Guerra de Ucrania

Los pueblos fantasma de la Ucrania del este

MULTIMEDIA | Un año de la invasión rusa de Ucrania

El conflicto bélico está dejando decenas de pueblos arrasados, casi completamente deshabitados por la población civil

Tatiana Grushka camina por una desierta calle de su pueblo, Kamianka, en la región de Járkov.

Tatiana Grushka camina por una desierta calle de su pueblo, Kamianka, en la región de Járkov. / IRENE SAVIO

Irene Savio

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La anciana Tatiana Grushka no puede con la dichosa radio. Hoy no hay manera de que funcione y tampoco se ha subido a la colina. Quizá luego, cuando acabe de trabajar en casa, vaya a ver si ahí arriba hay cobertura. En su pueblo, Kamianka, la nieve se está derritiendo y el barro se pega en los zapatos. La humedad y el viento han empezado a mordisquear las casas de los que huyeron como oliéndose la destrucción y el abandono. Donde había 1.300 personas, ahora quedan unas 40, pues gran parte de los vecinos se fueron cuando empezaron los primeros ataques, hace un año ya. 

Pero Tatiana no quiere irse. Se escapó unas semanas cuando el pueblo fue ocupado por las fuerzas rusas y regresó el pasado mes de septiembre, después de que los ucranianos retomaran este pueblo en el sur de la región de Járkov. Tatiana resiste sin luz, gas ni agua corriente, matando las horas con un perro bajito y asustadizo que la sigue a todas partes y su hijo Nikolai, que aparenta dos décadas más que sus 42 años. Aunque lo que prefiere es hablar de su marido, que hace unas semanas pisó una mina y perdió un pie. Desde entonces, él también se ha ido y ya no están juntos. Peor aún es la memoria de Natasha, su amiga del pueblo. Natasha se escapó a España después de que un misil matara a su marido y Tatiana duda de si la volverá a ver. 

"Lo que más quisiera es verla una vez más. Por favor, dígale eso a Natasha", afirma la mujer, sollozando. "Nosotros no nos fuimos. ¿Adónde podríamos ir? Tenemos aquí a nuestra tierra, nuestros tractores. También tenemos a tres vacas, que son como parte de la familia. ¿Cómo podríamos abandonarla", añade, mientras desde lejos se oyen los estruendos de las minas que explotan los agentes antiexplosivos. "Es terrible la desolación de algunos de estos lugares. Los hay en los que los habitantes que no saben si están en manos de los rusos o de los ucranianos, porque están incomunicados", explica Tatiana Zolotopup, una voluntaria de Lusk.

El rastro de la guerra en las calles de Kamianka.

El rastro de la guerra en las calles de Kamianka. / IRENE SAVIO

Calles llenas de escombros

Pintadas de la letra Z del Ejército ruso. Las calles llenas de escombros. Los edificios destrozados, con los cables eléctricos colgando. Restos de carros de combate y una naturaleza agónica. La guerra en Ucrania está dejando decenas de pueblos arrasados, casi completamente deshabitados por la población civil. Son pueblos fantasma que fueron retomados por Ucrania después de meses de ocupación rusa o están cerca del frente. Allí donde el silencio solo es interrumpido por algún inquietante estruendo. Los pocos vecinos que quedan viven en condiciones imposibles.

El soldado Anton es originario de Horlivka pero trabajaba como guardia de seguridad en un complejo turístico en Yatskivka, pueblo en la región de Donetsk donde también la población civil ya no se ve. Casi solo circulan vehículos militares, la mayoría en dirección de los principales frentes de batalla, a pocos kilómetros de distancia. También Anton está sirviendo en Limán, en el Donbás, pero regresa aquí para ver lo que queda en pie y dar comida a algunos ancianos que no quieren irse.

Un vehículo militar circula por las calles de Yatskivka, ya sin rastro de civiles.

Un vehículo militar circula por las calles de Yatskivka, sin rastro de civiles. / IRENE SAVIO

"Hemos evacuado a casi todas las personas que conozco. Creo que solo quedan 20 personas en todo el pueblo. Y ahora esto se ha dejado así", cuenta. "No veo razones para que algo se reconstruya aquí, no hay nada que reconstruir", razona. "Hoy he venido también a ver la casa de un amigo que tengo. Se incendió completamente y está destruida porque el ejército ucraniano atacó ahí cerca una unidad de artillería autopropulsada de las tropas rusas. Se quemó todo", explica, en una rápida entrevista antes de subirse al coche y desaparecer por una carretera de baches y barro

Así se ven también la aldea cosaca de Oskil, los suburbios de Izium, la martirizada ciudad de Kupiansk -que sigue bajo bombardeos constantes-, y también muchas localidades del Donbás. Son pueblos y ciudades devastadas en las que los pocos habitantes que no escaparon sobreviven en casas derruidas o húmedos sótanos. En las calles, apenas pasea gente y los coches se desplazan lo más rápido viable para cubrir los trayectos en el menor tiempo posible. No siempre es fácil. El paso de los tanques y los múltiples bombardeos han dejado muchas carreteras tan maltrechas como los ánimos de los vecinos.

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