Escalada de tensión

Atrincheramientos, atentados y bombardeos: la violencia se apodera de Oriente Próximo

El Teatro de la Libertad, escenario de resistencia a la ocupación israelí

Durante la noche, centenares de palestinos se han encerrado en la mezquita de Al Aqsa mientras Israel y Siria han intercambiado cohetes y misiles en su frontera compartida

Judíos junto a la mezquita Al Aqsa Jerusalen Isarel

Judíos junto a la mezquita Al Aqsa Jerusalen Isarel / Reuters / Ammar Awad

Andrea López-Tomàs

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Oriente Próximo bulle en plena semana sagrada. Ni judíos ni musulmanes han podido celebrar su Pascua ni su Ramadán en paz. En Tierra Santa, se concentra la violencia con dos atentados que han acabado con la vida de tres personas en Cisjordania y Tel Aviv. A su vez, la mezquita de Al Aqsa sigue siendo el epicentro de los conflictos, con cientos de palestinos atrincherados durante la noche después de que los soldados israelís atacaran a los fieles la semana pasada. La violencia se ha extendido a los cielos, con bombardeos sobre las fronteras norte y sur de Israel que llegan desde la Franja de Gaza y desde Siria y el Líbano. Por su parte, Israel ha respondido con mayor agresividad. Además, en Nablus, una milicia árabe ha asesinado a un palestino acusado de colaboracionismo con la inteligencia israelí, un tipo de incidentes que no se producía desde la Segunda Intifada, hace casi un cuarto de siglo.

En total, han sido seis los cohetes que Siria ha lanzado hacia Israel, los primeros desde el 2019. Solo tres de ellos han cruzado a territorio israelí, alcanzando los Altos del Golán sirios ocupados por el Estado hebreo durante 56 años. A modo de respuesta, el Ejército israelí ha atacado esta madrugada posiciones del sur de Siria con artillería y por aire. Los aviones de combate israelís también han alcanzado las inmediaciones de Damasco, ataques que Israel ha intensificado el último mes. El más reciente fue el martes en los suburbios de la capital y se cobró dos víctimas civiles. En esta ocasión, no ha habido bajas pero sí se ha dañado importante infraestructura militar, según el Ejército israelí.

Fuego cruzado

Los intercambios de fuego en los cielos llegan dos días después de ataques similares desde el sur del Líbano. Israel también respondió bombardeando con misiles "objetivos de Hamás", según fuentes israelís, en la mayor escalada en la frontera desde la guerra del 2006. Durante estos días, también ha habido fuego cruzado en el sur bordeando la Franja de Gaza. Estos enfrentamientos no han provocado víctimas mortales pero sí que han despertado los fantasmas del conflicto armado que siempre acechan a esta región. Mientras, la violencia ha seguido en aumento sobre el terreno. El viernes, dos colonas de nacionalidad británica fueron asesinadas en un tiroteo cerca de un asentamiento ilegal en la Cisjordania ocupada. 

Tan solo unas horas después, un automóvil embestía a una multitud en un popular parque junto al mar en Tel Aviv. Un turista italiano murió a causa del ataque y varias personas de nacionalidades británica e italiana resultaron heridas. El perpetrador del atentado fue “neutralizado”, de acuerdo a fuentes policiales. Toda esta tensión se ve agravada por los días sensibles en que tiene lugar. Este año, coinciden de nuevo el Pesaj, la Pascua judía, la Semana Santa cristiana y el Ramadán musulmán. Los principales lugares de culto en Jerusalén se han convertido en focos de enfrentamientos, impidiendo a los fieles disfrutar de sus jornadas más sagradas.

Encerrados en Al Aqsa

Durante la noche del sábado, cientos de palestinos han decidido pasar la noche atrincherados en la mezquita de Al Aqsa, en el recinto de la Explanada de las Mezquitas de la ciudad santa. La policía israelí no los ha desalojado por la fuerza esta vez, como sí ocurrió en dos ocasiones anteriores durante la semana avivando la llama de la tensión que ahora domina la región. Jordania, administradora del lugar, ha advertido de las “consecuencias catastróficas” de repetir la misma estrategia. “La violación de la santidad de la mezquita de Al Aqsa por las fuerzas policiales y atacar de nuevo a los fieles en un intento de vaciarla de fieles solo llevará la situación a más tensión y violencia por la que todo el mundo pagaría el precio”, ha afirmado la diplomacia jordana.

El intercambio de acusaciones ha ido en aumento a medida que avanzaba la noche. “Quienes profanan la santidad de la mezquita de Al Aqsa y se atrincheran en ella son una turba peligrosa, radicalizada e incitada por Hamás y otras organizaciones terroristas”, ha dicho el ministerio de Exteriores israelí. Por su parte, la milicia palestina ha respondido recordando al Ejecutivo israelí que “Al Aqsa es una línea roja y atacarla es accionar los detonadores”. “La resistencia está lista para responder a los crímenes de la ocupación con proporcionalidad al alcance del crimen”, ha añadido. Todas las miradas, pues, están puestas en esta pequeña mezquita mientras al otro lado del Muro de las Lamentaciones, se concentran miles de fieles judíos para celebrar el Pesaj.

Pese a las tensiones, han continuado las protestas en Israel. Apenas 24 horas después del atentado que acabó con la vida de un turista italiano, miles de ciudadanos se han reunido esta sábado en la manifestación semanal contra los polémicos planes de reforma judicial del Gobierno. Por decimocuarta semana consecutiva, gran parte de la sociedad israelí ha ignorado las preocupaciones de seguridad por el aumento de la violencia entre israelís y palestinos y han seguido ejerciendo su presión sobre el Ejecutivo de Binyamín Netanyahu. Este sábado, además, un joven palestino ha muerto por disparos del Ejército israelí en la Cisjordania ocupada, con más de 85 asesinados en lo que va de año. La tensión se palpa en las calles y en los cielos, donde el horizonte de un conflicto abierto parece más una realidad inmediata.

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