Crisis en la isla caribeña

La sombra del abstencionismo amenaza las elecciones legislativas cubanas

El Gobierno llama a votar masivamente para darle a Estados Unidos una respuesta de unidad

El temor de que se repita la desafección de las municipales del año pasado está latente

Tráfico en Cuba.

Tráfico en Cuba. / Shutterstock

Abel Gilbert

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Los cubanos acudirán este domingo a las urnas para designar a los integrantes de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP). Las elecciones en la isla están marcadas por singularidades institucionales y políticas. Por un lado, no hay partidos opositores ni campaña electoral. Tampoco debates televisivos. La gran pregunta de los analistas tiene que ver con el posible nivel de abstención en un país que se ha venido caracterizando por la unanimidad casi absoluta y, desde el año pasado, comenzó a expresar su descontento a través de las urnas.

Las elecciones llevan a su vez la marca de la crisis y ponen en duda más que nunca las promesas estatales de los horizontes de redención social. Solo el año pasado abandonaron la isla 270.000 personas, el 2,4% de la población. La inflación, que en 2022 fue del 175%, los apagones y la escasez marcan el pulso de este llamamiento a designar a los 470 diputados de la legislatura.

Formalmente, los cubanos pueden votar por tantos candidatos como aparezcan en la papeleta. Los aspirantes han contado con la luz verde de la Comisión de Candidatura que agrupa a distintas organizaciones oficiales. No existen los aspirantes opositores. El Gobierno del presidente Miguel Díaz Canel ha hecho un llamamiento a marcar con la "x" a todos los aspirantes a un escaño. "El voto unido por todos nuestros candidatos a diputados es un acto de conciencia", argumenta el diario Granma, el órgano oficial del Partido Comunista (PCC). Las autoridades consideran que una alta adhesión a ese precepto sería una demostración de apoyo a un rumbo político y económico que la calle cada vez más pone en entredicho. El malestar suele expresarse en las redes sociales.

Nuevas disidencias

El teléfono móvil se ha convertido en una suerte de tribuna virtual donde circulan las exhortaciones a darle la espalda a las elecciones. La abstención ha sido baja en Cuba. Sin embargo, en las municipales de noviembre pasado, un 30% de las personas en condiciones de sufragar se quedó en sus casas. Nunca había sucedido algo así desde que, en los años 70, se institucionalizó la revolución castrista. El Consejo Nacional Electoral (CEN) que encabeza Alina Balseiro no ha respondido a las peticiones de observadores independientes de la jornada.

El Gobierno ha redoblado en las últimas horas la convocatoria a una sociedad ensimismada y con signos de agotamiento. Hasta los niños son convocados para custodiar las urnas en calidad de representantes de su organización, los Pioneros.

Panorama complejo

Cuba crecerá este año un 3%, según las estimaciones más benignas, pero sin poder resolver el problema inflacionario. Esa subida del PIB no alcanzaría para restañar las profundas heridas sociales de los últimos años. "El panorama presenta riesgos adversos, las proyecciones indican que la lentitud del crecimiento mundial podría afectar significativamente los precios de los productos básicos", reconoció el primer ministro, Manuel Marrero Cruz.

Las sanciones norteamericanas complican aún más el panorama. "Se encarecen los insumos que importamos, con una insuficiente recuperación de los ingresos en divisas", ha advertido el economista Pedro Monrea. El Gobierno ha apostado a todo o nada en el turismo. Sin embargo, la ocupación hotelera es muy baja en la isla, de 15,6% frente a un 52% en general de otras plazas en el Caribe.

La huella del 11-J

Otro factor invita a los conocedores a mirar con lupa estas elecciones a la ANNP: son precedidas por el estallido social del 11 de julio de 2021 y las protestas del verano de 2022, marcadas por los apagones. La primera tuvo un fuerte componente juvenil y popular. En pocas horas se sabrá si aquellos episodios inéditos en más de seis décadas dejarán su estela en las urnas. Otra de las novedades respecto a las experiencias precedentes tienen que ver con la aparición de paredes pintadas en La Habana con consignas contra el Gobierno. Han sido pocas, pero, dado el historial cubano, excepcionales.

Las condiciones que provocaron el 11-J no se han modificado sustancialmente. El estallido, dijo la ensayista Alina Bárbara López Hernández en el portal 'La Joven Cuba', "fue consecuencia de décadas de malas decisiones administrativas, erradas políticas públicas, recorte de gastos sociales, debilitamiento de la justicia social e incompetencia y arrogancia de una clase política caracterizada por su falta de conexión con la ciudadanía, tanto en su forma de vida privada como en su discurso y su proyección".

López Hernández no pasa por alto el peso de la hostilidad de Estados Unidos. Sin embargo, ella cree que "los factores reales de la crisis cubana están en el desgaste del modelo de socialismo burocrático debido a la misma contradicción irreconciliable que hizo fracasar a sus similares europeos. Y todavía el Partido único no ha hecho un análisis político público de la situación".

La manera de conducirse por parte del Gobierno desde que el malestar llegó a las calles -añade Hernández- "ha sido superficial, pues no se enfoca en atender las causas de la crisis general, sino en paliar ciertos efectos circunstanciales. Tampoco abrió canales de comunicación horizontales con una ciudadanía. Cada vez es más clara la oposición entre el discurso político, francamente demagógico, y la realidad cotidiana que vivimos". Las elecciones pondrán a prueba este diagnóstico.

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