Entrevista

Kristin Kobes du Mez: "Los evangélicos están propagando el populismo más reaccionario por todo el mundo"

La autora de 'Jesús y John Wayne' explica cómo la masculinidad tóxica y la paranoia que abandera la derecha cristiana hizo de Trump su candidato ideal

Kristin Kobes du Mez, autora de ‘Jesús y John Wayne: cómo los evangélicos corrompieron una fe y fracturaron una nación’. FOTO:  Capitán Swing

Kristin Kobes du Mez, autora de ‘Jesús y John Wayne: cómo los evangélicos corrompieron una fe y fracturaron una nación’. FOTO: Capitán Swing / Capitán Swing

Ricardo Mir de Francia

Ricardo Mir de Francia

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La historia de Estados Unidos se escribe cada día en los pasillos de Washington, pero también entre el alborozo extático de la megaiglesias evangélicas y el universo mediático que propaga la palabra de sus telepredicadores. Ninguna otra comunidad religiosa ha sido tan determinante a la hora de espolear el trumpismo ni tiene tanta influencia sobre las políticas del Partido Republicano, de ahí la importancia de 'Jesús y John Wayne: cómo los evangélicos corrompieron una fe y fracturaron una nación' (Capitán Swing), el aclamado libro de la académica de la universidad de Calvin (Michigan) Kristin Kobes du Mez. Un ensayo que desgrana cómo el evangelismo blanco ha corrompido la teología cristiana para reemplazarla por una masculinidad tóxica y militarista que está a su vez propulsando el populismo más reaccionario.

¿De quién hablamos cuando hablamos de los evangélicos?

Los evangélicos son el grupo religioso más numeroso de Estados Unidos, cerca de una cuarta parte de la población y más del 40% de los votantes del Partido Republicano. Son protestantes, pero es difícil categorizarlos porque muchos pertenecen a iglesias sin una denominación específica. Por lo general sitúan la Biblia en el centro de sus creencias y dan mucha importancia a su conversión porque son cristianos renacidos. Varios estudios señalan, en cualquier caso, que muchos son teológicamente analfabetos y lo que acaba definiendo su pertenencia son más sus posiciones políticas y sociales que las cuestiones teológicas.

Usted creció en un pequeño pueblo cristiano de Iowa, ¿qué pasó para que empezara a desconfiar de ese mundo?

A principios de los 2000 enseñaba en una universidad cristiana de Michigan y mis estudiantes me hablaron de un libro increíblemente popular por entonces de John Eldredge, 'Salvaje de corazón', que presentaba una concepción realmente militarista de Dios y de la masculinidad cristiana. Eran los primeros años de la guerra de Irak. Los sondeos indicaban que los evangélicos blancos, más que ningún otro grupo, apoyaban la guerra preventiva y condonaban el uso de la tortura. Y al mismo tiempo había una gran cantidad de literatura celebrando la masculinidad guerrera. Dios como una deidad guerrera y los hombres hechos a su imagen y semejanza. De modo que empecé a preguntarme si una cosa tenía algo que ver con la otra.

¿No debería ser el cristianismo sinónimo de compasión y amor al prójimo?

Exacto. Todos estos libros sobre la masculinidad evangélica vendían millones de copias y estaban en todos lados. Me di cuenta de que en ellos no había casi nada de la Biblia. El modelo de masculinidad que presentaban estaba inspirado en héroes de Hollywood, guerreros míticos, vaqueros y soldados como George Patton, Teddy Roosevelt, el William Wallace de Mel Gibson o John Wayne. Nada de poner la otra mejilla o amar a tus vecinos. Y esa masculinidad guerrera iba de la mano del nacionalismo cristiano, un impulso para defender la América cristiana dentro y fuera de sus fronteras. Lo cual encajaba perfectamente con la agenda política del momento. Y era mucho más efectivo a la hora de movilizar votos y recaudar fondos.

¿Hasta qué punto los evangélicos están moldeando la agenda republicana?

Recuerde que más del 40% de sus votantes son evangélicos, lo que significa que es prácticamente imposible para un candidato obtener la nominación sin un fuerte respaldo entre ellos. Desde el auge de la derecha cristiana y la mayoría moral en los años 70, los evangélicos han estado muy bien organizados. Los sermones de sus pastores se pliegan a la agenda republicana y sus políticos participan en sus foros. Es una carretera de doble sentido. Los medios y radios cristianas son increíblemente populares y eso se traduce en un enorme poder de movilización de votantes.

Pero eso también significa que muchos viven en una burbuja. ¿Qué consecuencias tiene?

Hoy se habla mucho de 'fake news', pero no tienen nada de nuevo. En los movimientos anticiencia, antivacunas, anticovid los evangélicos han estado siempre al frente. Y sus líderes llevan décadas diciéndoles a los feligreses que no se fíen de los medios generalistas porque no siguen la palabra de Dios. Eso les ha servido para levantar su universo mediático paralelo y gigantesco, que es extremadamente lucrativo, toda una subcultura dentro de la sociedad, financiada por millones de evangélicos.

¿Adoctrinamiento desde la cuna a la tumba?

Desde que nacen se les enseña a desconfiar de lo que hay fuera de ese mundo. Solo ven las televisiones evangélicas, solo escuchan sus emisoras y solo leen sus libros. Eso crea una cámara de eco poderosísima. Y el mensaje es 'no confíes en los medios, ni en la ciencia, ni en las élites'. Hoy estamos viendo las consecuencias en la política de EEUU y de un Partido Republicano que ha abrazado toda clase de teorías conspiratorias. Todas estas paranoias se han vuelto parte del 'mainstream' y han sido abrazadas básicamente por la mitad del país.

El 81% de evangélicos votó por Trump en 2016. ¿Cómo se explica si sus valores encajan en lo que parte de ese mundo describiría como el Anticristo?

Los primeros en respaldar a Trump en 2015 no fueron los líderes del movimiento, sino las bases. Y empezó a reflejarse en las encuestas poco después de que saliera el vídeo de Access Hollywood en octubre [Trump presumía de 'agarrar por el coño' a algunas mujeres]. Cuando empecé a investigar este movimiento me di cuenta de que todos los pastores que habían predicado esta masculinidad agresiva acabaron envueltos en escándalos por abusos sexuales o abuso de poder. ¿Y la gente empezó a preguntarse por qué subía el apoyo a Trump? Ese patrón ya lo habíamos visto en las iglesias evangélicas. Una y otra vez se culpaba a las víctimas de haber seducido al agresor y eran ellas las expulsadas de la iglesia. Sucedió incluso con varias niñas. Es muy ilustrativo de cómo el movimiento entiende el género: Dios dio a los hombres la testosterona para hacerles agresivos. Y, por tanto, tienen que satisfacer ese apetito sexual. Son las mujeres las encargadas de proteger la pureza y la modestia.

Algunos pastores evangélicos han empezado a distanciarse de Trump.  ¿Son casos aislados o el principio de una tendencia?

Está por ver. Lo interesante es que no se han distanciado de su ideología, simplemente creen que Ron DeSantis [gobernador de Florida] podría tener más opciones de ganar.

Piensan que podría ser mejor candidato.

Eso es. No se arrepienten de lo que han hecho o han conseguido, pero se dan cuenta que Trump es viejo y difícil de controlar. Algunos creen que sus formas son una distracción, a pesar de que les encantan, porque castiga a los liberales. Lo que está pasando es que algunos líderes evangélicos están señalando con mucha discreción que podrían apoyar a DeSantis, quien por otro lado ha seguido el estilo de Trump para moldear su personalidad política, de modo que no hablamos de un verdadero cambio. Creo que la mayoría de evangélicos acabarán apoyando al candidato que más fuerte sea. Y punto.

Está básicamente describiendo es un movimiento de millones de personas moralmente corrupto y peligroso.

Están convencidos que representan la verdad de Dios, y de ahí esa falta de escrúpulos. Los fines siempre justifican los medios. Nosotros somos el pueblo de Dios acechado por los comunistas, liberales, feministas, islamistas radicales... El bien contra el mal. Y también eso explica por qué Trump fue el candidato ideal de muchos evangélicos, precisamente porque no encarna los valores tradicionales cristianos de amor, bondad y autocontrol. No es eso lo que necesitamos ahora, pensaron. Es su campeón y su guerrero, el elegido de Dios porque será despiadado a la hora de defender sus intereses.

Como Trump, los seguidores de Bolsonaro, que tiene un fuerte apoyo evangélico, trataron de dar un golpe de Estado en Brasil. ¿Están exportando los evangélicos su ideología por el mundo?

Son muy activos desde hace décadas. Sus editoriales, radios y televisiones se han hecho globales, a lo que suman profusas redes de misioneros. Han inundado con sus productos los mercados cristianos de todo el mundo. Desde China a Brasil pasando por Reino Unido, Canadá o Países Bajos. Es un fenómeno global y está haciendo lo mismo políticamente: alimentar el populismo más reaccionario en todo el mundo.

El movimiento ha apoyado hasta ahora la violencia a través de terceros, ¿podrían tomar ellos mismos las armas?

Hubo algo de eso en el asalto al Capitolio, pero eran pocos y mi interés se centró en escuchar la reacción de los sectores moderados. Primero hubo mucha negación y luego mucho silencio. Ni se condenó ni se defendió abiertamente el asalto. De una encuesta reciente se desprendía que el 26% de evangélicos blancos cree que podría ser necesario recurrir a la violencia para salvar el país. ¿Cuánta gente está dispuesta a tomar las armas? Yo diría que son una minoría, la cuestión es cuántos se opondrían a algo así y ahí tengo muchas más dudas. 

Suscríbete para seguir leyendo