El retorno del líder ultraderechista

Bolsonaro regresa a Brasil y asegura que Lula estará "poco tiempo" en el poder

El exmandatario enfrenta varias causas judiciales, entre ellas la relacionada con el intento de golpe de Estado del pasado 8 de enero

Archivo - Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil

Archivo - Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil / WANG TIANCONG / XINHUA NEWS / CONTACTOPHOTO

Abel Gilbert

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El expresidente brasileño Jair Bolsonaro ha aterrizado este jueves en Brasilia con una advertencia: Luiz Inácio Lula da Silva estará "poco tiempo en el poder". El excapitán abandonó el país antes de concluir su mandato para no participar de la transición institucional y permaneció 89 días en Orlando, Estados Unidos. Aterrizó en el Distrito Federal con el propósito de reorganizar detrás suyo a la ultraderecha, con miras a las elecciones de 2026. El Congreso, donde ese espacio tiene una gran capacidad de presión, será la punta de lanza de un proceso de desgaste del Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT). La base parlamentaria del Partido Liberal (PL) y sus aliados impedirán que Lula haga "lo que quiera con el destino de la nación". Los diputados y senadores, añadió Bolsonaro durante su primer mitin en la sede del PL, "nos están haciendo sentir orgullosos por las medidas, por la forma de comportarse y hacer lo que hay que hacer".

En las horas previas a su aterrizaje, Bolsonaro había atiborrado su cuenta en Twitter con números relacionados con su gestión, de dudosa procedencia, y siempre ventajosos a los de Lula. "¡¡¡El (des)gobierno de Brasil es un chiste!!!", dijo, por su parte, su hijo, el senador Flavio Bolsonaro. Apenas aterrizó, su padre tuvo una reunión a puerta cerrada en la sede del PL con el líder de esa formación, Valdemar Costa Neto, su exministro de Defensa y compañero de la fórmula electoral derrotada en octubre pasado, el exgeneral Walter Braga Netto, y algunos de los legisladores más radicales como el pastor evangélico Magno Malta.

La sombra del intento de golpe

La vuelta de Bolsonaro ha obligado también a reforzar la seguridad del Palacio de Planalto, la sede de Gobierno, así como los edificios del Congreso y el Tribunal Supremo, los otros objetivos de la ultraderecha hace casi tres meses, cuando intentaron interrumpir el mandato de Lula.

El excapitán ha planeado con tiempo su regreso. Su mujer, la exprimera dama Michelle Bolsonaro, había llegado a Brasil con antelación para rearmar el mapa conservador en su nombre. "La cuestión central para él es análoga a la de su ídolo político y modelo a seguir, el también expresidente estadounidense Donald Trump. Tras ser derrotado en 2020, el republicano no reconoció la victoria de Joe Biden e instigó una revuelta popular que llevó la destrucción al Capitolio el 6 de enero de 2021. Ahora, Trump se prepara para intentar volver a la Casa Blanca el próximo año, pero la realidad política que le rodea es bastante adversa. Evidentemente tiene votos y se apoya en su peso mediático, pero se enfrenta a una renovada competencia en su partido y a una serie de graves pendencias judiciales", señaló Igor Gielow, columnista del diario Folha de San Pablo.

Según Adriana Fernandes, columnista de Estado, Bolsonaro puede hacer "mucho barullo" pero "deberá traer en su equipaje un sinfín de explicaciones para intentar librarse de las graves acusaciones en su contra".

Causas judiciales pendientes

Nada será sencillo para el excapitán del Ejército, quien enfrenta al menos cinco investigaciones en el Tribunal Supremo, susceptibles de penas de prisión o la prohibición de ejercer cargos electos. Cuatro de las causas habían sido durante su mandato. La última lo involucra como presunto instigador del asalto a la sede de los tres poderes, el 8E.

El ministro de Asuntos Institucionales de Brasil, Alexadre Padilha, señaló la víspera que Bolsonaro, a quien definió como "un presidente que huyó", tendrá que dar también "explicaciones" sobre las joyas y el resto de regalos que recibió de la monarquía de Arabia Saudí. "Varias cuestiones de su Gobierno que están siendo destapadas", señaló Padilha.

"Para alguien que siempre ha hecho profesión de fe religiosa y pobreza, Bolsonaro se ha mostrado extremadamente flexible. Aceptó dichos regalos de manos o a instancias de un dictador acusado, entre otras cosas, de ordenar en 2018 la muerte del periodista saudí Jamal Khashoggi, descuartizado vivo con una sierra quirúrgica en el consulado de Arabia Saudí en Estambul, Turquía, y luego disuelto en ácido en el jardín", añadió el opinador.

El exmandatario ya no tiene el blindaje frente a los tribunales. Durante su Gobierno, había sido acusado por su exministro de Justicia Sergio Moro de interferir en la policía para proteger a familiares sospechosos de corrupción. También se le investiga por difundir desinformación sobre el sistema electoral de urnas electrónicas, a las que atribuyó su derrota electoral frente a Lula. Las otras dos causas están vinculadas con la difusión de informaciones confidenciales de una investigación policial por un ataque cibernético al Tribunal Supremo Electoral, y por declaraciones sobre la pandemia de covid, cuando asoció la vacuna con un supuesto riesgo de contraer VIH.