Malestar social

Francia y Reino Unido posponen la visita del rey Carlos III a París por las protestas

El Elíseo anuncia la suspensión del viaje, que debía arrancar este domingo

Es la primera vez en que la visita de un monarca británico es anulada con tan poca antelación en Francia

El rey Carlos saluda a su llegada a un acto en Londres, este jueves.

El rey Carlos saluda a su llegada a un acto en Londres, este jueves. / KIRSTY WIGGLESWORTH / POOL / REUTERS

Enric Bonet

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Primeras repercusiones en política internacional del intenso pulso por la reforma de las pensiones en Francia. El Elíseo anunció este viernes la anulación de la visita a París del rey de Inglaterra, Carlos III, debido a las huelgas y protestas contra el impopular aumento de la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años (con 43 años cotizados para recibir una pensión completa). La aprobación de esa medida a través de un decretazo la semana pasada ha convertido el país vecino en una caldera social (con disturbios, protestas multitudinarias y huelgas ilimitadas en algunos sectores). La visita de Carlos III corría el riesgo de ser ajetreada. La presidencia francesa y la corona británica acordaron al final aplazarla.

Esta decisión ha sido "tomada por el Gobierno francés y el británico tras una conversación telefónica esta mañana", indicó el Elíseo en un comunicado. Según Downing Street, la cancelación se debió a una petición francesa. Es la primera vez en que la visita de un rey británico a Francia se anula con apenas 48 horas. Se trata, sin duda, de un duro golpe para el presidente francés, Emmanuel Macron. "El sentido común y la amistad nos llevan a aplazarla", ha declarado el dirigente centrista desde Bruselas, tras participar en el Consejo Europeo.

Carlos III tenía previsto aterrizar el domingo por la noche en Francia, en el que debía ser su primer viaje oficial al extranjero como monarca, desde que sucedió a la reina Isabel II, fallecida en septiembre. Uno de los objetivos del encuentro era visibilizar una mejora de las relaciones entre ambos países, tras las turbulencias post-Brexit. De hecho, Macron ya se reunió a principios de mes en París con el primer ministro británico, Rishi Sunak.

Alemania, primer viaje internacional del rey

Este desplazamiento, organizado desde hacía meses, ha quedado pospuesto para más adelante debido "a la nueva jornada de acción nacional contra la reforma de las pensiones", prevista para el martes. Después de la huelga general —la séptima en los dos últimos meses— con protestas multitudinarias y numerosos disturbios, los sindicatos anunciaron el jueves por la noche la convocatoria de otra jornada de este tipo para el 28 de marzo.

Aunque las direcciones sindicales se mostraban reticentes, algunos militantes ya habían expresado su voluntad de manifestarse delante del Palacio de Versalles, donde estaba prevista una cena el lunes entre Macron y Carlos III. El monarca tenía previsto ir el martes a Burdeos. Allí se produjo el jueves por la noche un incendio en la puerta del Ayuntamiento. El medio local Rue 89 Bordeaux apunta que este importante incidente podría haber sido provocado por un grupo de ultraderecha, ajeno a las protestas contra la reforma de las pensiones. Una información que no ha sido confirmada por las autoridades.

El Ministerio del Interior informó de 457 detenidos en toda Francia durante la tensa jornada de protestas del jueves. Buena parte de estas personas interpeladas, la mayoría de ellos jóvenes, suelen salir de comisaría sin cargos ni ningún tipo de sanción, lo que llevó a Amnistía Internacional a denunciar "detenciones arbitrarias". Incluso dos adolescentes austríacos, que estaban en la capital francesa en un intercambio escolar, fueron detenidos el 16 de marzo en la Plaza de la Concordia de manera injustificada. El Consejo de Europa expresó este viernes su "preocupación" por el "uso excesivo de la fuerza" por parte de la policía francesa contra manifestantes y periodistas.

Ante la ebullición social en el país vecino, la prensa británica se preguntaba desde hacía días sobre las condiciones en que se celebraría la visita de su jefe del Estado. En el Reino Unido dejó muy mal sabor de boca la caótica actuación de la policía francesa en la última final de la Liga de Campeones, entre el Real Madrid y el Liverpool.

Desde el Elíseo, han precisado que la visita del monarca británico a Francia se celebrará "en los mejores plazos" más adelante. Tendrá lugar "a principios del verano", ha dicho el mismo Macron unas horas después del anuncio de la anulación. El Palacio de Buckingham ha indicado que Carlos III y la reina Camila desean ir a Francia "cuando puedan encontrar una fecha". También ha precisado que mantienen el viaje de la semana que viene a Alemania, que será finalmente el primer destino internacional del rey.

El riesgo comunicativo del fasto de Versalles

La visita del monarca era objeto de debate desde hacía días en la opinión pública gala. "Debemos separar las diferentes cuestiones. (…) Necesitamos las relaciones diplomáticas y, en concreto, con el Reino Unido", aseguró este viernes Laurent Berger, secretario general de la CFDT, el sindicato (de orientación moderada) con un mayor número de afiliados en Francia y que lleva las riendas de las protestas junto con la CGT.

En cambio, el insumiso Jean-Luc Mélenchon, una de las principales figuras de la izquierda francesa, había defendido que "ahora no era el buen momento" para un encuentro de este tipo. "La reunión de reyes en Versalles ha quedado dispersada por la censura popular", se ha felicitado con ironía en Twitter el líder de la Francia Insumisa (afines a Podemos).

La anulación de la visita no solo se debe a motivos de orden público, sino también al riesgo comunicativo que suponía para Macron dedicarse a un encuentro fastuoso de este estilo en estos momentos, en que su popularidad ha caído a sus niveles más bajos desde la revuelta de los chalecos amarillos y una parte considerable de la ciudadanía lo acusa de "no escuchar al pueblo". Ante la crisis actual —una de las más delicadas de su presidencia—, quizás no era el mejor momento para cenar bajo el fasto de Versalles.