Guerra en Ucrania

Zelenski, tras reunirse con el Papa: "No necesitamos mediadores"

El Pontífice ciñe su papel en el conflicto a las gestiones humanitarias

El Papa recibe a Zelenski en el Vaticano

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Irene Savio

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Volodímir Zelenski ha efectuado este sábado una breve (pero cargada de encuentros) visita en la capital italiana cuyo culmen ha sido una reunión con el papa Francisco. La cita entre los dos, de 40 minutos de duración, se centró sobre “la situación humanitaria y política”, informó el Vaticano. “Le agradecí por su personal atención ante una tragedia (que afecta) a millones de ucranianos”, comentó el presidente ucraniano.

Concluyó así un esperado encuentro que se ha celebrado más de un año tras el inicio de la guerra en Ucrania. Pero que sobre todo llegó después de que Kiev y El Vaticano no estuvieran siempre del todo en la misma página para poner fin a la escalada bélica. Una distancia que, durante su reunión, los dos parecieron querer acortar centrándose en los aspectos en los que sí mantienen una visión común. Por ejemplo: la ayuda que Francisco, gracias a su diálogo con Moscú, puede dar para resolver cuestiones humanitarias.

“Ambos coincidieron en la necesidad de continuar con los esfuerzos para apoyar a la población”, informó la Santa Sede. El Papa también “subrayó en particular la urgente necesidad de gestos de humanidad hacia las personas más frágiles, víctimas inocentes del conflicto”, añadió El Vaticano en su comunicado oficial. Un texto que, por el contrario, no incluyó como algunos esperaban la reactivación del proceso de paz entre Rusia y Ucrania como uno de los argumentos tocados durante la conversación entre los dos.

Momento delicado

La explicación tal vez se halle en que el momento es particularmente delicado. Este próximo lunes está previsto que inicie la visita en Europa del enviado especial de China para el conflicto en Ucrania, Li Hui, cuyo propósito es buscar una solución a la guerra. Su primera etapa será precisamente Kiev, pero el camino parece muy cuesta arriba. "No necesitamos mediadores entre Ucrania y el agresor (Rusia)", dijo este sábado Zelenski. "No tiene que ver con el Vaticano, EEUU., América Latina, China y otros países en el mundo. (El presidente ruso, Vladímir) Putin mata a solas, no podemos mediar con él", añadió.

Aun así, el Papa hizo un gesto alusivo a las posibilidades de resolución pacífica durante el intercambio de los regalos con Zelenski. Francisco optó por ofrecerle al ucraniano una pequeña rama de olivo de bronce, símbolo de la paz, junto con el Mensaje por la Paz de este año, el Documento sobre la Fraternidad Humana, y el volumen “Una encíclica sobre la paz en Ucrania”. En cambio, el mandatario ucraniano eligió una virgen hecha con un chaleco antibalas, salpicada de rojo, y una pintura titulada 'Pérdida', sobre la muerte de niños durante el conflicto.

Por su parte, Zelenski cosechó durante su traslado romano otras victorias. En su primera reunión del día, por ejemplo, el presidente italiano Sergio Mattarella le reiteró que Ucrania tiene “el pleno apoyode Italia. “Estamos plenamente a su lado. Bienvenido, presidente”, le dijo el italiano al líder ucraniano, en el inicio de las conversaciones entre las dos delegaciones, la italiana y la ucraniana. “Debe haber una verdadera paz y no una rendición”, continuó el presidente transalpino.

Brutal e injusta

En el mismo tono, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, una convencida atlantista, definió como "brutal e injusta agresión" de Rusia. Y, a continuación, la mandataria prometió que Italia le seguirá suministrando armas a Ucrania durante todo el tiempo que sea necesario.

La noticia del día en la capital italiana también provocó escenas curiosas en toda la ciudad ante el enorme operativo de más de 1.000 agentes desplegados en la ciudad. Sobre las tres de la tarde, cuando de Zelenski aún no se veía ni la sombra en la plaza de San Pedro, la policía y los barrenderos empezaron allí a actuar casi al unísono. Unos vigilando, los otros limpiando. Todo ello hasta la llegada de la delegación ucraniana que, al llegar, se enfiló rápidamente en el Estado de la Ciudad del Vaticano. 

La plaza Pío XII fue entonces casi completamente abandonada por las decenas de turistas y curiosos que se encontraban allí, la mayoría de los cuales no sabían qué estaba ocurriendo. “¿Qué está pasando?”, preguntaban algunos. “Alguien está llegando. Pero ¿quién?”, decían otros . “¿Zelenski? Ohhh”, finalmente concluían muchos, quizá convencidos de estar ante una día que se recordará en las páginas de los libros del futuro.