacia Europa. Allí, el cierre de las fronteras y la desaparición casi absoluta de cualquier opción regular para migrar, ha provocado la consolidación de mafias a lo largo de las rutas de migración y entraña multitud de peligros y dificultades para quienes finalmente consiguen llegar.

"A muchos compatriotas solo les llegan las fotos bonitas y las cosas buenas de Europa y existe la creencia de que aquí la vida es de color rosa. Pero ahora que estoy aquí soy consciente de la paradoja. Claro que hay cosas de color rosa, pero también hay situaciones precarias como en Senegal", explica Sébastien Correa. Él es maestro de educación primaria en la Escuela Pía de África del Oeste, en Thiaroye y junto a otros tres referentes comunitarios, se encuentra esta semana en Barcelona en el marco del proyecto ‘Origine’ para conocer de la mano de Open Arms la realidad europea tras la migración. Su papel, en Senegal, es el de ayudar a sensibilizar a su comunidad de los peligros que entraña la ruta migratoria irregular a través de la educación de los más pequeños. "Me dedico a explicarles a los niños lo peligroso que es emprender el camino del mar o del desierto, y ellos continúan mi labor en casa hablando con sus familias", asegura este maestro de 39 años. 

Como él, otros voluntarios se han ido formando e informando para poder ayudar a otros miembros de sus comunidades a conocer esta realidad. "Es importante que vean con sus propios ojos lo que les espera en Europa a quienes migran de forma irregular. Llegar no es la solución, aquí empieza otro drama, porque no es oro todo lo que reluce", zanja Torres. 

Los referentes comunitarios durante su visita al Open Arms Uno, en Barcelona, este miércoles.

Los referentes comunitarios durante su visita al Open Arms Uno, en Barcelona, este miércoles. / Georgina Ríos

Experiencias personales

Algunos, se unen al proyecto movidos por experiencias personales. "Conozco muchos casos de gente que ha perdido la vida por intentar conseguir llegar a Europa. Hijos de vecinos, amigos… Mi hermano mismo migró por mar y aunque llegó, gracias a Dios, sano y salvo a Europa, no quiero que nadie pase por lo mismo que él. Sé que no podré evitar que la gente siga emprendiendo el camino, pero intentaré poner todo lo que esté en mi mano para que cada vez sean menos", asegura Penda Mbaye. 

Esta joven de 33 años, asegura que la falta de perspectivas reales de empleo y el poco acceso a la formación empujan a muchos a tratar de conseguirlo fuera. “Yo quería formarme, pero no tenía los medios. El acceso a la formación en Senegal es muy limitado”, explica. Hoy, después de haber conseguido acceder a programas educativos facilitados por la oenegé en marketing y gestión, es emprendedora de venta en línea y espera poder extrapolar su caso de éxito a más personas de su comunidad.

La utopía europea

"Dar alternativas reales a la utopía europea es clave para evitar que las personas quieran asumir riesgos", asegura Souleymane Diallo. "Mi primo marchó a Europa para procurarse un futuro mejor, le encarcelaron en Libia y no supimos nada de él en más de un año. Creíamos que había muerto. Un día llamaron a mi tío pidiéndole dinero para liberarle. Cuando volvió a casa estaba pálido, delgado y enfermo. Falleció poco después", explica este joven de 30 años. "Mientras se siga creyendo que Europa es la solución, las personas seguirán creyendo que vale la pena asumir el riesgo", resume el técnico comercial que ahora dedica su tiempo a concienciar a sus conciudadanos. 

Los "referentes comunitarios" como los han apodado desde la oenegé, informan no solo a las personas que tienen la idea de migrar, sino a todos los ciudadanos. “Cuanta más gente conozca la realidad mejor, nunca sabes en qué momento alguien puede ayudar a disuadir a otra persona de emprender este viaje suicida”, asegura Ángeles Schjaer, coordinadora pedagógica de la oenegé. 

Junto con organizaciones locales trabajan para construir alternativas a la migración irregular a través de la información y la sensibilización comunitaria deconstruyendo el imaginario sobre la migración a Europa a través de la información y la reflexión comunitaria sobre sus alternativas, creando redes de colaboración y trabajo con el sector privado para promover la inserción laboral y empoderando a la comunidad y a sus jóvenes facilitando el acceso a herramientas pedagógicas digitales y a formación profesional. 

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