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La estrella de las redes del momento Hashbulla Magomedov

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Marc Marginedas

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Aunque nació hace 19 años en Majachkalá, la capital de la república rusa de Daguestán, solo mide un metro de altura, pesa 16 kilos y su timbre de voz corresponde al de un niño de 5 años. En realidad, nació con acondroplasia, una enfermedad de origen genético responsable de la gran mayoría de formas de enanismo. Pero Hasbullá Magomedov ha querido hacer de la necesidad una virtud, convirtiéndose de la noche al día en una estrella de las redes sociales, tanto en Rusia como más allá de su país natal, acumulando centenares de miles de seguidores en su cuenta de Twitter y millones en la de Instagram y amasando importantes sumas en publicidad debido al desparpajo y al atrevimiento con que afronta su vida cotidiana.

En Rusia saltó a la fama gracias a una sola escena, difundida por Instagram, que de inmediato se transformó en viral. Mientras degustaba una fresa pronunció –con su característica voz chillona una lapidaria frase que pareció graciosísima a la concurrencia: «La fresa es una bomba, si soy sincero; es mi preferida». 

Rusia se rindió a sus gracias y el mundo se ha enganchado a sus combates de artes marciales 

Otro de sus momentos más celebrados fue la presentación, hace un mes, de un futuro combate de artes marciales libres, deporte al que es aficionado, con Abdu Rozik, un rapero originario de Tayikistán, aquejado a su vez de enanismo y también con centenares de miles de seguidores en sus cuentas de internet. Como si de Rocky Balboa y Apollo Creed a punto de enfrentarse en el combate del siglo se tratara, Magomedov y Rozik se provocaban, insultaban y amagaban con arrearse, a duras penas separados por el luchador checheno Asxab Tamaev, entre las melifluas y poco respetuosas risas de este último. En los vídeos y fotografías difundidos en sus cuentas, Hasbulá aparece fumando, montado en caros coches deportivos, levantando pesas o tomando una cerveza.

'Mini-khabib', como también se le conoce en Rusia, tiene centenares de miles de seguidores, pero también numerosos críticos. Muchas de sus entradas acumulan cantidad de comentarios negativos en los que se le acusa de hacer exhibicionismo de su enfermedad para obtener beneficios, cosa que parece traerle sin cuidado. No tiene intención de dedicarse toda la vida a ser un influencer. Quiere convertirse en un experto en Islam, algo que no deja de sorprender, si se tiene en cuenta su afición al tabaco y al alcohol.

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